Parada obligada en la Vía de la Plata

Cuatro Calzadas es el restaurante referente de la carretera que va de Salamanca a Cáceres y pasa por Guijuelo y Béjar. Su cocina forma parte del argumentario sentimental de la hostelería salmantina. A principios de los 70 Isidro García Blanco y Ramona Gómez Carabias abrieron un establecimiento para prestar un servicio de comidas a viajeros, camioneros y conductores que cruzaban por Martinamor, que está en el punto medio de la Ruta de la Plata que viene de Sevilla a Gijón. Pero lo más importante es que este asador restaurante con un complejo hotelero moderno ha cumplido 52 años. 

Ahora María Jesús y Marcial, sus hijos, son los que mantienen la esencia de la cocina y del jamón ibérico en el célebre y obligado alto en el camino de la Vía de la Plata. Y es que el Cuatro Calzadas ha aportado a la comanda salmantina sus langostinos con la receta de Ramona, su merluza rellena, los postres de toda la vida y, lo mejor de todo, es que siempre está abierta la cocina para el viajero. 

No faltan las carnes rojas, el chuletón y los asados de lechazo y tostón y tampoco los obligados ibéricos Izquierdo en chacinas curadas, jamón y carnes rojas. Marcial en la cocina y María Jesús en la sala han logrado que todos nos sintamos como en casa desde los tiempos de la caldereta y el rabo de cordera y los guisos de alubias y aquellos bocadillos de jamón ibérico por la mañana. 

Es de agradecer que se mantenga el menú diario en torno a 15 euros y los festivos a 25 euros. Se puede comer a la carta en torno a los 35-40 euros y es una suerte contar con rabo de toro, churrasco de ternera y un casi extinto chicharro encebollado, entre otros platos de corte más actual. 

A pesar del desvío obligado en la autovía, a 17 kilómetros de Salamanca, el Cuatro Calzadas es una cita obligada para los que llevamos años parando y para los que cada día descubren un buen restaurante de carretera y sin complejos. 

De aquellos pollos de corral y del cocido de los sábados hemos pasado a berenjenas rellenas de marisco y a las milhojas de solomillos con foie y esto es una prueba de la evolución de la cocina de Marcial.