Trashumar para coser dos tierras
La trashumancia de las ovejas ha mallado Castilla y León con rutas indelebles, gastronomía propia, tradiciones y estampas irrepetibles
La RAE explica la trashumancia con un aséptico «pasar desde las dehesas de invierno a las de verano, y viceversa», aplicable tanto al ganado como a sus pastores. Pero la realidad es que va más allá hasta convertirse en una forma de vida, una cultura que se resiste a desaparecer. Cañadas, tradiciones, productos gastronómicos o celebraciones parecen sobrevivir a muchos de los rebaños. Hoy son un atractivo turístico en zonas como el norte de Soria , donde un hilo invisible cose esta tierra con Extremadura y Castilla-La Mancha.
Platos como las calderetas de oveja o las migas, majadas paralelas a ambos lados del camino, vestimentas tradicionales, museos pastoriles o incluso el sabor de algunos quesos recuerdan la conexión que recorrían ovejas y pastores, corderos y mozos . Hasta pasado el Pilar, permanecían en Castilla y León, después tocaba empaquetar una vida y despedirse de los suyos hasta bien entrada la primavera.
Para entender estas autopistas de intercambio cultural hay que viajar a tiempos pasados, cuando la lana de Castilla y el ganado ovino en general formaban una parte fundamental de la riqueza de estas tierras . Cuando los pastos de Soria se cubrían de nieve, en el sur se mantenían al aire; cuando en el sur se agostaban, en el norte de Soria mantenía su verdor. La solución para que las ovejas siempre tuviesen buen alimento era pasar parte del año en un punto y parte en otro, en una especie de seminomadismo.
Las bondades del sistema fueron tales que los caminos fueron ganando importancia hasta convertirse en grandes vías económicas y sociales. Alfonso X El Sabio decidió proteger lo que aún hoy son Cañadas Reales , reconocidas por la Unesco y todavía arterias de una actividad ya casi desaparecida, pero también de nuevos usos como el turístico.
Lo que hoy es Castilla y León se abrió al exterior en parte mediante estas vías. De hecho, hoy en día es la Comunidad que más atesora aunque no siempre sean bien conocidas. Así, cuenta con Cañada Real Zamorana , de Sanabria a Badajoz; Cañada Real de la Plata para conectar León con la linde asturiana y Extremadura; la Cañada Real Leonesa Occidental que baja hasta Badajoz; la Cañada Real Leonesa Oriental , que también parte de tierras leonesas para dibujar una gran ‘C’ invertida por Palencia, Segovia, Ávila, Toledo, Cáceres y Badajoz; o la Cañada Real Segoviana , que parte de tierras burgalesas para cruzar hacia el sur.
No obstante Soria es una de las provincias donde más destacan estas rutas tanto por su importancia histórica como por la labor de difusión y aprovechamiento social que se hace en la actualidad. La Cañada Real Galiana comienza en el puerto de Piqueras y cruza Soria para bajar por Guadalajara y Madrid antes de pasar a Toledo y Ciudad Real. Hoy sigue estando viva y protegida. De hecho, ha protagonizado más de un año actos en Madrid con la bajada de las ovejas desde Soria para acercar el pastoreo trashumante a la capital de España.
Las otras dos grandes conexiones ganaderas de Soria son de hecho las mayores de España por longitud. La Cañada Real Soriana Oriental . Con 800 kilómetros es la más larga de todas, comienza en Soria y muere en Sevilla. La Cañada Real Soriana Occidental se queda en Badajoz, pero antes hilvana Segovia, Ávila y Salamanca dentro de Castilla y León antes de bajar a Cáceres.
Las Cañadas Reales llevan protegidas desde hace exactamente 750 años y lo siguen estando. Esto permite que sigan siendo una estupenda alternativa para realizar determinadas rutas y recorridos. Quizás la Ruta de la Plata, por aquello de su significado jacobeo y de la autovía, sea hoy por hoy la más conocida. No obstante otras muchas se mantienen aunque algo más solitarias. Son una gran alternativa por ejemplo para el ciclismo o el senderismo.
En su día impresionaban no sólo por los 800 kilómetros de longitud que alcanza la Soriana Oriental o los 700 de la Occidental , sino porque mantenían una anchura superior a 70 metros. Hoy obviamente son caminos más humildes y el ‘crecimiento’ de las parcelas de cultivo las han estrechado. Aun así, en plataformas como Wikiloc es sencillo encontrar los mapas detallados para senderismo o MTB.
Esta malla ha ido dejando además una serie de museos y centros de interpretación para acercarse a este estilo de vida. Los hay en La Rioja, Aragón o La Mancha y en la Comunidad no se quedan atrás. En Prioro (León) la lana aún muestra su urdimbre en los viejos telares. La montaña de Riaño era origen de aquellos valientes con dos casas, aunque sólo una fuese hogar. En Navalonguilla (Ávila) reprodujeron con maestría y un gran realismo a ganaderos y pastores para su museo, mostrando los surcos que reproducían las cañadas en sus rostros. En Oncala (Soria) el Museo de los Pastores se caza las albarcas y, se cala la boina para volver al camino. Los hay en Arcones (Segovia), en Neila (Burgos)...
De hecho en esta comarca se mantiene aún un ganadero trashumante, Eduardo del Rincón . La llegada de sus ovejas se convirtió en La Fiesta de la Trashumancia , aunque en este año no se pudo celebrar por motivos sanitarios (o burocráticos). Propuestas como poder inscribirse para acompañarle y ser pastor por tres días –noche al raso incluida–, el hecho de ver los esquilos cruzando al trote la capital o la posibilidad de cruzar lugares históricos como Numancia en una comitiva cargada de ‘otra historia’ son algunos de los atractivos que han llegado muy vivos al siglo XXI.
Nexo en la mesa
También la gastronomía asociada a esta práctica ha dejado su poso. Tierras Altas es una de las áreas más despobladas de toda Europa, con una densidad de población inferior a la del Sáhara. Sin embargo los quesos de Oncala y la Quesería de Tierras Altas de San Pedro Manrique no sólo mantienen la actividad viva como antaño, sino que lanzan nuevos productos y los reconocimientos siguen llegando de una actividad milenaria en la zona. Zamora o León también pueden dar buena cuenta de ello.
No es la única brizna de gastronomía que la trashumancia deja en sus zonas de origen. Por ejemplo, las migas extremeñas se cuentan entre las más afamadas de España de la mano con las aragonesas y las castellanas. El plato pastoril por excelencia apenas cambia la panceta por torrezno entre ubicaciones y quizás un menor gusto por el pimiento. La caldereta tradicional es otro de los platos que conecta a Extremadura con Castilla y León y especialmente con Soria y Burgos.
Con estos hilos la trashumancia fue uniendo dos tierras hasta el punto de que es creencia popular que el lema ‘Soria pura, cabeza de Extremadura’ viene de esa conexión. Hay estudiosos que apuntan a que el dicho viene por ser extremo en tiempos de la Reconquista o por serlo del Duero, pero en el imaginario popular arraiga la versión trashumante.
La trashumancia en su sentido original prácticamente ha desaparecido en la actualidad. Los piensos, la mecanización del campo y las naves, que permiten conservar el alimento mucho mejor que antaño, hacen que ya no sea necesario recorrer cientos y cientos de kilómetros.
«Ya se van los pastores / a la Extremadura / ya se queda la sierra / triste y oscura», reza la canción tradicional soriana. Ya son pocos los valientes que siguen emprendiendo la marcha, pero muchos los pertenecientes a otras zonas y generaciones que quieren descubrir el camino tantas veces transitado.