Una cocina en pantalla grande
SALAVEINTE (Valladolid) Este nuevo local gastronómico ocupa el lugar de los conocidos Cines Coca. En él ofrecen un ambiente chic con una cocina internacional que juega con sabores
Entrar en un cine ha guardado siempre un encanto especial. Uno vuelve al asombro de un niño cuando pisa una sala y contempla alguna película en pantalla grande, no solo por el espacio, con sus paredes altas y la impresión que produce cuando se apagan las luces y comienza a proyectarse la cinta, sino también por el ambiente que se respira en la sala. Es la magia del cine. En Valladolid encontramos un lugar que transmite esas sensaciones mientras comemos o disfrutamos de una copa. Su nombre, Salaveinte, ocupa el solar de los míticos Cines Coca. En la memoria de los pucelanos aún se recuerda con nostalgia aquel cine que durante décadas sirvió de lugar de entretenimiento y espectáculo para sus vecinos. Hoy podemos volver a sentir esas emociones en Salaveinte, un proyecto singular en el que han transformado lo que era la sala de proyecciones en un restaurante. Detrás de este nuevo concepto culinario se encuentran cuatro amigos que han unido sus fuerzas para sacarlo adelante. «Dos de los socios ya tenían experiencia en los negocios de hostelería, hemos tirado de sus experiencia y conocimientos para embarcarnos en este proyecto que nos parece muy especial. Cuando entramos en el local la verdad es que nos impresionó mucho a todos», comenta César Rodríguez, uno de los propietarios. Y no es para menos. El local, de 500 metros cuadrados de superficie, cuenta con espacios de siete metros de altura, donde han creado un ambiente sofisticado y acogedor. «Es un original contraste entre lo chic y lo neo-rústico, elegante y agradable», destacan.
La decoración ha sido dirigida por su hermana, la interiorista Lucía Rodríguez. En cada detalle hay referencias a la sofisticación de un cine pasado con elementos dorados, terciopelos, iluminación teatral. Y guiños significativos de la tierra a la que rinde homenaje: materiales en brillo, espigas, ratán, maderas...
El local consta de cuatro ambientes para disfrutar en todo momento, desde primera hora hasta la noche. La barra o antesala es el punto de encuentro a cualquier hora del día, donde desayunar, compartir tapa o tomar un cóctel a media tarde en un espacio de mesas altas y una zona vip reservada para el picoteo. A ello se suma un porche para encuentros espontáneos. ZONA DE EVENTOS
Uno de los espacios más polivalentes y con más posibilidades es el escenario, reservado a todo tipo de eventos privados como exposiciones, comidas de trabajo o cualquier celebración familiar de carácter privado. «La agenda de cara al otoño ya está bastante completa», señala César.
El restaurante ocupa un lugar íntimo y sofisticado para disfrutar la cocina de Salaveinte en gran pantalla. Una labor en la que han confiado en la maestría y experiencia de David Tapia, chef vallisoletano con un amplio conocimiento de la cocina internacional. Formado en la Escuela de Cocina de la Armada de la Marina, con prácticas en Mugarritz, entre otros sitios, cuenta con una dilatada trayectoria en restaurantes como el Llantén o Refectorio de Abadía de Retuerta-Le Domaine. Además, ha realizado estancias fuera de España con viajes a Tailandia o Reino Unido, donde ha permanecido durante los últimos cinco años. Unas vivencias que le han aportado una óptica de la cocina en la que juega con un mestizaje de sabores y lugares. «No me gusta decir cocina ‘fusión’ porque es un concepto muy amplio y ambiguo, en realidad hoy en día todo es cocina fusión.
En mi caso apuesto por una cocina desenfadada, muy atemporal, juego con distintas técnicas, sabores y productos, echando un ojo al recetario tradicional y mirando a la vanguardia», señala. De esta manera encontramos platos sugerentes e innovadores como la lasaña de callos picantes con salsa mexicana, el lechazo con salsa coreana o el risotto de carrillera thai. Producto autóctono de kilómetro 0 con el que realizan mestizajes de culturas y tradiciones. La carta en la que están trabajando para este otoño se enfocará en las setas y la caza como el guiso de lentejas con venado y pato. «Me gusta que el cliente no solo coma sino que tenga una experiencia en la mesa y se divierta», apostilla Tapia.
La bodega ensalza las elaboraciones únicas de cualquier denominación de origen. «Son vinos en la la misma sintonía que la cocina. Abarcamos un mundo muy amplio con ventanas abiertas a otros países y regiones». Los vinos de la Ribera del Duero y Toro conviven en perfecta armonía en la cava con elaboraciones de Lanzarote y otras zonas con uvas distintas y diferenciadas.
La misma esencia se traslada a los postres donde esta temporada podremos probar un coulant de turrón de Jijona, un cheese cake al horno cremoso o deliciosos postres de chocolate que se elaboran en mesa ante la atenta mirada del comensal. Puro espectáculo.