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JOSÉ ANTONIO GARCÍA

José Antonio y Julia versus JAG

José Antonio García y Julia Peña, un sólido tándem berciano a la puerta de su bodega en Valtuille de Abajo.LP

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José Antonio es nieto de Santos García y, por lo tanto, tiene raíces claras en Valtuille de Abajo. Julia es de Ponferrada de toda la vida y recuerda las viñas de sus abuelos en Campo. Cocinero y licenciada en Derecho. Juntos, con sus dos chiquitos Mencía y José, sientan ‘jurisprudencia’ y elaboran los dos un exitoso menú enológico berciano. Ambos son JAG. El destino les unió y hoy son referencia en el mapa regional y un apunte obligado en la DO Bierzo.

Sus vinos JAG se abren camino con éxito entre los prescriptores del momento y disfrutan de uno de sus mejores tiempos tras una década larga de singladura. Sin duda, el ‘fenómeno Valtuille’, la inercia y el ejemplo a seguir de un incuestionable enólogo, paisano y vecino como Raúl Pérez, es el motor y el paraguas. Pero hay más. Mucho esfuerzo, trabajo y valentía al apostar por esta aventura vitivinícola.

José Antonio García supo acertar cuando dejó la cocina en Barcelona para regresar a cuidar la viña y elaborar vino a la casa berciana de los suyos. La explicación está en el suelo, el terruño, en la entraña berciana. Y en las viejas cepas que heredó, con ese bendito rosario ampelográfico de mencías, doña blanca, palomino, godello, garnacha tintorera, merenzao, malvasía o alicante bouchet entre otras. Teniendo en cuenta que JAG trabaja casi 20 hectáreas de viejos vasos (salvo nuevas plantaciones de la emergente godello) repartidos por pagos de Valtuille de Abajo y un menor cantidad en Corullón, es lógico que al lagar y a la prensa lleguen uvas de las de antes reclamando su sitio en la añada, además de las reglamentarias y de las emergentes minoritarias. Todo es raíz y además suma matices.

José Antonio asegura que son viñas de más de sesenta años y, una parte, centenarias. Y aquí, en el esfuerzo meticuloso de cultivar estas parcelas tan dispersas en distintos pagos y en respetar cada terruño, es lo que permite que cada vino se exprese según su suelo, la altura de la viña y la orientación del terreno. José Antonio García y Julia Peña han logrado que su amplia gama de vinos entre los de parcela y los de Villa, todos con Denominación de Origen Bierzo, hayan encontrado su nicho entre los vinos de calidad y lleguen al mercado en franjas de precio que justifican el esfuerzo vitícola, la corta y selectiva producción y el origen situándose en la franja de los 35 euros. En esto momentos están en el mercado sus etiquetas UnCulín mencía; Fontauliña; Valtuille de Abajo; Corullón, Doña Blanca y Godello, y Julia todos etiquetados bajo las siglas de JAG.

La bodega, con el lagar y las barricas de distintos tamaños, donde nacen todos los diseños de estos vinos, está situada en el corazón del caserío de Valtuille de Abajo, también los JAG reciben la inercia mágica del castro astur que corona las viñas y tierras de esta parte de El Bierzo. Su parque de barricas tiene fudres, bordelesas y de 500 litros de roble francés. El milagro, sin duda, está en conseguir afinar los vinos saltándose ciertas prácticas habituales en la enología, pero hasta la fecha, le ha dado un buen resultado dentro de su forma singular de entender y ‘escuchar’ la vid durante todo el ciclo vegetativo en el terruño. También de fermentar a ‘corazón abierto’ y pisar en ocasiones sus propias uvas.

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José Antonio lo denomina viticultura orgánica de calidad y explica que realiza trabajos de poda en verde, respeta la cobertura de los suelos entre las cepas y desbroza con moderación además de insistir en que aplica tratamientos de azufre en polvo y cobre. Pero tienen muy claro que el sello de ecológico del Consejo Regulador estará pronto en sus etiquetas. Bien por esta joven bodega que produce alrededor de 70.000 botellas y exporta el 75% a países de Asia, América y Europa. Bien por el nieto de Santos.