Diario de Castilla y León

Las ‘Durangas’ de Ricardo Crespo

EME BODEGAS

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Javier Pérez Andrés

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Pronto irrumpirán en el mercado los vinos Durangas, Eme y Glotón de Eme Bodegas. El sueño de un joven de Fuensaldaña. Nueva sabia en la Denominación de Origen Cigales. Un proyecto con raíces. Ricardo Crespo estos días se enfrenta al reto definitivo en la elaboración de vinos de calidad con la viña, la bodega y, posteriormente, la elaboración de sus vinos rosados y tintos, todo bajo el amparo del consejo regulador de la DO Cigales.

La viña más grande y que proporciona el grueso de la uva de calidad fue adquirida a unas mujeres de Fuensaldaña, conocidas popularmente como las Durangas. Ricardo ha querido que su vino rosado con alma de clarete, lleve su nombre. 

Nieto de Emilio Crespo Robles e hijo de Emilio Crespo García y con unos cuantos apellidos de Fuensaldaña. De ahí que su proyecto vitivinícola tome el nombre de Eme Bodegas. Pertenece a una familia de viticultores que siempre elaboraron vinos y cultivaron viñas, pero fue a partir de la adquisición de una bodega subterránea, a mediados de los ochenta, en el barrio de bodegas de La Horca, en Fuensaldaña cundo se inició un proyecto que consolida precisamente en la añada de 2021. Todo este tiempo sirvió para rehabilitar la bodega, adaptarla a la elaboración de vinos de calidad respetando escrupulosamente el entramado de galerías y los elementos etnográficos. La prensa de viga nunca dejó de utilizarse. Y ahora, con absoluta limpieza, prensa la uva tras ser despalillados los racimos. Ricardo siempre tuvo claro que la historia de esta bodega era compartida, entre su familia y sus antiguos propietarios. Su padre le compró la bodega a un viticultor de Fuensaldaña, Argimiro Parrado, a quien su abuelo Emilio conocía de siempre.

Uso de la prensa tradicional en el interior de Eme Bodegas.

Por ello, se conservan un par de “pipas” de aquella época, y en una de sus etiquetas- sin nombrarle- hace un pequeño homenaje al que fuera propietario de la bodega, pues, según su padre Emilio Crespo, Argimiro solía sentarse en el banco de piedra de la fachada algunas tardes en los años 80 del siglo pasado. Ricardo admite que era justo asumir esa herencia sentimental. 

No ha sido un camino fácil. Muchos años trabajando para recuperar sisas, galerías con cimbreados de ladrillo, salvar la prensa, el huso, la piedra y los depósitos subterráneos. Todos ellos con más dos siglos de antigüedad. Hoy el espacio es compartido con la tecnología moderna y una nave de crianza para las barricas bordelesas. 

La vieja viga, el huso nunca dejó de dar vueltas en vendimia. Y este año con más motivo, porque será el que lanzará al mercado con la contraetiqueta de la Denominación de Origen su rosado Durangas y sus tintos, Glotón de Eme -un varietal de garnacha- y Eme, un tempranillo criado en roble. Ricardo siempre soñó con tener viñas propias más allá del majuelo familiar. Por eso, junto a su padre, ha logrado cultivar en torno a nueve hectáreas de viña, de las que siete están en producción. Todas con una media de 30-40 años y repartidas por los pagos de La Dehesa, Las Piñuelas, Carrajuelo y Camino Cigales, dentro del término de Fuensaldaña.

La producción, en principio, será de unas 20.000 botellas entre el tinto y el rosado. Ricardo no ha abandonado su actividad empresarial vinculada al mundo del espectáculo, proporcionando la logística y la infraestructura a conciertos y eventos. Pero, sin duda, su aventura enológica cimentada sobre la defensa del vino de Fuensaldaña, su pueblo, es su gran reto personal. Bienvenido a un mundo del vino del que habíamos olvidado que hubo un tiempo no tan lejano en el que la viga y la pesada piedra de los abuelos de nuestros abuelos, abrieron paso a los primeros claretes en esta tierra. Suerte.

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