Un verano en la Prehistoria
Paleolítico Vivo junto con el Territorio Sierra de Atapuerca ofrecen al visitante la posibilidad de adentrarse en el modo de vida de los primeros europeos en un recorrido safari y talleres de prehistoria
Hace miles de años que los uros, bisontes y caballos salvajes convivían en lo que hoy es la burgalesa comarca de Juarros junto a los ancestros de la especie humana. Un escenario que, para el sapiens moderno es complicado imaginar, pero a la vez es imprescindible para comprender lo que se entiende como evolución humana.
Para ayudar en esa labor y saber cómo vivían aquellos primeros habitantes de las tierras burgalesas es muy importante también conocer el entorno donde se desarrollaba su vida, cómo cazaban, qué comían, cómo conseguían hacer fuego o de qué manera hacían las herramientas que les facilitaban un poco más la vida. ¿Qué mejor lugar que la Sierra de Atapuerca y su zona de influencia para ponerse en la piel de los primeros burgaleses?
Uno de los proyectos que más proyección está teniendo en los últimos años y que tiene como objetivo que el visitante se adentre en lo que era el día a día de nuestros antepasados más lejanos es Paleolítico Vivo en la localidad burgalesa de Salgüero de Juarros. Esta iniciativa privada se ha convertido en uno de los reclamos turísticos más atractivos de la comarca y buena muestra de ello son las cerca de 16.000 personas que visitaron sus instalaciones en 2021.
Además de organizar multitud de actividades y talleres relacionados con las destrezas que debía tener el ser humano prehistórico para sobrevivir, también es una reserva de aquellas especies animales que hace 10.000 años campaban a sus anchas y que están en peligro de extinción.
Así una de las principales acciones que se llevan a cabo en Paleolítico Vivo y que va más allá de su vertiente turística y de divulgación, es la recuperación de especies en peligro de extinción como es el bisonte europeo y el caballo de Przewalski. Con la cría de estos animales se está consiguiendo que el número de ejemplares sea cada vez mayor y, además, gracias al trabajo conjunto con otras reservas, se favorece el cruce con individuos de diferentes procedencias para conseguir una mayor diversidad genética y lograr así la supervivencia de estas especies.
Además de estas especies en peligro de extinción, otro de los animales icónicos que se puede ver en Paleolítico Vivo, es el uro, descendiente de los ya extintos uros euroasiáticos, ancestros de las vacas y toros europeos actuales. También cuentan con las imponentes vacas Highland y con caballos Konik, los descendientes más próximos a los también extinguidos caballos Tarpán.
Gracias al trabajo de un equipo multidisciplinar de personas vinculadas a la investigación y la conservación de estos animales, el visitante puede disfrutar al ver a estos magníficos animales prehistóricos en un hábitat natural, algo único en Europa. Para ello Paleolítico Vivo pone a disposición dos modalidades de visita a sus instalaciones: en Jeep o visita mixta. En ambas el visitante irá continuamente acompañado de guías especializados que describirán como era el ecosistema prehistórico y la forma de vida de aquellos lejanos antepasados.
La primera de ellas es similar a los safaris tradicionales, tiene una duración de algo más de dos horas y recorre diferentes localizaciones dentro del parque como el campamento o la zona habilitada para los talleres de caza prehistórica y de realización de fuego. Por su parte la visita mixta recorre el entorno de la reserva combinando un trazado sencillo a pie de dos kilómetros y otro en Jeep donde se pueden observar a los animales con todas las medidas de seguridad. La visita tiene una duración de dos horas y media.
Por otro lado, con el objetivo de completar su oferta turística, Paleolítico Vivo ha incorporado un espacio dedicado al neolítico en el que el visitante se puede acercar a un período en el que el ser humano pasó de ser cazador-recolector a asentarse en un lugar para comenzar con su actividad de agricultor-ganadero.
De esta manera el visitante se encuentra con cabañas circulares, hornos, cultivos, corrales, ahumaderos de carne, telares, etc. Todo ello para adentrarse en la forma de vida de los primeros asentamientos humanos estables y conocer cómo desarrollaron la tecnología que les permitió poder realizar piezas de cerámica o armas más sofisticadas para el sacrificio de sus animales.
La idea es que Neolítico Vivo vaya ampliándose y consiguiendo más presencia dentro del parque con nuevas instalaciones que hagan que esta experiencia además de un viaje por la prehistoria, sea una buena herramienta para entender mejor este hito clave en la evolución del ser humano y del nacimiento de las civilizaciones.
El futuro de este proyecto, que nació hace ya una década, pasa por continuar siendo un proyecto sostenible y dinamizador de su entorno, a la vez que enfocado en la preservación del medio ambiente y de las especies en peligro de extinción. Como explica el director de Paleolítico Vivo, Eduardo Cerdá, este proyecto se mantiene gracias a su vertiente turística y sería un buen impulso el apoyo decidido de las administraciones.
Recientemente se ha dado un paso más para que Paleolítico Vivo siga evolucionando y creciendo ya que, han conseguido la licencia de parque faunístico por parte de la Junta de Castilla y León, con lo que trabajan ya en la introducción de nuevas especies animales como cérvidos entre los que se encuentran gamos, renos o ciervos, muy representados en los fósiles de los yacimientos de Atapuerca y que esperan que pronto sean los nuevos habitantes de la reserva de Salgüero de Juarros.
El viaje por la prehistoria continúa a tan solo 10 minutos de Paleolítico Vivo, ya que, como no puede ser de otra manera, la parada en los yacimientos de Atapuerca es imprescindible.
Después de más de cuatro décadas de trabajo, los yacimientos de Atapuerca no solo se han convertido en uno de los referentes mundiales en el estudio de la Evolución Humana, sino también en un motor de desarrollo turístico y cultural para su área de influencia.
Para conocer de primera mano la labor que se hace a pie de yacimiento lo mejor es acercarse hasta Ibeas de Juarros y allí como primera parada, visitar el CAYAC. Desde allí salen los autocares que trasladan a los visitantes a los yacimientos, pero también es una buena manera de acercarse a la historia y el origen de la sierra con su exposición permanente ‘La Sierra de Atapuerca, patrimonio natural y cultural’. Allí se puede ver también la maqueta de la sierra de Atapuerca, así como fósiles cedidos por la Fundación Paleontológica Emiliano Aguirre.
Precisamente la figura del considerado como ‘padre’ de Atapuerca, se pone en valor de la exposición temporal ‘Emiliano, un vecino más’ que se puede ver en este centro hasta el próximo 4 de septiembre. En ella se pueden ver una veintena de fotografías de gran formato de la vinculación del paleontólogo con la localidad burgalesa de Ibeas de Juarros. Un homenaje al que fue el primer director del Proyecto Atapuerca y que falleció en julio de 2021.
Desde el CAYAC el visitante, acompañado por guías especializados, recorre la Trinchera del Ferrocarril en la que hoy se encuentran tres de los yacimientos más significativos: La Sima del Elefante, Galería y la Gran Dolina. Precisamente en el primero de ellos se ha encontrado recientemente uno de los hallazgos más importantes y que podría ser crucial para descifrar la evolución de los rasgos de la cara de los seres humanos. Se trata de la cara parcial que podría tener una antigüedad de entorno 1,4 millones de años.
Siguiendo con la visita a los centros del Sistema Atapuerca, es muy recomendable, la visita al Centro de Arqueología Experimental, CAREX. Este centro dedicado a la divulgación de la experimentación en arqueología se centra en mostrar al visitante como sus ancestros prehistóricos eran capaces de elaborar herramientas, como eran sus cabañas, como comenzaron a moldear piezas de cerámica o como conseguían hacer fuego gracias a la fricción de dos trozos de madera.
En su exterior se puede ver un recorrido cronológico de la evolución de la tecnología a lo largo de la historia y en el interior se encuentra el primer espacio expositivo permanente sobre Arqueología Experimental realizado en España. A través de diferentes áreas de estudio, el visitante puede tocar y ver réplicas de algunos instrumentos realizados con las mismas técnicas utilizadas en la prehistoria, convirtiéndose así en protagonista de la muestra y, a su vez, aprender el proceso que llevan a cabo los investigadores para conocer más sobre esas piezas.
Para completar el viaje por los orígenes del ser humano, se hace fundamental la visita al Museo de la Evolución Humana. Allí se exponen los fósiles originales más representativos encontrados en los yacimientos burgaleses, como el cráneo número 5, también conocido como Miguelón, encontrado hace ahora 30 años y que desde mayo de este año luce sus siete vértebras cervicales y dos premolares maxilares, o la pelvis Elvis a la que, hace apenas unas semanas, se le añadían sus cinco vértebras lumbares. Sin lugar a duda, un broche de oro para un paseo el paseo más completo por la prehistoria.