Garnacha de Toro, el dueto de Sanzo y Ballesteros
Bodegas Rodríguez Sanzo
Vallisoletano del barrio de San Juan y de la añada del 68. Enólogo y bodeguero. Un tipo inquieto, arriesgado e innovador que domina, como pocos, las nuevas tendencias del vino y nunca se ha alejado del ciclo vegetativo de la vid. Por ello, es buen conocedor de terruños y suelos vitícolas de esta región. Siempre en contacto con la viña y con el viticultor. Buscador incansable de parcelas y majuelos para rescatar de ellos, desde el Arribe a Ribera, pasando por Rueda y Toro, lo que hoy llamamos la cotizada expresión de terror. Pertenece a la cantera de INEA (donde se formó en Ingeniería Agraria). Más tarde, en Enología en Rioja, donde inició su trayectoria elaboradora siempre mirando al Duero y al Sil.
Hoy, definitivamente, elabora una buena parte de sus vinos en Villafranca de Duero, dentro de la DO Toro, desde donde cada añada sorprende con nuevas tipologías, fermentaciones muy cuidadas en distintos envases y crianzas medidas, incluidas las que hace en viejas barricas que envejecieron whisky. Todo un alarde sensorial. Javier Rodríguez está acostumbrado a fermentar donde haga falta para defender su visión multivarietal del vino y acostumbra a no viajar solo. Con frecuencia lo hace junto a destacados enólogos que dominan las estrategias del mercado y los nuevos frentes del vino en el mundo. De ahí, que una línea de sus vinos sea compartida con Eulogio Calleja y otra serie de vinos con Pedro Ballesteros.
La tiene en sus manos y posa con la botella en la foto. Acaba de salir al mercado con la añada de 2020. Esta vez, es una garnacha de Toro amparada por la Denominación de Origen. Una modificación del reglamento aprobada en el enero de 2021 permite ya la elaboración de monovarietales de tinta garnacha, además de las blancas albillo y moscatel. Un acierto del Consejo Regulador ante la tendencia en alza de esta casta y la notable presencia de este cepaje tinto en el bacillar y en los viejo majuelos de su ámbito geográfico.
Todo un dueto de Javier Rodríguez y Pedro Ballesteros, el Master of Wine español de mayor prestigio. En la bodega Rodríguez Sanzo nace este dúo de voces unidas a la garnacha que suena muy bien en su partitura sensorial propia, la expresión frutal y delicada de la garnacha y esa porción de tinta de Toro que aporta el cargamento frutal. El resto lo hace la acertada maloláctica en roble. Una valiente decisión lanzar este 2020 al ruedo. Y por supuesto, hacerlo dentro de la DO.
Este rasgo define a Javier Rodríguez que junto, a María Sanzo y a su hija Amaya, nuevos brotes de la familia, está al frente de la bodega de Villafranca de Duero y de la central de todos sus vinos en Valladolid. Javier, pese a su disparidad geográfica y varietal, nunca ha perdido la toma de tierra. Hoy cuenta, en propiedad o controladas por contratos con viticultores, con cerca de 35 hectáreas de viñedo en la DO Toro, 17 en Rueda, 80 en La Rioja y 7 en la DO Ribera de Duero. Además de pequeñas incursiones puntuales en otras zonas vitivinícolas vinculadas a la mencía berciana, la casta bruñal, la emergente garnacha de Cebreros, la albariño, la variedad riojana mazuelo y la sauvignon blanc, entre otras.
Siempre tuvo esa inquietud, - le sigo la pista desde mediados de los noventa- por descubrir vinos y zonas y elaborar en diferentes lugares y lagares. En definitiva, poner huevos en varios nidos buscando ese toque diferencial de la uva, esa riqueza polifenólica y la expresión del terruño, destinada a lograr una oferta de vinos que satisfaga al aficionado, al consumidor y al profesional. Por ahora los ha conseguido y su poliédrico proyecto le sitúa entre las bodegas y enólogos que despiertan interés entre los prescriptores. Sin olvidar que exporta más de un 70% de sus vinos a una veintena de países de una media de cerca de un millón de botellas.