El terror del alto Alberche
Esta pareja de jóvenes viticultores lideran desde 2020 una bodega familiar que busca la máxima expresión de la garnacha
Han unido conocimiento, talento y pasión por un territorio, el Valle del Alberche. Guzmán Sánchez quiso aprovechar unos majuelos pertenecientes a su familia para elaborar vinos casi para consumo propio, pues regenta un restaurante en Villanueva de Ávila bajo el nombre La Querencia donde ofrecen cocina de temporada tomando como base del recetario tradicional al que han dado una vuelta de tuerca. «Soy de Ávila capital. Me apasionaba vivir en esta zona, es el pueblo de mi padre y me encanta este estilo de vida. Empecé a elaborar vino con las viñas para el restaurante como un vino de la casa y la verdad es que ha gustado mucho».
La mitad del proyecto lo encarna Bárbara Requejo, enóloga que ha dedicado su vida a descubrir y entender la identidad propia de cada vino. Tras estudiar en la Escuela de Palencia, realizó numerosas estancias en los lugares vitivinícolas más prestigiosos del mundo como Nueva Zelanda, California, Chile, Borgoña, Ribera del Duero, Borgoña o el Rosellón. Hasta que aterrizó en Cebreros para trabajar en la bodega SotoManrique. «Nos conocimos porque ella acabo como directora técnica y decidimos lanzarnos juntos con nuestra propia bodega en 2020», relata Guzmán.
En la actualidad cultivan 3,5 hectáreas de viñedo propio que se reparten por fincas en los pueblos de Villanueva de Ávila, Burgohondo y Navatalgordo, en la región del Alto Alberche, Sierra de Gredos. «Se trabaja en orgánico, El principal objetivo es ensalzar las particularidades de cada parcela», explica Bárbara. La vendimia se realiza por separado, cuando llega el punto óptimo de maduración de la uva se procede a la recogida del fruto por parcelas, a mano, con recogida en cajas y selección en bodega. Durante la vinificación llevan a cabo métodos naturales, no emplean levaduras, solo las autóctonas, no utilizan filtros ni clarifican. Llegado el final de la crianza realizan coupages llenos de autenticidad y elegancia.
TRES VINOS Y UN ROSADO
En 2021 han elaborado 10.000 bodegas de tres tipos diferentes de garnacha. ‘Los Arroyuelos’ es un tinto regional, «que nace con el objetivo de poder enseñar las características de las garnachas del Alto Alberche», según señala Requejo. Se trata de un vino de región muy fluido y frutal que refleja el granito y el territorio. Por su parte ‘Las Ánimas’ es un vino de paraje de la zona de las Herguijuelas. «Se trata de un entorno muy especial en el pueblo de Villanueva de Ávila, que tiene cualidades muy singulares y queremos defender en una cuvée diferente», comentan. El porfolio lo completa un rosado de prensado directo fermentado y criado en barricas de roble francés durante 6 meses que etiquetan bajo el nombre de ‘Arquitón’. «Apostamos por él porque creemos que es una zona muy buena para este tipo de vinos. Conseguimos una buena acidez, una buena maduración fenólica ».
A ellos se ha unido un tempranillo de Roa de Duero (Burgos), de donde procede Bárbara, procedente de viñas en vaso en secano con selección masal. «Es nuestra interpretación del vino de allí vinificado en Cebreros». Se etiqueta como vino de mesa bajo el nombre ‘ La Coronela’.
Sus vinos están presente en la provincia de Ávila y en el mercado extranjero principalmente, donde exportan el 70% de la producción siendo EEUU, Dinamarca y Bélgica los principales destinos.
Los retos de futuro tienen recorrido pues ya piensan en plantar viñedo a 1.200 metros y aumentar a largo plazo la producción a 30 o 40 mil botellas.