Donde el queso y el románico se unen a la fe y a la razón
Venta Boffard
Guerra Garrido escribió sobre el cruce del Canal de Castilla y el Camino de Santiago en Frómista como el encuentro entre la fe y la razón. Guardando las distancias, en la venta se cruzan el queso y el románico. Las hermanas Cristina y Lourdes Postigo son conscientes de la ubicación de su pequeño negocio hostelero, mezcla de queso y románico, que no ha renunciado al origen cultural del que procede, ni al nombre de Boffard que nos remonta a finales del siglo XIX cuando el perito francés Claude Napoleón Boffard llegó a Reinosa e instaló la primera fábrica de quesos con aire francés.
Venta Boffard no ha perdido su vínculo con la cultura del queso ni con las exposiciones, que continúan realizándose en una parte de las instalaciones que conservan la vieja arquitectura del vetusto centro de selección de cereales. Hace 11 años las dos hermanas se hicieron con la propiedad y, aunque nunca han pretendido ser un restaurante, han sabido ofrecer a su clientela quesos, embutidos, raciones y tostas y tapas con las que el turista, el visitante y el peregrino pueden comer por unos 20 euros.
No faltan en su pequeña comanda pastas, patés, sopa castellana, ensaladillas y la opción vegetariana en algunos de sus platos. Cristina lleva vinculada a este edificio tres décadas y ha conocido todo el proceso que ha seguido esta firma desde que, a mediados de los años 90, se trasladara a Corcos del Valle cerrando así un periodo quesero que se inició en la década de los 50 del siglo pasado. Las hermanas Postigo han mantenido un servicio, una decoración y una oferta gastronómica bien planteada en el jardín interior, en el comedor central y en la terraza. Las dos reconocen que ya no emprenderían nuevos retos gastronómicos, aunque saben que, sin ninguna duda, están en una de las mejores ubicaciones de toda la región, la iglesia de San Martín de Tours de estilo románico y considerada como uno de los principales de este estilo en Europa.
Su estampa, su impresionante interior y sus ventanales con arcos de medio punto son la clave y la explicación del por qué San Martín, en Frómista, es uno de los monumentos más visitados de España.