Cocina con máscara en Casavieja
Los Zarramaches
Es este uno de esos restaurantes que sorprende por el trato cercano, agrada por la decoración y convence por su regularidad. Un referente de la cocina rural abulense y un guiño a la cultura local. Menús diarios a 12 euros, el domingo, 20 y a la carta, entre 35 y 40. Buen ejemplo de cocina local y platos reconocibles y bien elaborados, asados en horno de leña, cochinillo y lechazo, carnes rojas, guisos y pescados con frecuencia (lubina, merluza, y un bacalao al horno muy demandado junto al pulpo a la parrilla). No faltan zamburiñas ni gambas. Mucha verdura en parrilladas, croquetas y ensaladas con nombre de máscara.
Sopas, ibéricos, quesos y ahumados. Una carta de vinos con etiquetas bien elegidas y con una promesa: incluir más garnachas de la DOP Cebreros. Postres de elaboración propia. En definitiva, uno de esos restaurantes de corte moderno, pero con los pies en el suelo. Acertaron Isabel y Óscar cuando decidieron invertir en Casavieja, localidad abulense con vínculo sentimental para ellos. Y tuvieron dos aciertos: decorar el restaurante y el exterior de amplias terrazas ajardinadas con guiños etnográficos y a la mascarada de los “zamarraches” y poner su nombre al restaurante.
De esta manera, todos vemos esa mascarada en la que, en el día de San Blas, dos personajes ataviados de túnica blanca, espalda de estera de esparto, cencerros y capirote de colores, recorren las calles con sus varas de mimbre y naranja en la mano. Y otro acierto fue poner en manos de gestión del negocio, a Carlos y a Arancha. Han pasado siete años y su comanda convence. Te puedes sentar ante la mirada de un zamarrache inmóvil que te acompaña en la esquina del comedor. Siete años sin altibajos. Emilia y Vanesa las cocineras. Todos de la zona en sala y en cocina, Carlos y Arancha de cara al público, en sala y mostrador. Sin duda, un restaurante que merece la pena visitar en la comarca del valle del Tiétar. Con suerte, los pastores rondan con sus zambombas y, de ahí, que sean famosas las migas, las patatas y los puches… todo ello a recuperar y a desestacionalizar. Lo dicho, recomiendo comer en Los Zarramaches, que tiene una cocina con máscara.