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Los confines de Martina en la frontera alta

Prieto Pariente

pariente

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Pisa fuerte por suelos de arena, caliza y arcilla. Siempre al marcaje de los estados fenológicos de vasos y espalderas de garnachas, tempranillos, verdejos y sauvignones. Poda y vendimia desde niña. Es el resultado vital de una fermentación controlada por levaduras de Rueda. Martina Prieto Pariente forma parte de la generación del nuevo siglo que lleva las riendas del sector del vino en España.

Su perfil profesional se ajusta al de técnica, empresaria y bodeguera con capacidad para gestionar bodegas que elaboran vinos de calidad en un mercado competitivo en el que ha sabido encontrar el diferencial sensorial y la imagen cuidada en los vinos de calidad. Estudió Ingeniería Agraria, y se especializó en viticultura y enología. Como tantos jóvenes técnicos de su generación viajó a las zonas productoras del mundo, pasó por cursos de formación en el terroir bordelés y domina idiomas. Este cúmulo de vivencias y experiencias cimentan su proyección actual.

Pero a todo esto, Martina suma sus orígenes familiares con hondas raíces en Rueda y en Valladolid. Ha sabido afrontar riesgos empresariales y retos enológicos como lo hiciera su madre, la enóloga Mariví Pariente, que también dio el salto con notable éxito a juzgar por el posicionamiento de los vinos de José Pariente. A tan solo unos líneos de la bodega de los blancos, ha iniciado el nuevo proyecto, esta vez por polifenoles: la nueva bodega Prieto Pariente, solo de tintos y de nueva construcción y diseño. En el mismo pago, la Frontera Alta, que hace linde entre los términos de La Seca y Rueda. 

La nieta de José Pariente, viticultor que da nombre a los vinos blancos y del que conservan aún viejos vasos en el majuelo de la Agujetera, está al frente de la gestión y dirección técnica de las bodegas familiares junto a su hermano Ignacio, pero es su sello propio el que marca la elaboración de tintos en Prieto Pariente. Un proyecto arriesgado, pero con los pies en la viña y la nariz en las tendencias sensoriales del momento, basado en criterios de elaboración y procesos en fermentación y crianza con los que conducir a la variedad garnacha y la tempranillo. La dispersión de la materia prima en las provincias de Ávila y Valladolid no impiden la garantía de recepción de uva en su momento óptimo.

Su tinto Confines, varietal de garnacha procedente de Cebreros y San Bartolomé de Pinares, muestra en la copa todo el caudal de intenciones. Martina acierta con la apuesta por esta casta, hoy acaparadora de protagonismo en el mercado. Sigue las líneas que se han generado en el entorno de Cebreros, aunque en principio no contará con DO y saldrá como Vino de la Tierra de Castilla y León. La Provincia es su otra etiqueta, un tinto de tempranillo y garnacha cuyas uvas proceden de los términos de Pedrosa del Rey, Valbuena y Mucientes. Tanto las viñas de la comarca de Cebreros como las de Valladolid cuentan con su propia supervisión y la fidelidad de los viticultores, así como un criterio único y selectivo en prácticas culturales y selección de vasos viejos contrastados. El tercer reto es el tinto Origen, también con ese toque de vallisoletaneidad que de nuevo se centra en vtempranillo y garnacha.

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Por el momento, la bodega Prieto Pariente elabora en torno a 40.000 botellas. Un proyecto ya en marcha, cuya idea nace en 2014 y cristaliza en las tres últimas añadas. Martina es, por tanto, también la que firma los blancos verdejos, sauvignon, fermentados en barrica, dulces y un último guiño enológico, el blanco de la variedad viognier. Una bodega que, gracias a su acertado criterio en fermentación, en contacto con diferentes envases y tiempos, ha logrado destacar en el palmarés de los vinos de Rueda. José Pariente produce alrededor de 800.000 botellas y Prieto Pariente unas 50.000 por ahora. El 35% del total de ambas bodegas se exporta.