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CAMINO DE HIERRO | PREMIO LA POSADA A LA MEJOR INICIATIVA TURÍSTICA

La historia viva de Las Arribes

La recuperación de una antigua vía férrea en una ruta de senderismo que atraviesa Las Arribes del Duero ha revitalizado esta zona del noroeste de Salamanca gracias a este proyecto concebido por la Diputación de Salamanca

La transformación que ha visto este proyecto tras décadas de abandono ha sido increíble. Donde antes chirriaban las ruedas de los tres y ahora solo se oyen las pisadas de los senderistas que realizan esta ruta que nos lleva por el Parque Natural de Las Arribes entre cañones, túneles y puentes metálicos desde la localidad de La Fregeneda hasta la frontera con Portugal. Un sendero que nos adentra en la naturaleza salmantina a lo largo de 17 kilómetros y que nos habla del desarrollo que vivió la región a finales del siglo XIX. El recorrido es apto para todos los públicos, por lo que atrae interés de todos los rincones. El itinerario recibe la visita de 300 personas cada día durante los fines de semana.

Publicado por
Henar Martín Puentes

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Muchos vecinos de la provincia de Salamanca recuerdan la vía férrea que hacía el trayecto desde La Fregeneda hasta Barca d’Alva con un halo de romanticismo y nostalgia. Y no es para menos. Aquella obra de ingeniería que surgió en el segundo tercio del siglo XIX como el sueño de unir España con Portugal supuso un motor de vida y desarrollo económico para las gentes de estos territorios. De aquella España en blanco y negro a la actual han pasado muchas décadas de silencios y olvidos.  Sin embargo, aquellos raíles de acero representaban la huella palpable de aquel pasado glorioso. 

La historia de una obra colosal

Para conocer los orígenes de este Camino de Hierro hay que remontarse muy atrás, al menos hasta 1883, que es cuando comenzaron las obras de construcción. El primer viaje tuvo lugar el 8 de diciembre de 1887 cuando finalmente un convoy español y otro portugués se encontraron en el Puente Internacional del Águeda, que servía de frontera entre ambos países. A partir de ese momento la línea quedó oficialmente inaugurada y en funcionamiento. Con ella y tras el esfuerzo de innumerables españoles y portugueses y de inversores privados se daba una alternativa al transporte fluvial que surcaba el Duero uniendo por tierra Salamanca y Oporto.  A pesar de los esfuerzos por llevar a cabo una empresa titánica, no llegó a alcanzar los 100 años de vida. Cayó en desuso en 1985 por falta de rentabilidad unido a la mejora de las comunicaciones por carretera. Pero tras sus raíles de hierro y acero dejó un pasado, recuerdos vivos que hoy se recuperan como una ruta de senderismo única de 17 kilómetros con vistas increíbles gracias al impulso decidido de la institución provincial de Salamanca. «Siempre creímos en el Camino de Hierro. Es la apuesta turística más ambiciosa que ha hecho esta Diputación en su historia y ya estamos viendo cómo tiene una repercusión en la comarca donde se asienta. Queríamos presentar al mundo esta maravilla y sabíamos que una vez lanzado, no habría marcha atrás, solo puede crecer», sostiene el presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias

El recorrido del Camino de Hierro se inicia en la vieja estación de La Fregeneda , exactamente en el paraje de Valdenoguera. Y finaliza en el muelle de Vega Terrón, el único muelle fluvial de Castilla y León. Entre medias, 17 kilómetros de vía férrea a través de la cual el visitante deberá cruzar  20 túneles y 10 puentes metálicos elevados a gran altura. Una ruta  apta para todos los públicos  a la vera de los impresionantes cortados y el cauce del río Águeda hasta desembocar en el Duero. Este recorrido tiene una duración estimada de unas 6 horas. Pero existe una ruta más reducida hasta el Túnel número 3 y regreso al inicio, de 8 kilómetros ida y vuelta (alrededor de 3,5 horas).

Se trata tan sólo de una pequeña parte del total de 77 kilómetros con los que cuenta el ramal español de la denominada Línea del Duero, que nace en La Fuente de San Esteban, donde se une a la línea Valladolid-Salamanca-Fuentes de Oñoro, y conecta en la localidad fronteriza de Barca d’Alva con el tramo portugués que se dirige hacia Oporto. En el año 2000 fue declarado Bien de Interés Cultural por su riqueza patrimonial ya que recorre bellos paisajes de dehesa, donde las estaciones de cada población, hoy abandonadas, salpican el trazado cual testigos mudos de la relevancia que la llegada del ferrocarril representó para esta zona históricamente aislada. «No es un sendero al uso, es el camino de los caminos. Tiene todo, una historia detrás cargada de sudor, sacrificio y esperanza; un patrimonio como es el que dibuja la antigua vía férrea sobre puentes de vértigo y túneles imposibles; y un paisaje natural que es difícil de describir, y bien merece el reconocimiento de Reserva de la Biosfera».

Sorprenden las asombrosas vistas panorámicas que ofrecen  los vertiginosos cortados arribeños generados por ríos y arroyos, con caídas de hasta 50 metros, que se cruzan como suspendidos en el aire. Una sensación única e indescriptible. «Es un proyecto único por las propias características del mismo. No hay otro igual en el mundo. El tren llevó la esperanza y el desarrollo a esta zona del oeste salmantino y con el último de sus viajes, se llevó también parte de lo que había traído», sostiene Iglesias.

Este atractivo turístico ha llamado la atención de periodistas especializados y público en general por la singularidad del itinerario. Impresiona descubrir la mano del hombre en un entorno escarpado como son Las Arribes del Duero, un reto colosal en aquella época. «Se quería llevar una vía de expansión económica desde Salamanca hasta Oporto traspasando el Duero», explican.

El Camino de Hierro es la única manera de adentrarnos en el Parque Natural de Las Arribes del Duero. Un lugar donde la orografía da lugar a un singular microclima mediterráneo que permite la presencia de flora poco común en la meseta, como chumberas y almendros, que dependiendo de la época del año se encargan de aportar su nota de color. Además, las pendientes de las laderas, escalonadas en bancales, permiten el cultivo de especies como el olivo, el almendro, la vid o los frutales, típicas de climas mediterráneos. 

Éxito sin precedentes

Desde su puesta en marcha el 23 de abril de 2021 se ha convertido en uno de los principales atractivos de la provincia salmantina. La mezcla de historia,  naturaleza y cultura ha calado en un público ávido por conocer la forma de vida de nuestros antepasados.  En tan solo un año y medio han recorrido esta ruta que atraviesa 20 túneles y 10 puentes más de 35.000 personas , lo que constituye un éxito sin precedentes. 

Si sumamos todos los túneles en total suman 4,3 kilómetros de trazado subterráneo, y entre ellos destacan el túnel 1, al ser el más largo con sus 1,5 kilómetros de longitud, y el túnel 3, construido en forma de U. Los túneles, horadados en la roca viva, no cuentan con iluminación artificial, por lo que la oscuridad y el silencio acompañarán nuestros pasos por ellos. «–¿A quién no le fascina esa realidad?–se pregunta Iglesias. Proyectos como Camino de Hierro son solo la carta de presentación de un territorio que tiene mucho que ofrecer . Hasta ahora quizá menos conocido, pero no por ello con menos valor.  Con esta iniciativa turística, queremos poner en el lugar que corresponde a Las Arribes de Salamanca», asegura el presidente de la Diputación de Salamanca.

Para desarrollar este ambicioso proyecto los técnicos y responsables de la institución provincial se fijaron en otros similares del territorio nacional. «Nuestra referencia más directa fue la gestión del Caminito del Rey (Málaga), que sirvió como fuente de inspiración debido al éxito que ya tenía este producto turístico».

Actualmente la propuesta recibe 300 personas cada día de los fines de semana , dentro de «un espacio amplísimo». Se trata de «un turismo de calidad, de experiencia, cinco estrellas», dice el presidente Javier Iglesias. 

Durante el recorrido, al que se accede con entradas a ocho euros (que se adquieren a través de la web: www.caminodehierro.es), el visitante recibe al inicio un chaleco y una linterna con la que disfrutar en los numerosos y sorprendentes túneles creados en el pasado para el paso del tren, además del uso de la lanzadera para regresar al punto de partida.

Al rodearnos de montañas y zonas boscosas el contraste lo ponen los puentes que salvan los desniveles del camino, enormes viaductos de hierro por los que cruzaron pesados trenes a lo largo de todo un siglo. En total la suma de los puentes alcanza una longitud de 1.040 metros y algunos de ellos se vuelven fantásticos miradores a 50 metros de altura. El de Los Poyos, atribuido a la escuela de Eiffel, y el de Poyo Valiente, construido en curva, son sin duda los más llamativos de todo el recorrido.

El proyecto supone el mejor antídoto de la ‘España Vaciada’, pues el impacto económico del turismo que se acerca a conocerlo tiene su repercusión en pueblos de alrededor como Lumbrales, Hinojosa, Ahigal de los Aceiteros o Vilvestre, además de otras localidades un poco más alejadas, como Ciudad Rodrigo. «La Diputación no quiere ganar dinero con esto, lo que quiere es dar oportunidades a las personas que viven en esa zona. Creemos que las gentes del entorno sabrán aprovechar las oportunidades que trae esta iniciativa. De hecho, ya empezamos a ver iniciativas empresariales locales surgidas a raíz de este proyecto tractor», sostiene Iglesias. 

El proyecto ha supuesto un antes y un después en la provincia de Salamanca. «El mundo rural es un mundo de oportunidades y cada vez somos más conscientes de la calidad de vida que nos aportan estos entornos. Paisajes naturales excepcionales, la tranquilidad de vivir en un entorno seguro, con vecinos a los que conoces y donde la prisa es relativa»

Iglesias descarta por el momento ampliar el recorrido de 17 kilómetros o introducir nuevas variantes que diversifiquen la oferta, hasta que el proyecto se haya consolidado definitivamente en el mercado turístico aunque se muestra convencido de que Camino de Hierro es un proyecto de largo recorrido. «Cuando un proyecto es realmente valioso, es interesante y es necesario, está predestinado a continuar». 

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Por el momento la memoria de aquellos que pusieron su esfuerzo y dedicación para llevar a cabo esta vía férrea, desde los ingenieros, jefes e inversores, hasta las más de 20.000 personas que llegaron a trabajar a lo largo de sus cuatro años de construcción se ha revitalizado con el proyecto que a modo de homenaje, recupera la vitalidad de un tiempo pasado hasta convertirse  en  todo un referente turístico en Salamanca.