El Arlanza y los Navarro
No ha pasado mucho tiempo desde que, a mediados de los 90, un grupo de viticultores, cosecheros y bodegueros decidiera hacer justicia con los históricos vinos del Arlanza . Una iniciativa que fue secundada por una documentación contrastada que establecía la legendaria presencia de la viña y el vino en la histórica comarca. Los textos de Fray Valentín o Pablo Arribas Briones, entre otros historiadores, fueron claves, junto al registro vitícola, para la concesión, en la añada de 2007, de la DO Arlanza. Una comarca de vinos histórica que se negaba a desaparecer. Hoy se debate en un mercado muy competitivo que obliga a las bodegas inscritas en el Consejo Regulador a no bajar la guardia y a defender los tintos de tempranillo con el mismo orgullo que otras zonas de la región.
Los Navarro siguen defendiendo su origen lermeño y los vinos del Arlanza a pesar de que hoy sus frentes en el sector del vino sean más amplios. No muy lejos de Lerma está la bodega Nabal, en Gumiel de Izán, también de la familia Navarro Balbás. Algo que les honra, pues esta familia fue de las pioneras en el nacimiento de una DO que defendiera y alentara los vinos que históricamente se elaboraban con uvas de las viñas de la comarca . La familia siempre tuvo muy clara su vocación lermeña y, a pesar de sus incursiones en el pasado y en actualmente en el Duero, nunca han dejado de mirar al río Arlanza, cuya contraetiqueta viaja a lomos de sus 60.000 botellas con DO Arlanza, de las que la mitad se exportan a Centroeuropa y a otros países. La responsabilidad en el diseño de los vinos reside, desde el inicio, en el enólogo de la familia, Óscar Navarro, que ha alternado siempre con elaboraciones en el Duero, pues su vínculo familiar con los Arzuaga le permitió elaborar en Quintanilla en los 90. Óscar es el encargado de definir y diseñar los tintos Gran Lerma y Lerma. Unas etiquetas que trasladan su origen geográfico y su apuesta por los vinos del Arlanza y la villa ducal. Dos hijos de Eugenio Navarro, Óscar y Daniel, están al frente de las bodegas de la familia. Daniel admite que no es fácil defender un tempranillo del Arlanza teniendo como vecinos muy próximos a los del Duero, pero es consciente que, a estas alturas del mundo del vino, las cualidades organolépticas y las características de los tintos se ajustan a los mismos parámetros de calidad y no existen diferencias en cuanto a criterios en viticultura ni en proceso de fermentación y crianza. Bodegas Lerma cuenta con un total de seis hectáreas propias de viñedo repartidas por el entorno de la ciudad de Lerma. La mitad de las viñas son vasos viejos y la otra mitad de espalderas de una media de edad de 15 años. No obstante, hasta completar la producción media de 90.000 kilos de uvas adquieren uvas a viticultores del entorno. Daniel asegura que es una forma de mantener una buena parte de los viñedos de la comarca, pues en muchos casos se trata de parcelas pequeñas y de viticultores mayores que, si no fuera por esto, posiblemente hubieran abandonado sus viñas. Sin duda, el alma varietal de los tintos Lerma lleva la esencia de los viejos majuelos de Villalmanzo, Santa Inés, Covarrubias, Quintanilla del Agua, Santa Cecilia y Revilla, entre otros términos municipales. Los vinos de esta bodega han alcanzado en numerosas ocasiones, las mieles del éxito con menciones, medallas y reconocimientos por parte de prescriptores, críticos y concursos internacionales. Daniel es, además, sumiller y conoce bien los entresijos de la comercialización de los vinos de calidad. Coincido con este bodeguero lermeño en que en cata ciega nos llevaríamos muchas sorpresas al conocer el origen de tintos de gran calidad amparados por la DO Arlanza.