CARNES
Lo que ha unido la ganadería...
Detrás de esta marca cárnica se encuentra el ‘compromiso’ de un matrimonio al que unió su amor por la naturaleza y la libertad, heredado de sus abuelos
Hay personas que, como en las películas, parecen estar predestinadas a encontrarse. Es el caso del madrileño Jacobo Jorba y la salmantina Cristina Pérez , ambos de 37 años, que desde que se conocieron por motivos profesionales, no han vuelto a separase tras vivir lo que suele conocerse como ‘flechazo’.
Ahora, son padres de dos niñas y un niño de entre 1 y 6 años y están a la espera de que pronto llegue Jaime, el cuarto. El crecimiento de todos ellos es prácticamente paralelo a la puesta en marcha de la Finca Virturón, en Candeleda (Ávila) , culminando así el proyecto de vida que Jorba había soñado desde que era pequeño y acompañaba a su abuelo, José María Jorba, a su finca en la cercana localidad toledana de Oropesa.
Desde muy pequeño fue un amante del campo y tenía claro que su sitio estaba allí, pese a que sus padres le indujeron a que estudiara una carrera. Tras culminar Administración y Dirección de Empresa no se quitaba de la cabeza la ilusión de cuando era crío y tenía clarísimo que quería montar una granja de animales diferente, en la que el ganado fuese cuidado con un trato diferenciado, en beneficio de la calidad final de un producto que a su juicio no respondía a los estándares de calidad que él defendía.
Tras viajar por Europa para conocer otras ganaderías, un buen día conoció a Cristina Pérez que, aunque natural de Salamanca, en aquel momento se encontraba en Valladolid ejerciendo como ingeniera agrónoma. Lo que iba a ser un simple asesoramiento, se convirtió en un proyecto de vida en común, en el que ambos coincidían en su devoción por la naturaleza y la libertad . En el caso de Pérez, también su abuelo Atanasio Ramos le inculcó esta forma de vida en Torresmenudas, un pequeño municipio de la comarca salmantina de Ledesma. Des de entonces, lo que ha unido el campo y la naturaleza, no lo ha separado nadie, tras embarcarse en un proyecto común denominado Finca Viturón, un nombre que «no tiene explicación», según Cristina Pérez, quien señala que se trata de un «juego de sonidos».
Tras elegir el municipio de Candeleda, en la vertiente suroeste de la Sierra de Gredos , emprendieron un viaje focalizado fundamentalmente en el consumidor final, que representa en torno al 80% de su negocio, frente al 20% que supone la restauración. Por ello, las consecuencias económicas de la pandemia en la que seguimos sumidos, en su caso han sido menos.
Las 20 cabezas de Limousín iniciales, se han convertido ahora en unas 180 , que viven en un entorno natural privilegiado. Se trata de una finca de 40 hectáreas, a la que se suma otra de 80 dedicada a cultivar el forraje necesario para la época de escasez. Una de las características principales de esta ganadería es el trato a unos animales que viven en un ambiente «natural, relajado y libre», con un manejo y un trato personalizado. Hasta tal punto, que a los bueyes lospeinan a diario, mientras que las hembras disponen de un ‘hospital’ en el que son tratadas durante el parto.
Los animales tienen nombre propio y reciben un control estricto en el desarrollo del programa de mejora de la raza. Además, los terneros son criados en libertad junto a sus madres y alimentados con leche materna. Toda la alimentación es puramente de origen vegetal. De esta manera, han conseguido, junto a otros seis trabajadores, abrirse paso en un mercado cada vez más amplio , gracias a unas carnes «únicas, con identidad, personalidad, con origen, aroma, sabor y elegancia», que llegan a los clientes con un servicio de entrega personalizado , con un servicio de envío a domicilio gratuito para clientes de Ávila, Salamanca, Valladolid, Palencia, Zamora y Madrid y su entorno.
Su oferta incluye hasta siete packs diferentes, cuyos precios oscilan entre los 60 y los 140 euros. En su interior, el resultado de un trabajo minucioso y con cariño hacia unos animales que, también en el tipo de carne, lleva su propio nombre: la favorita -carne de vacuno joven-; El Mimado -carne de buey-; La Caprichosa -carne de vaca vieja-, y El Presumido , carne de cebón, que es el más demandado.
Detrás de cada nombre, se esconde el gusto y la pasión por una forma de vida que, en este caso, no es de película, aunque podría serlo, ya que Jacobo y Cristina estaban predestinados a encontrarse para emprender este viaje juntos , gracias a sus abuelos.
Dirección Finca Viturón. Finca La Raya, s/n - Parc. 29 y 30 | 05480 - Candeleda - Ávila (España). Tfno. 920 380 989.
Web: www.fincavituron.com
Mail: gestion@vituron.com.