Hijos de Lisardo García
Cuando la godello era rara en El Bierzo
La bodega de Parandones afronta hoy, probablemente, las claves del futuro inmediato de los vinos bercianos. Fernando y Roberto, en dedicación exclusiva, defienden un viñedo propio disperso de cerca de 40 hectáreas y alrededor de 65 parcelas (pequeños majuelos) en distintos términos municipales. Algo que coloca a la bodega Hijos de Lisardo García en el camino más actual, con posibilidad de amparar muchas partidas de vinos de calidad como paraje o villa. A esto unimos que cuentan con una gran cantidad de viña en vaso con medias de 35 y 50 años en mencía y una parte de godello, de apenas un cinco por ciento. Estamos en el momento y lugar adecuados. En materia de diseño enológico la bodega, en estos momentos apuesta por elaborar vinos jóvenes garantizando el potencial primario de sus blancos y tintos. Frenando por el momento las líneas de crianza y contacto con el roble, pero sin cerrar la puerta en el futuro.
Recuerdo que una de las primeras etiquetas de un vino blanco con Denominación de Origen Bierzo que salió al mercado asegurando que era solo uva godello fue la de Viña Miranda. El vino lo elaboraba una bodega familiar en la localidad de Parandones y apenas tenía entonces una hectárea de uva blanca godello entre todas sus viñas diseminadas por la zona. Posiblemente fuese el primer lagar familiar que vinificara esta variedad de la que en aquellos años apenas había unas pocas cepas de esta uva que, por otro lado, era muy abundante y conocida en la vecina comarca gallega de vinos de Valdeorras. En los 90 sonaba, aunque poco, ahora lo raro es que una bodega no comercialice un blanco de godello.
En los noventa la cara blanca la ponían en el vino berciano las castas malvasías, doña blanca-valenciana y Jerez-palomino. Con respecto a las tintas, hay que dejar claro que antes y ahora quien domina en carácter, expresión de terruño y casta, imagen y producción es la variedad mencía.
Tras estos apuntes necesarios vuelvo a la bodega Hijos de Lisardo García. Han pasado muchos años pero el diseño de Viña Miranda sigue igual en la botella, aunque con apuntes importantes. El más triste, sin duda, es que Lisardo, el motor de la bodega familiar y con tres generaciones atrás con el mismo nombre, ya no está. Nos abandonó recientemente. Pero su obra sigue en pie de la mano de Mari Luz Miranda. Aprovecho para recordar que Mari Luz fue una de las primeras mujeres del vino en El Bierzo desde los albores de la Denominación de Origen. Y ahí sigue en la empresa familiar, algo más relajada por el tiempo, pero defendiendo lo que junto a Lisardo, su marido, construyó en el pasado. De ahí que sigan al frente sus hijos Fernando García, que es el enólogo de la familia (de la cantera de Requena), y su hermano Roberto, al frente de la viticultura y la comercialización.
La garantía de continuidad ya entrando en la quinta generación es la incorporación del joven enólogo Diego García. Nieto de Mari Luz. Y estos son los mimbres de esta bodega familiar que hunde sus raíces en la tradición viticultora y vinatera berciana desde hace más de un siglo y que forma parte del consejo regulador desde 1991. Un cuarto de siglo que sitúa a Hijos de Lisardo García como una de las bodegas pioneras en la comarca. La bodega comercializa apenas 50.000 botellas con DO, aunque produce 400.000 kilos de uva. Vende vino a bodegas y a consumidores en otros soportes. En todos los casos se trata de vinos elaborados con la materia prima de sus viñedos de Toral de los Vados, Villafranca del Bierzo, Parandones, Valtuille y algo en Villadecanes. Comercializa vinos jóvenes de godello con la marca Viña Miranda en tinto y blanco y tintos de mencía con Señorío de Parandones.