Diario de Castilla y León

DESTINO

Parada y fonda en la A-11 Romana

El yacimiento celtíbero y romano de Uxama concentra dos milenios de historia y restos espectaculares como su red de aguas excavada

Tras la aparente humildad del yacimiento se esconde un enclave preciado para sucesivas civilizaciones que fueron aportando su sello a las hoy tierras de El Burgo. / VALENTÍN GUISANDE.

Tras la aparente humildad del yacimiento se esconde un enclave preciado para sucesivas civilizaciones que fueron aportando su sello a las hoy tierras de El Burgo. / VALENTÍN GUISANDE.

Publicado por
Antonio Carrillo

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Cuando se piensa en celtíberos y romanos en los primeros tramos del Duero la mente se va indefectiblemente a Numancia. Incluso Tiermes, conocida como ‘la Pompeya española’ aunque ahora compita con Noheda por el apelativo, es un nombre que surge rápido. Sin embargo, a escasos kilómetros de El Burgo de Osma, aún se erigen los restos de Uxama Argaela, un enclave con muchísima historia que ha dejado restos y construcciones milenarias para entender mejor no sólo la época, sino lo que es hoy día Castilla y León.

Y es que el antiguo ‘municipium’ era uno de los puntos destacados en la ‘autovía A-11 romana’. Los romanos ya vertebraron el eje del Duero, partiendo desde Caesar Augusta (Zaragoza) para entrar por Numancia, adentrarse en tierras burgalesas y vallisoletanas y concluir con la conexión en Astúrica Augusta (Astorga). El valle fluvial marcaba buena parte de un trazado que casi dos milenios después sigue siendo vital .

Pero más allá de su privilegiada ubicación, Uxama y sus alrededores –se dice que tuvo más de 25 hectáreas incluyendo las zonas de trabajo– es un yacimiento arqueológico de primer orden . Su origen está en el siglo IV antes de Cristo, cuando los Arévacos, tribu celtíbera de la zona, se asentó en el cerro del Castro con su ganado, aprovechando las fértiles vegas de la zona.

De aquel primer asentamiento, como de tantos otros, lo más abundante son las tumbas . No obstante las excavaciones han permitido hallar estancias en los estratos más bajos, algunas de ellas con partes excavadas en la roca como se puede ver en Tiermes. Todo apunta a que era un asentamiento humilde basado en las labores agrícolas, ganaderas y de artesanía ‘básica’.

No obstante la romanización llegó, y de su mano Uxama vivió su período de mayor esplendor. El Imperio aprovechó el enclave para dotarlo de instalaciones públicas , pero también para favorecer su crecimiento con algo que para Roma fue clave: el agua. Precisamente hoy en día una de las capas más interesantes de la ciudad está oculta bajo tierra.

La red de aguas construida todavía mantiene en muy buen estado algunos de sus canales y depósitos . Aunque no todo está abierto al público se trata de un trayecto espectacular. A diferencia de otros acueductos, este está excavado en la roca con tramos que a buen seguro aún hoy podrían funcionar.

En los túneles se abren periódicamente huecos al exterior que dejan entrar la luz y convierten este entramado de cuevas no sólo en una ventana a la historia, sino en un paisaje espectacular de luces y sombras . Los arcos tan típicos de las construcciones romanas o las cisternas, construidos para trascender, poco tienen que envidiar a los de una red moderna en cuanto a funcionalidad. Estas últimas son visitables y a tenor de las opiniones de los turistas son la mayor y más grata sorpresa.

Curiosamente y a pesar de encontrarse muy cerca del río Ucero, el agua se traía de bastante más lejos. Al estar en un enclave elevado era muy complicado elevar el líquido, así que se optó por conducirlo durante cerca de 20 kilómetros, en la confluencia de los ríos Usero y Lobos . Huelga decir con una distancia tan accesible en coche entre ambos puntos, se pueden combinar ambos enclaves en un día. Una ciudad renacida

En el nivel superior aguarda la ciudad propiamente dicha, algo más ‘ruinosa’ para el ojo visitante pero igualmente interesante para los amantes de la arqueología y la historia. A la vista queda parte de una ciudad de traza indudablemente romana , bien ordenada urbanísticamente y con detalles que dejan entrever su organización social por ejemplo con parte del foro.

No obstante el paso de los siglos fue azaroso . Los arévacos participaron activamente en las Guerras Celtibéricas, pero fue la guerra civil romana entre el Senado y Sertorio la que acabó con ella en su configuración primigenia. Apoyaron a este último y Pompeyo la destruyó. No obstante en el siglo I fue reconstruida, aparece citada por Plinio el Viejo o Ptolomeo y llegó a acuñar moneda propia.

A esa época pertenece una de las partes descubiertas y visitables más llamativas, la Casa de los Plintos. Poseía su propio depósito de agua para abastecer a esta espectacular villa de casi 1.000 metros cuadrados y una veintena de habitaciones. Acabó abandonada, pero dejando para la posteridad tanto la posibilidad de sumergirse en una mansión romana como numerosos restos de piezas de la vida cotidiana .

El recorrido se culmina en la atalaya, un punto de vigilancia que hoy es posiblemente uno de los miradores más espectaculares de toda Castilla y León . Siendo un yacimiento celtíbero-romano podría parecer un anacronismo, pero no lo es tanto. La conquista musulmana aprovechó como base una vivienda, posiblemente del siglo II ó III para levantar la torre. Aún hoy se puede distinguir perfectamente qué parte de aquel hogar abandonado se recicló como tantos otros sillares y permite comprender de un vistazo buena parte de la historia de la hoy España. 

El espacio, conocido popularmente como ‘la silla del Rey’ , es visitable y a sus pies se extienden el yacimiento de Uxama, pero también las colinas y valles, los campos que levan cultivándose centurias y la que posiblemente es la mejor panorámica de El Burgo de Osma. Teniendo en cuenta la belleza de la localidad y su imponente torre catedralicia, merece mucho la pena combinar ambas visitas.

No en vano se trataba de tierra de frontera. Si se detectaba un avance enemigo, se podía transmitir a otras atalayas relativamente cercanas mediante humo o juegos de espejos. Desde esta sobria construcción, con muros de metro y medio en su base, se conectaba con sus homólogas de Quintanilla, Navapalos, El Lomero, Burgo Este, Caracena y El Enebral. Ha habido que esperar muchos siglos para tener tan buena cobertura.

No obstante, las visitas guiadas suelen circunscribirse sólo a fechas veraniegas . El yacimiento cuenta con una cerca desde la que se puede apreciar perfectamente y se puede subir a la atalaya, pero para quien desee exprimir la visita al 100% puede ser conveniente esperar a los meses más cálidos. No obstante, con la actual situación sanitaria, no resulta descabellado acercarse y disfrutarlo en un ambiente más tranquilo con Ucero o El Burgo de Osma como base.

Junto a la carretera aparece el aula arqueológica de Uxama, un punto de interés donde hacer acopio de información. Allí se puede conocer tanto qué visitar como el cómo interpretarlo. Asimismo hay piezas curiosas, como la recreación de la reja de una ventana que sobrevivió al paso de los milenios, y cuyo original se conserva en el Museo Numantino de la capital . En un balcón rural de hace menos de 100 años no desentonaría en absoluto.

No es la única instalación museística dedicada en exclusiva a este yacimiento. El Burgo de Osma acoge un pequeño museo dedicado al yacimiento, llamado Antiqua Osma . Está ubicada en el antiguo hospital de San Agustín, en plena plaza Mayor, y permite conocer la evolución de Uxama Argaela en Osma, la pequeña ciudad episcopal cuyo burgo es hoy uno de los grandes destinos turísticos de Castilla y León. En verano suele abrir a diario salvo los lunes mientras que el resto del año suele ser visitable los fines de semana y festivos. No obstante, ante la actual situación de pandemia es conveniente informarse antes de las posibilidades de visita.

El espacio cuenta con algunas de las piezas arqueológicas halladas en las excavaciones realizadas hasta el momento . También cuenta con audiovisuales en tres dimensiones, paneles o recreaciones de ajuares. No obstante, posiblemente la parte más llamativa sea la composición de la tumba de un guerrero celtíbero. También se explica cómo se produjo la transformación en enclave musulmán antes de convertirse en uno de los puntos de referencia de la cristiandad hoy castellano y leonesa.

¿Y si hay ganas de más? Pues nada mejor que disfrutar del Museo Numantino de la capital, donde el protagonista obviamente es el yacimiento que brinda el nombre pero hay mucho más. Piezas de Tiermes, Ambrona o Uxama Argaela . Posiblemente la más espectacular sea una estela funeraria de unos 2.100 años. «A los dioses Manes. A Marco Licinio Nepote, de 50 años. Marciana y Nepotila la pusieron a su padre». Y perduró, vaya que si perduró, para contar una historia que aún se recuerda en la hoz del Ucero.

 

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