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Vinos a lomos de la exclusividad

VIRTUS (DO RIBERA DEL DUERO) La familia López de la Osa, propietaria de la bodega ribereña, lanza nueva imagen de sus vinos de alta gama donde refleja su pasión por los caballos.

Eduardo del Fraile (i), autor de la escultura y Íñigo López de la Osa (d), propietario de Virtus. / LA POSADA

Publicado por
Henar Martín Puentes

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Quien se acerque estos días a Bodegas Virtus (Aldeyuso, Valladolid) se sorprenderá de la escultura de grandes dimensiones que, a modo de caballo de Troya, recibe al visitante. Se trata de una figura ecuestre con un sombrero de copa rojo de cinco metros de altura con la mirada puesta en dirección al castillo de Peñafiel que representa un cambio de rumbo, el relevo generacional de Virtus. Con ella Iñigo López de la Osa Escribano, propietario de la empresa, quiere vincular sus dos pasiones: el mundo del vino y la doma de caballos. La figura equina, realizada por el escultor Eduardo del Fraile, está inspirada en Sultán de Beaofour, el caballo Silla Francés con el que Iñigo celebró numerosas victorias en alta competición de salto. «El cultivo de la vid y domar a un caballo, tienen muchas cosas en común» , señala el artista que esta semana se acercaba hasta esta localidad vallisoletana próxima a Peñafiel para supervisar los trabajos de instalación de la pieza artística. 

Cada parcela se vinifica por separado en pequeños depósitos. Se apuesta por la fermentación espontánea y trabajo por gravedad para ser más delicado con la uva.

La vinculación entre estos dos mundos viene de lejos. Don Mariano, militar de caballería, inculcó a sus hijos y nietos el amor por la doma ecuestre. En 1986, su mujer, Paloma Escribano hizo realidad su sueño de crear una bodega en Ribera de Duero bajo su visionaria perspectiva de sostenibilidad y respeto por la materia prima, en ausencia de productos químicos. Esto le llevó a ser una de las primeras mujeres viticultoras en la región y pionera en liderar una bodega boutique. 

En 2012 uno de sus cinco hijos , Iñigo López de la Osa toma las riendas de la bodega llevando a cabo un ambicioso proceso de modernización y cambio de imagen. Durante este tiempo los esfuerzos se han centrado en la elaboración de un vino exclusivo de alta gama procedente de un monovarietal 100% tempranillo que cultivan en ecológico en fincas que rodean la bodega además de la uva albillo.  

Cada parcela se vinifica por separado en pequeños depósitos. Realizan hasta tres seleccines de uva antes de entrar en depósito. Se lleva a cabo una maceración pre-fermentativa a 10ºC a lo largo de 7 días. Se apuesta por la fermentación espontánea y el trabajo por gravedad para ser más delicado en las uvas, los mostos y los vinos. La crianza se lleva a cabo en barricas de roble francés de 225 litros. La excelencia desde el campo hasta la viña ha sido el eje central de la bodega . Un cuidadoso proceso que aúna la tradición heredada con los avances tecnológicos más punteros, llevando a cabo las vinificaciones más innovadoras para dar como resultado vinos que rozan la perfección. 

En Virtus se elaboran dos líneas de vinos, Virtus, para los vinos grandes reservas de tempranillo y albillo; y El Sueco, para los vinos crianzas. La  bodega da un paso más en su lanzamiento de nueva imagen y relanzamiento del proyecto. La etiqueta de la gama de El Sueco ha sido rediseñada con una imagen del caballo de Dalecarlia, un juguete  de madera que se suele regalar a los niños; con él Iñigo hace un guiño a su infacia vinculada a Suecia.  

Hace tan solo unas semanas celebraron por todo lo alto su puesta de largo nada menos que en el restaurante The Grill de Montecarlo , con una estrella Michelin . La elección del lugar no es baladí pues la familia posee negocios vinculados al sector inmobiliario en la ciudad monegasca. 

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Virtus representa ese amor por la naturaleza, por los animales, es fuerza espiritual y coraje.