El horno con sabor latino

Hay negocios que nadan a contracorriente en medio del pesimismo. Historias llenas de coraje a pesar de los tiempos que corren. Uno de ellos es el Fogón de Leña, un obrador abierto en el 18 de agosto de 2020 en la capital segoviana. El pastelero dominicano Jorge Marte de la Cruz abrió este horno junto a su mujer, Yudelka Estrella,  en el número 12 de la avenida de la Constitución, situada a pocos metros de la plaza de la Universidad, con el campus ‘María Zambrano’ de la Universidad de Valladolid. En ella conviven a placer productos latinos y españoles. «Estoy jugando con las dos culturas. En mi país se toma más subido de dulce que aquí», remarca al otro lado del mostrador. 

A pesar de las dificultades y del escenario pesimista en el que abrieron, arrancaron el negocio con gran aceptación por parte del público. El olor que desprende el horno ha conquistado a los vecinos de este barrio con productos como las tejas de almendra o las milhojas de merengue. «Se venden muy bien, es muy típico de mi país. A aquellos españoles a los que les gusta más lo dulzón se decantan también por la tarta latina», añade. 

Jorge aterrizó en la ciudad del acueducto en 2013 siguiendo los pasos de su pareja que trabajaba cuidando de una persona mayor. El matrimonio, que tiene tres hijos, procede de Puerto Plata, en la República     Dominicana, donde regentaban su propio negocio de pastelería. Una experiencia que le sirvió para que, al llegar a España, encontrara trabajo en la planta de Siro, en El Espinar, una de las industrias de pastelería más grandes de la provincia de Segovia donde desarrolló su labor durante un lustro, aunque según confiesa, «siempre he tenido mis ideales volver a tener mi pastelería». 

La experiencia y el conocimiento adquirido en este tiempo le permiten preparar sin ningún problema productos dulces para personas con problemas de azúcar o intolerantes al gluten. A Jorge Marte le gusta que sus clientes le desafíen con nuevos retos y le hagan las propuestas que deseen para sus tartas de celebraciones y cumpleaños.

Como todos los inicios empresariales, el obrador exige muchas horas de dedicación y constancia, ingredientes que le sobran a Jorge. «Estamos casi 24-7 (24 horas, siete días a la semana) para poder cubrir porque la venta está baja y tampoco podemos contratar a nadie», declara. 

Cada día de la semana pone a disposición de sus clientes hornadas de pan recién hecho. Desde las 7.00 de la mañana, prepara sus productos de panadería y pastelería. «A mí me gusta mucho  la pastelería y la cocina, también he trabajado de cocinero pero prefiero la pastelería. Disfruto haciendo las decoraciones», resume.

Se sienten agradecidos con las muestras de cariño recibidas por parte de la clientela, entre los que se encuentran muchos universitarios que paran a comprar el pan para los bocadillos o un café para llevar bien acompañado de un bollo, una magdalena o un donuts.

Bizcochos de plátano

Durante este tiempo, han tenido  gran éxito sus bizcochos de plátano y de zanahoria, cuyo sabor ha hecho que se corra la voz entre los clientes que ya los han probado y se haya convertido en la especialidad de esta casa. Las manos expertas de Jorge preparan bollería, pasteles y tartas, dulces de acá y de allá. «Todo tipo de bollería y tartas de cumpleaños españolas y latinas, colombianas, hondureñas, cubanas y de República Dominicana, que es mi país. Sucesivamente juego con los productos latinos y españoles», resume el pastelero. 

Los ingredientes que emplea en su cocina son los mismos que en España: harina. azúcar, mantequilla y huevos son los productos con los que trabaja habitualmente aunque las recetas de su país de origen llevan mayor cantidad de dulce, según cuenta.  

También elabora tarta de maíz o galletas de coco toque con especie dulce con nuez moscada y canela.  Y es que el uso de especies dulces, que no están habitual en España para repostería, como nuez moscada, malagueta o canela, es típico en su cultura. También recomienda probar la receta de magdalenas caseras con ‘un toque latino’. 

Seis meses después de su apertura, Jorge y Yudelka se sienten muy satisfechos de la experiencia vivida en este tiempo y de cómo les han arropado los vecinos. «Se ha ido corriendo la voz y se están portando muy bien con nosotros», remarca. Una historia dulce con final feliz.