SORIA
Una cápsula para andar el siglo XVIII
Toda la localidad de La Cuenca está declarada BIC como conjunto etnográfico gracias a la preservación de la arquitectura popular castellana
Castilla y León es una tierra riquísima en rincones para viajar en el tiempo. Hay tantos que algunos incluso son joyas por descubrir. Es el caso de La Cuenca, una pequeña localidad soriana a apenas 25 kilómetros de la capital y muy cerca del trazado de la A-11, lo que facilita llegar desde la Ribera del Duero. Salvando las distancias y los siglos hay quien ve algo de la esencia de Calatañazor en un enclave que en cada rincón tiene una foto de postal.
Habitantes quedan pocos. Historia, mucha. Todo el pueblo en sí es Bien de Interés Cultural (BIC) como conjunto etnológico desde hace 18 años gracias a la perfecta conservación de su arquitectura tradicional. Sus callejuelas y sus casas mantienen intacto el sabor de un caserío del siglo XVIII en el que la madera y la mampostería, el cañizo y la piedra ejemplifican la arquitectura popular castellana como en pocos lugares. La belleza de la sencillez y la funcionalidad.
Entre el encanto medieval de Berlanga de Duero o el románico de la capital, el barroco potente de El Burgo de Osma y la sobriedad serrana de Pinares, La Cuenca se mantiene inalterada ofreciendo algo distinto. Primero, por cronología, muestra un recorrido por un siglo menos glosado por las guías turísticas que otros. A ello suma la 'humildad' de su estampa. No hay catedrales ni está coronada por un gran castillo. Tampoco es un compendio de palacios blasonados o ricos jardines renacentistas. Es el paseo por el conjunto lo que encandila y así lo reconocen por ejemplo las opiniones de Google, escasas al ser un rincón poco conocido para el turismo pero con una media de cinco estrellas sobre cinco.
Parte de su encanto está en la mezcla. Hay tintes de arquitectura ribereña y de la Meseta mientras que otros evocan a las sierras que van flanqueando el norte de Castilla y León. El secreto estaba en aprovechar lo que había para crear casitas y casonas intemporales. En esta zona de transición se dan unos árboles básicos para el entramado, las sabinas. Soria presume de algunos de los mejores masas de esta especie en toda Europa. En La Cuenca fueron además pragmáticos. Conservan los bosques, pero han sabido aprovechar su madera prácticamente imputrescible para dar forma a sus viviendas y rincones. En los aleros, en las vigas o en las columnas se ve cómo un material tan antiguo ha sido capaz de sostener el paso de los siglos.
El origen del pueblo es anterior a la 'foto fija' que muestra hoy en día como se puede ver en su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Románica aunque con elementos 'modernizados', aún conserva unos cuantos detalles originales en los que recrearse, desde un San Miguel dándole lo suyo al maligno hasta el curioso pórtico de entrada, sostenido sobre columnas... de sabina, claro está. También muestra una cúpula mudéjar en uno de los escasos ejemplos de este estilo en la zona.
Es un ejemplo más de que si mirar a ras de suelo merece la pena, también tiene su encanto levantar la vista a los tejados. La propia página web de Turismo Castilla y León habla de «una chimenea cónica pinariega, similar a las que encontramos en los cuentos». No es difícil imaginar a algún ser de la mitología popular dejando el bosque y revoloteando por las noches entre las coronaciones.
El pasado echa humo
Y es que estos elementos dan al pueblo un aspecto único. Así era el eje del hogar hace tres siglos y en el pueblo han sabido mantenerlo. Hay ejemplos de hasta tres metros de diámetro y otros tantos de altura, mucho mayores que las actuales chimeneas de un bloque de viviendas aunque sólo atendiesen a una familia. No es complicado localizarlos y sorprenderse con una forma de vida mucho más común que la palaciega en la Castilla y León del hace tres siglos.
También el entorno invita a dejarse caer por este pequeño pueblo, hoy dependiente del Ayuntamiento de Golmayo. Las dehesas salpicadas de sabinas evocan a las de otras zonas de la Comunidad aunque cambiando de especie destacada.
Mención especial merece la cercanía de la Sierra de Cabrejas, a la que es relativamente fácil subir por esta vertiente en rutas de senderismo. Allí habitan la mayoría de los animales destacados de la fauna ibérica, desde los buitres leonados a los zorros. Entre piedra caliza y árboles dispersos aparecen algunas de las primeras vistas de la llanura que poco a poco se convertirá en la Ribera del Duero.
También cerca pero mirando precisamente hacia la Meseta aparecen las ruinas de la ermita de San Miguel de Parapescuez. Hoy queda poco de artístico en el lugar, pero sus restos permiten comprender un capítulo poco luminoso de la historia. El templo cayó en desuso y se convirtió en taína a principios del siglo XX, antes de ser vendida y de que sus elementos de mayor valor abandonasen su ubicación.
Un fragmento del pasado que por suerte La Cuenca ha sabido mantener inalterado. Reconocida de forma ‘oficial’ por su belleza sigue siendo un rincón donde el visitante no es turista, es viajero en el tiempo mientras recorre sus rincones.
Dónde comer
Muriel de la Fuente. El Cobijo de Muriel, Calle Real, número 6. Teléfono: 975 186 079
Rioseco de Soria. Quintanares, Calle las Eras, 11. Teléfono 975 365 936.
Dónde dormir
Abejar. Casa Rural El Cedro, Calle Somera, 18. Teléfono: 666 055 987.