Soco, la hija de Aristónico sigue abriendo cada mañana
Taylor’s
El Taylor’s -que fue el ‘Aris’ en los años 80, posada en los años 30 y venta de arrieros en el siglo pasado- es uno de esos establecimientos de carretera y de cocina rural que, a pesar de todos los cambios habidos, no ha dejado de poner la mesa cada día de la semana.
Y esto es conocido por buena parte de los habitantes de la comarca y de esta parte de Salamanca entre la tierra de Ledesma y el Campo Charro. Y qué bien suena esta historia.
Y qué bien sabe. Un revuelto o unos huevos con farinato, unas patatas rebozadas, versión de ‘a la importancia’ de Adora, su abuela. Chorizo y jamón de matanza, unos filetes de ternera, una carne guisada junto a algún estofado de legumbres o un escabechado era la comanda que defendían Adoración y Jaime antes de pasar el testigo a la segunda generación, Avelina y Aristónico. Y todo en el mismo sitio, en la carretera de La Fregeneda, a pie de nacional 517, en Villar de Peralonso.
Ahí paraban en tiempos de Adora, tratantes y ganaderos que de Vitigudino se dirigían a la feria de Medina. Más de un siglo de vida, venta, posada, bar y, ahora, el Taylor’s, la misma puerta y la misma familia. Socorro Santamaría, la tercera generación, sigue al frente todos los días del año. Llueva o nieve. Ya no tiene el ajetreo de la casa de comidas de otros tiempos, pero nadie se va sin comer. Farinato, carne de ternera, carrilleras, huevos con patatas, judías verdes guisadas o un arroz con costilla y calamares. El pequeño comedor y el jardín interior sorprenden al viajero que entra por la puerta.
Se puede comer por 10-12 euros. Soco es de Villar de Peralonso y Paco de Peralejos de Arriba y son la tercera generación de una saga de hosteleros y guisanderas que, por desgracia, van desapareciendo. Clima familiar, limpieza, atención y la respuesta a la pregunta más habitual, ¿por qué Taylor’s?... «Porque cuando hicimos la última reforma, mi madre me trajo de Oporto un vino con ese nombre en la etiqueta», contesta Soco. Y añade «hoy tengo judías guisadas y están muy ricas». Me consta. Un brisa en la cocina rural salmantina.