El Cid ‘ficha’ como guía turístico
Escenarios de la serie ‘El Cid’ La serie de Prime Vídeo sobre Rodrigo Díaz de Vivar aprovecha el patrimonio y los paisajes de la Comunidad más cidiana como plató
Lo que hoy es Castilla y León ha alumbrado a cientos de figuras emblemáticas, pero pocas con el halo de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador. Su persona y sus gestas han inspirado obras de lo más variopinto, desde aquel primigenio Cantar del Mio Cid hasta superproducciones de Hollywood en la época dorada de la épica cinematográfica. Combinadas con la historia, han dado pie a un turismo cidiano que sirve de hilo conductor para conocer el norte y este de la Comunidad.
En los últimos tiempos se ha sumado un nuevo atractivo a la lista. La serie 'El Cid', de Amazon Prime Video, ha hecho que los cascos de Babieca resonasen de nuevo en numerosas localizaciones de Castilla y León. Unas tenían pasado cidiano, otras tienen presente y futuro gracias al atractivo turístico con el que las ha dotado la producción de los 10 capítulos.
Burgos y Soria son las dos provincias que mayor trajín de actores y actrices han visto emulando los pasos que diese El Cid hace nueve siglos y medio, con Ávila algo menos representada. Los paisajes, el patrimonio y la raíz histórica de estas provincias han permitido ambientar unos cantares que nunca se fueron.
Por orden cronológico y mayor número de ubicaciones, Soria se ubicó en el número uno de la serie con hasta nueve puntos que merece la pena visitar aprovechando la 'excusa'. Al primero de ellos se le acumulan las referencias ilustres, y no es otro que el castillo de Almenar. Está habitado y es uno de los mejor conservados de la provincia, pero más allá de lo que se ve brilla por lo que se siente.
Zebra Producciones comenzó el rodaje para añadirle la sombra de El Cid y de hecho es perfectamente reconocible en la serie. Pero también Gustavo Adolfo Bécquer ubicó allí un par de sus relatos, sumando romanticismo a su estampa medieval. Para mayor significado, allí nació la esposa y musa de Antonio Machado, Leonor Izquierdo, dado que a finales del siglo XIX era cuartel de la Guardia Civil y el padre era sargento de la benemérita. Vaya, que de historia va sobrado, de belleza basta con contemplarlo, y de guiños literarios pocos espacios de España se igualan.
Las huestes cidianas también visitaron otro enclave que ya merecía una visita y una lectura antes del rodaje. No es otro que la atalaya o torreón de Masegoso, en el término de Pozalmuro. Soria está surcada por una línea de comunicación islámica y cristiana en forma de atalayas a modo de WhasApp milenario y este enclave formaba parte de la red.
Esta torre de origen bereber vigilaba un pueblo que, según la leyenda, desapareció envenenado por un joven despechado que emponzoñó su fuente de agua, lo que dio pie a la leyenda del 'Fantasma de Masegoso'. Quedó por escrito y con el nuevo milenio comenzó a representarse por parte de vecinos e hijos de la zona para que perviviese su memoria. La serie 'El Cid' permitió techar alguna estructura anexa y construir una efímera fragua de cartón piedra que completan el paraje desde hace año y medio, y que añaden rincones evocadores.
Más al sur y ya en tierras del Duero, Almazán aportó a la serie su iglesia de San Miguel. Y vaya iglesia. Ubicada en la plaza Mayor. Del siglo XII y perteneciente al Tesoro Nacional desde 1931, combina el innegable estilo románico con detalles de arte musulmán, prueba de que efectivamente esta fue tierra de frontera. Pocos lugares mejores para ambientar la historia del Cid y su época.
A
demás, y aunque no tuvo apenas protagonismo en la primera temporada de la serie, la villa está recuperando paso a paso su muralla, de la cual aún quedan arcos en pie y en uso. Conforme avanzan los trabajos se van sumando saberes arqueológicos con los hallazgos. En materia patrimonial e histórica, Almazán suma hoy en día.
También El Cid, esta vez con la cara de Jaime Llorente, cabalgó por los montes que circundan el Cañón del río Lobos. Poco más se puede decir de uno de los espacios naturales más visitados de Castilla y León año tras año, de sus paisajes milenarios o de su preservación de la flora y la fauna. «Polvo, sudor y hierro, el Cid cabalga», que escribió Manuel Machado, y lo hace para las pantallas de todo el planeta por tierras castellanas.
Pero antes de llegar hasta allí tocó parar en uno de los pueblos más bonitos e históricos de Soria, Calatañazor. Aquí se dice que las huestes cristianas hirieron de muerte a Almanzor en uno de los grandes hitos de la Reconquista. Teniendo en cuenta que conserva buena parte de su patrimonio -y eso incluye desde templos hasta casitas medievales- pocos espacios mejores para rodar metiéndose en el papel. El castillo, eso sí, está en la Lista Roja de Patrimonio.
El torreón bereber de Masegoso se decoró con una pequeña fragua y techumbre para la estructura anexa antes de volver a su estado original, como atalaya clave en el medievo. / MARIO TEJEDOR
No obstante, Calatañazor no es un decorado. Es un pueblo 'de verdad', con sus casitas -hoy muchas alojamientos rurales- habitadas desde hace siglos, sus piedras vigilantes desde lo alto y sus templos plagados de pequeños detalles. Para ambientarlo en la serie se sumaron dos reses y tres personas de la Cabaña Real de Carreteros (otro nexo entre Burgos y Soria), una entidad viva cuya labor bien hubiese visto pasar Rodrigo Díaz de Vivar ante sus ojos.
También Nafría La Llana puso su parte para que las huestes cristianas no echasen de menos sus emplazamientos originales. Su templo románico o su arquitectura tradicional hicieron que esta pequeña localidad, perteneciente al municipio de Golmayo, también encontrase un escaparate en el rodaje.
‘PLATÓS’ CON HISTORIA
Otras zonas de Soria que aportaron sus paisajes fueron el paraje de 'El Chorrón' en El Royo, una pequeña poza natural que en verano se convierte en piscina de agua pura para vecinos y visitantes; o Covaleda y Duruelo, dos municipios con espectaculares paisajes en la comarca de Pinares. Casualidades de la vida, 'Doctor Zhivago' pasó en tren no muy lejos y casi coincide en enclaves con 'El Cid', en la zona de Río Lobos 'Los Tres Mosqueteros' blandieron sus aceros en 1973 y en Calatañazor Orson Welles dio sus 'Campanadas a Medianoche'.
En Burgos 'El Cid' de Prime Vídeo hizo dos paradas para retratarse, pero también quedó impronta de la provincia. En la línea de otras ubicaciones, se optó por rodar en Frías, una de las joyas medievales de Las Merindades que bien merece subir por sus cuestas para disfrutar patrimonio, paisaje y paisanaje.
La ciudad -que lo es, y la más pequeña de España- luce sus encantos a todos los niveles y de forma literal. En lo alto, su castillo presume de un buen estado de conservación y unas vistas sensacionales, mantenidas desde hace casi 11 siglos. La iglesia de San Vicente o sus casas colgadas, así como las empinadas callejuelas, también refrendan por qué es un punto clave para viajar en el tiempo. Y el puente medieval con la torre almenada en la zona baja pone la guinda a un conjunto espectacular.
Sin salir de tierras burgalesas y tras pasar por el cercano Valle de Tobalina, el Monumento Natural Monte Santiago hizo asimismo su debut en la plataforma. Los saltos de agua y sus frondosos bosques también arroparon la historia de Rodrigo Díaz de Vivar, en esta ocasión contada en dos temporadas y diez capítulos. Si a eso se añade su caprichoso anfiteatro natural, la ubicación más septentrional de la serie tiene también muchos alicientes para disfrutarla.
Ávila puso también su granito de arena a la recreación de las andanzas del Cid en la plataforma digital. En este caso en castillo de la Adrada apareció entre las ubicaciones señaladas de inicio por la productora, sumando así otra ‘muesca’ en su larga lista de apariciones. ‘Águila Roja’, ‘Isabel, mi Reina’ o ‘Bandolera’ son algunas de las series que han aprovechado sus recios muros para ambientar épocas pretéritas. Con ello se completaban más de una docena de ubicaciones aprovechando el patrimonio natural y construido de tierras otrora del Reino de Castilla.
Ya fuera de la Comunidad El Cid cabalgó por tierras aragonesas en enclaves como Albarracín (Teruel), otra localidad con un enorme encanto medieval; o el Palacio de la Aljafería de Zaragoza, que durante un tiempo dejó de ser sede del Gobierno autonómico para converse en sede de la taifa. En Navalcarnero (Madrid) se rodaron los interiores para completar la serie. No obstante, la impronta de Castilla y León sobre la serie ‘El Cid’ hizo justicia a la que dejó el personaje histórico sobre estas tierras. Ya es todo un ‘guía’ turístico.
DE CHARLTON HESTON AL CAMINO
Castilla y León ha presumido siempre de El Cid y la figura del burgalés le ha devuelto parte de ese orgullo como reclamo turístico. Uno de sus momentos álgidos llegó en 1961 con el estreno de la película protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren dos de las estrellas más rutilantes en el firmamento de Hollywood del momento. Y hacia esa España en la que empezaba a popularizarse el 600 viajó el elenco, escogiendo también ubicaciones en lo que hoy es la Comunidad. Ávila, Burgos, León, la palentina Ampudia, Torrelobatón en Valladolid o el soriano castillo de Gormaz, la mayor fortaleza califal de Europa, desfilaron por la gran pantalla arropando toda la épica de la versión dirigida por Anthony Mann.
El héroe patrio había atravesado medio mundo para darse a conocer, y si ya entonces era una figura atractiva, comenzó a resultar un atractivo turístico. Con el paso de los años los puntos ‘tradicionales’ de turismo cidiano comenzaron a interconectarse por una línea. Desde Vivar del Cid hasta la Valencia conquistada, desde el Robledal de Corpes a Gallocanta, el Camino del Cid nació para crear el producto turístico definitivo. La figura de Rodrigo Díaz de Vivar aglutinaba ya a numerosas comunidades a través del turismo de experiencias, con rutas tematizadas para varios días y adaptándose a tendencias como el cicloturismo. Un logotipo común, un pasaporte para unirlos a todos y guías especializadas dieron el aldabonazo definitivo a este turismo.
La huella del Cid es tan amplia que el recorrido abarca más de 3.000 kilómetros sumando todas sus variantes. La provincia de Burgos es obviamente una de las más destacadas por historia, kilómetros y opciones, siendo la más ‘cidiana, al menos en este plano, de Castilla y León. Soria también cuenta con una nutrida representación de camino, y es que no hay que olvidar que hay quien atribuye la autoría del Cantar del Mio Cid a un abad de San Esteban de Gormaz, a lo que se suman algunos episodios del libro en tierras numantinas. El resto de las rutas siguen los pasos del Cid hacia el Levante y otras zonas de la península. Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia y Alicante se unen a Castilla y León en un producto turístico que luce gracias al magnetismo de hace casi un milenio.