Chocolate con alma de torrezno
CHOCORREZNO (Burgo de Osma, Soria) El aplaudido repostero Carlos París da una nueva y aplaudida vuelta de tuerca al producto estrella de Soria maridándolo con chocolate belga
El Torrezno de Soria se ha convertido por méritos propios en estandarte de la gastronomía provincial, y de hecho en el primer semestre de 2021 mejoró ya sus cifras previas a la pandemia. Pero no sólo crece la demanda, sino también la creatividad de los profesionales para crear nuevas formas de tomarlo. La última, utilizarlo como elemento sabroso y crocante en tabletas de chocolate belga selecto.
La idea de combinar torrezno y chocolate puede parecer sencilla. Pero Carlos París y familia, desde Más que Chocolate y El Beato, no se iban a conformar con algo simplón. Su apuesta era presentar una auténtica elaboración propia equilibrada, novedosa y de calidad. Así nació el Chocorrezno en sus vertientes negro, con leche y banco, tabletas en las que el torrezno pone el contraste singular pero sin saturar.
«Tomar una tableta de chocolate y ‘plantarle’ un torrezno es fácil, o cubrirlo de chocolate sin más». El planteamiento de París iba por derroteros más refinados y no era otro que «buscar distintos tipos de crujiente y porcentajes de torrezno durante dos años. Había que mantener el sabor de nuestro chocolate 100% belga y buscar la proporción justa para encontrar el equilibrio, que es lo que finalmente creemos que hemos encontrado», señala París.
Hay tres tipos de Chocorrezno, con leche, negro y blanco. / GONZALO MONTESEGURO
Para ello, se trabaja con finas virutas de auténtico Torrezno de Soria de la Marca de Garantía que se tuestan con mimo y sin prisas. «Por cada kilo de torrezno que metemos al horno salen 350 gramos de crujiente. Los otros 650 gramos son principalmente grasa que queda atrapada en el papel secante». Con ello se logra mantener todo el sabor sin que el Chocorrezno sea pesado al estómago; y se evita que el consumidor encuentre partes blandas en su tableta. Por definirlo a grandes rasgos, es como una tableta crocante de cacao selecto, pero con la enorme diferencia de sabor y matices que separa al habitual arroz inflado al laureado torrezno numantino.
Hace dos meses se dio el salto al mercado y las cifras refrendan que gusta. «Pensábamos que iba a ser una cosa para la provincia, algo curioso para Soria». Pero el ‘boom’ fue mucho más allá y la continua presencia en redes, en televisión, en webs y blogs gastronómicos o en boca –de forma literal– de los influencers hizo superar todas las expectativas.
«No nos lo esperábamos», reconoce París, quien ya ha facturado las primeras 80.000 tabletas de Chocorrezno, a una media de 55 tabletas por hora, casi una por minuto. Y eso, siendo un producto singular, selecto y basado en algo tan local, es cuando menos reseñable. Tras ese primer lanzamiento «mi esposa se ha encargado de un nuevo diseño para el packaging» y el Chocorrezno estrena envase, pero sin variar un ápice las meditadas recetas que le hacen triunfar en el mercado.
Aunque es todavía una novedad, ya deja anécdotas sobre su impacto. Por ejemplo, hay constancia de que llegó a California después de que una gastrónoma con familia en Madrid solicitase un envío para probarlo. «Y también me habían contado que ha llegado a Canadá», apunta su creador. «Todos los días nos llaman, ha sido una auténtica avalancha. Hay gente que incluso ha venido desde el País Vasco a comprar Chocorrezno como excusa y ya se han quedado de turismo. Hasta ha sido un reclamo turístico».
En El Beato «estamos súper agradecidos por esa reacción. Desde que se anunció, desde ese primer momento, distribuidores llamando que lo querían. En vez de decir ‘¿qué es esto?’ o ‘a ver si sale o no’, esta fue la reacción». La prueba de fuego no obstante estaba en la propia provincia de Soria, donde el torrezno no sólo se hace de forma sensacional, sino que el cliente exige porque lo conoce y consume desde hace décadas.
«Hay gente al principio un poco reticente o con dudas, pero si miras Instragram, Twitter o lo que sea los comentarios que hay son todos buenos. Es lo más maravilloso del asunto es que ha dado que hablar y por bien». Pero claro, lo de estancarse no va con esta familia –«mi abuela ya elaboraba dulces en 1950»– y ya hay más ideas rondando para sumarse al cacao gastronómico y chacinero que han montado.