Javier Sanz Viticultor
Javier, el “pequeño saltamontes” de La Seca
Javier Sanz Cantalapiedra logró recuperar, proteger y cuidar con mimo las dos hectáreas de la viña del pago de Saltamontes
A Javier Sanz Cantalapiedra le sigo la pista desde las primeras añadas de la DO Rueda. Siempre ha demostrado una enorme tenacidad y obstinación por el viñedo . A veces pienso que algún miembro de su familia, varias generaciones atrás, le debió de hacer cuando era niño, esta pregunta que a todos nos recuerda al maestro ciego que en la serie Kung Fu le espetaba a David Carradine: «¿Te preocupa, algo pequeño saltamontes?». Y, siempre dentro de la imaginación y como recurso literario, me atrevo a responder por Javier y creo no equivocarme. La respuesta sería esta: «las viñas de mi familia y mi pueblo, La Seca». Tras este pequeño apunte sentimental, Javier Sanz ha demostrado con creces que esas han sido sus apuestas más decididas.
El ‘pequeño saltamontes’ logró recuperar, proteger y cuidar con mimo la viña del pago de Saltamontes , algo más de dos hectáreas de verdejo que proceden, Javier lo recalca muchas veces, de un viñedo prefiloxérico registrado en la lejana añada de 1863 por sus ascendientes familiares. Hoy en el citado pago de Saltamontes, este viticultor lasecano ha recuperado, además de los verdejos centenarios, una insólita cepa tinta de genética desconocida, única en la comarca y que ha tomado el nombre de Cenicienta. Esta variedad se sitúa en un campo, hoy muy aplaudido, como es el de la investigación y la defensa del patrimonio genético y ampelográfico de la zona.
El nombre de la bodega, Javier Sanz Viticultor, marca el oficio y forma parte de su razón social y de los vinos anclados en La Seca y en su término municipal. Hoy cuentan con un equipo de quince profesionales en enología, viticultura, enoturismo, exportación y marketing . Este último es responsabilidad, junto a la dirección general, de Leticia Sanz Alonso, la nueva generación al frente de la bodega. Javier sigue fiel a la filosofía marcada desde los tiempos de los vinos que nacieron con el nombre de una de las viñas familiares, Viña Narcisa. Sus blancos ‘Javier Sanz Viticultor’ han logrado convertirse en una referencia de Rueda por su buen criterio enológico. Pero otro aspecto que rubrica la implicación con La Seca es que en la propia localidad y en el término, la familia ha hecho un esfuerzo económico muy grande al contar con las bodegas tradicionales y con la rehabilitación de la iglesia Orden Tercera donde se celebran actos, degustaciones, conciertos y actividades en el espacio interior.
A todo ello se unen los dos centros de producción, la bodega fundada en 1990 y las nuevas instalaciones, también dentro del término municipal. Prácticamente las 104 hectáreas de viñedo están repartidas en cuatro zonas de La Seca, el entorno de Viña Narcisa, el pago de Saltamontes, el de Las Serenas y la Fuente de los Vaqueros. La media de edad del viñedo es de 35 años y un 10% del mismo se trata de viñas en vaso entre 50 y 150 años. Todo ello demuestra la implicación con este municipio, uno de los epicentros de la DO Rueda y de los vinos blancos de la región. La bodega comercializa en torno a 750.000 botellas, de las que exporta un 30%. Dos vinos han demostrado en los últimos años la inquietud y el acierto de Javier Sanz: el singular verdejo Malcorta y el Paraje de la Encina, elaborado con la variedad tinta bruñal.
Además de los logros obtenidos por sus verdejos y sauvignon blanc, se suma el Dulce de Invierno . Lo mejor de esta bodega es que profesionales, visitantes y amantes del vino pueden comprobarlo con visitas. En los próximos años puede haber más sorpresas de la mano de las últimas elaboraciones experimentales con las castas castellana blanca, prieto picudo blanco, verdejo negro y cenicienta. Una bodega de obligada visita y unos vinos que enriquecen los registros sensoriales en esta región.