ZAMORA
Creador de vinos auténticos
Este zamorano nacido en la añada del 79 se ha convertido en uno de los 100 mejores enólogos del mundo según la prestigiosa revista The Drink Business
José Manuel Rodríguez Aguado sabe bien de lo que se trata cuando oye hablar de la España Vaciada, el mundo rural; en definitiva, la vida de pueblo. Nació en Fuentespeadras , una pequeña localidad de la comarca Tierra del Vino. Hijo de agricultor y ganadero, ha crecido «rodeado de campo y por consiguiente de cereal y viñedos», según dice él mismo. Con estas señas es fácil que se contagiara de la pasión por el cultivo de la vid, con sus ciclos vegetativos, de la identidad de cada suelo y de todo lo que rodea la viticultura. Estos días su nombre ha salido a escena porque la la prestigiosa publicación británica ‘The Drink Business’ le ha colocado entre los 100 mejores enólogos del mundo en este 2024 , un reconocimiento que ha tenido lugar durante la ceremonia ‘The Master Winemaker 100 Awards Ceremony’, celebrada en París, en el contexto de la feria ‘Wine París – Vinexpo’, cita que congrega a lo más selecto del sector. «Estoy en un momento de madurez profesional muy interesante», afirma.
A sus 44 años lleva 19 vendimias trabajando. «Estoy muy satisfecho», sostiene el enólogo. Estudió Ingeniería Agrícola con especialización en Enología en Zamora. «En las asignaturas relacionadas con el vino obtenía sobresalientes sin demasiado esfuerzo… Ahí me di cuenta de que quizá el vino era mi vocación», comenta. Completó sus estudios que completó después con un postgrado. «Cuando me lo pude permitir, hice un Máster de Enología y Viticultura en la Universidad Politécnica de Madrid», relata.
Su primer contacto profesional con el mundo del vino tuvo lugar en la Denominación de Origen Toro cuando entró a trabajar en Bodegas Numanthia . Corría el año 2009. «Cuando solté la frase mágica de no quiero cobrar, quiero aprender, Manuel Louzada (Director en ese momento) rápidamente dijo: apuntad los datos de ese chico y que empiece cuando quiera», rememora con gracia. Desde entonces hasta 2015 –año en el que se incorpora a Bodegas Arínzano ubicada en Navarra– se ha forjado como uno de los 100 mejores enólogos del mundo según la famosa revista.
Mejor vino orgánico
La inclusión en este listado de élite no es menor, pues reconoce a aquellos enólogos que, a lo largo del año, han demostrado no solo resultados consistentes sino también un compromiso firme con la excelencia, la calidad y la innovación en cada uno de sus vinos. La evaluación para este reconocimiento se basa en las puntuaciones obtenidas por los vinos en el concurso Global Wine Master, un criterio que asegura una selección basada en la calidad y la excelencia. Su Arínzano Merlot Agricultura Biológica 2018 se alzó con la Master Medal en The Global Organic & Vegan Wine Masters , convirtiéndose en el mejor vino orgánico del mundo. Por su parte, Arínzano Pureza 2021 ganó Master Medal en The Global Chardonnay Masters 2023.
El jurado encargado de valorar a ciegas los vinos está compuesto por una amplia representación de profesionales del sector con una dilatada trayectoria y amplia experiencia, entre los que se encuentran Masters of Wine, Maestros Sumilleres de la Court of Master Sommeliers y compradores senior, quienes deben llegar a un acuerdo sobre la calidad excepcional para otorgar el título. Según los descriptores de la medalla, un vino ganador del Master debe ser «un ejemplo sobresaliente de su tipo que demuestre una elaboración impecable».
Para Rodríguez Aguado los ingredientes más importantes para elaborar un vino digno de Master Medal son «respeto, identidad y equilibrio» . En este sentido subraya la importancia de conocer cada terroir. «Has de estudiar, conocer e interpretar, para armar patrones de procesado, elaboración y envejecimiento adecuadas al perfil de vino que el lugar te revela», asegura Rodríguez.
El vino Arínzano Merlot Agricultura Biológica 2018 , premiado como el mejor vino orgánico de entre todos los catados, es un reflejo de cómo la sostenibilidad medioambiental es una fiel aliada para posicionar a un vino entre los mejores del mundo. Y es que, como explica el enólogo de la bodega, «la sostenibilidad nos la enseñan las plantas de vid diariamente, enfocan su existencia vital en perpetuar su especie, adaptándose, utilizando los recursos naturales disponibles en su justa medida, equilibrándose de manera natural. Creo que es importante que copiemos sus patrones de vida, filosofía y extrapolarla a todas y cada una de las etapas hasta que llevamos esa uva a la botella»
Este zamorano enamorado de su tierra lleva nueve años en la bodega navarra reconocida como la primera bodega calificada como DOP Vino de Pago del norte de España. «Tengo la suerte de estar en un proyecto en el que me permiten innovar y reescribir la historia de Arínzano a través de los nuevos vinos que estamos creando. Es un proyecto muy interesante, me están dejando bastante libertad a la hora de dedicar recursos a investigación, estoy enfocado en tres proyectos on tres variedades -Chardonnay Merlot y Tempranillo-cuentan con la mejor adaptación fuera de tierras francesas y producen vinos únicos y singulares. En Arínzano tenemos una pequeña Borgoña y un pequeño Burdeos… Tenemos mucha suerte.», señala. De forma paralela lleva cuatro elaborando vinos en proyectos en Argentina. Una etapa en la que confiesa estar aprendiendo. Siempre que puede se escapa a su pueblo a disfrutar del fin de semana. Su sueño pasa por realizar algún proyecto vitivinícola en su tierra natal. «Quiero luchar por mis raíces. En algún momento volveré a mi tierra ‘Tierra del Vino’ y trataré de ser profeta en ella. Creo que tiene muchas posibilidades: viñedo viejo con altitud y variedades interesantes (como Godello, Tempranillo y algo de Garnacha)».