Arzuaga atraca su catamarán en el Duero
Llevo más de un cuarto de siglo siguiendo la estela de esta bodega, que se ha convertido en un trasatlántico de lujo en aguas de la Ribera del Duero . Aún recuerdo a Florentino Arzuaga cuando en los 90 me adelantaba el rumbo de su proyecto que décadas después no ha dejado de crecer y ampliar su oferta vitícola, enológica y turística cada ciclo vegetativo.
Sin duda, en aquellos apuntes del primer cuaderno de bitácora de los Arzuaga Navarro no figuraba el embarcadero en la orilla de río Duero . El primero con fines turísticos. El hotel con cinco estrellas; el restaurante Taller, con una estrella Michelín; el complejo de spa; el espectáculo audiovisual sobre los depósitos de hormigón; las vanguardistas naves de fermentación y crianza; y los recorridos turísticos por la finca entre manadas de ciervos y grandes piaras de jabalíes se han incorporado con éxito a la oferta de la bodega, que sigue siendo el motor de todo el entramado empresarial y un activo económico y de imagen para la Denominación de Origen Ribera del Duero. La añada del 2024 marcará una nueva travesía para los vinos de la bodega Arzuaga Navarro. Ya navega su primer navío por las aguas del gran río. Algo que siempre estuvo en los deseos y la intención de unos pocos. La tenacidad y la constancia de más de cinco añadas han rematado toda la documentación necesaria para cumplir los requisitos marcados por la confederación Hidrográfica del Duero y alumbrar el primer viaje turístico sostenible por las aguas del Duero en su tramo más célebre, por las bodegas y vinos de su entorno. Se trata de una embarcación de apenas siete plazas, un catamarán con motor eléctrico que permitirá completar las visitas enoturísticas a la bodega de Quintanilla de Onésimo. Esta actividad se encuadra dentro del turismo náutico y pasa a formar parte de la oferta de turismo fluvial en Castilla y León que, junto con la navegación de deportiva y de ocio, alcanza la nada desdeñable cifra de medio centenar de ejemplos repartidos por los clubes náuticos de la región; en los cursos del río Duero en Arribes, en Zamora y Salamanca; en el Pisuerga, en Valladolid; en el puerto internacional de Vega Terrón, en La Fregeneda salmantina; y en numerosos pantanos y embalses a los que se unen las embarcaciones que surcan las aguas en los tres tramos del Canal de Castilla. Si a esto unimos además las asociaciones deportivas de piragüismo y kayak, resulta que esta comunidad de interior tiene la quilla más afilada de lo que se puede imaginar. Por esto, cobra importancia esta iniciativa que los Arzuaga insisten en que es solo un guiño sostenible de la bodega a cuyo embarcadero flotante se llega entre los pinos y las viñas de la familia. Por el momento con cortos recorridos por el paisaje de ribera. Un sueño cumplido y una respuesta a esa pregunta que inconscientemente nos hemos hecho todos desde que desaparecieron las barcazas tiradas por sogas que existieron en el pasado en algunos tramos del Duero de los términos municipales próximos. Arzuaga, después de aterrizar en el Duero hace más de treinta años, atraca por primera vez en sus aguas. Todo un contraste entre el tamaño de la embarcación turística y la enorme oferta multivariada de la bodega con decenas de miles de visitantes entre huéspedes, comensales y enoturistas cada año. Empezando por la gama de vinos que cada añada amplía su mesa de cata con tintos y rosados ecológicos y unos tintos crianza, reserva y gran reserva que cosechan aplausos entre los prescriptores. Sin olvidar los jóvenes como La Planta, los tintos diferenciales como el Pago Florentino y esa novedad de albillo mayor blanco de guarda, Aprisco. Todos ellos se podrán catar en pequeñas dosis de recreo fluvial a bordo tras pasar por las instalaciones de El Arzuaga’s Wine Bar , que es el nuevo espacio enoturístico.