Diario de Castilla y León

Publicado por
Javier Pérez Andrés

Creado:

Actualizado:

Estos días, la bodega ha bajado el ritmo, pero no ha parado las máquinas . Pablo, el bodeguero, atiende las tareas diarias y los trasiegos, eso sí, algo más relajado. Luciana Calvo, la enóloga y responsable técnica de San Roque de la Encina, se enfrenta posiblemente a una de las situaciones más difíciles de su carrera profesional: encarar una drástica frenada en las ventas. Consecuencia del coronavirus, que no estaba en la planificación de la campaña... Esta vez, el reto no era diseñar vinos modernos y competitivos, ni mejorar las prácticas culturales en las viñas. Y tampoco modernizar procesos y maquinaria para obtener Riberas del Duero del siglo XXI. Todo eso ya lo había conseguido esta joven enóloga después de pasar de la década al frente de la bodega Cooperativa de San Roque. Luciana, estos días, se encierra como todos, trabaja desde casa y realiza fugaces visitas a la bodega.

Los vinos deben seguir su curso y hay que atender a las viñas ; ya volverán los camiones de antes a llevarse los Monte Pinadillos de nueva generación. Para esta joven enóloga, el confinamiento es menos solitario, pues ella misma asegura que «cuando detrás de ti están 250 viticultores que se encierran con sus vinos a tu lado… estás menos sola». Y ahora toca realizar algunas acciones que demuestran el grado de solidaridad de los cooperativistas y su compromiso con la Ribera. Y, por eso, estos días les están llegando botellas de vino, obsequio de la bodega, a la Policía Local de Aranda y a las plantillas de trabajadoras y residentes de la residencia de Villagonzalo Pedernales y la del Mirador de Villasante. Y en breve llegarán a las manos de más destinos en la comarca, asegura Luciana. «Donde están trabajando esos héroes sin capa» que ejercen de policías, guardias civiles, militares, bomberos, médicos, enfermeros, cuidadores de ancianos, transportistas, limpiadores, empleados de comercio… 

Luciana Calvo pertenece a esa generación de enólogas que en este país han propulsado el sector vitivinícola . Viene de la cantera regional formada en la Escuela de Enología en Palencia y atesora un buen currículo de estancias en varios países. Pero lo mejor de su trayectoria son estos últimos años en los que ha logrado con éxito diseñar los nuevos vinos de una bodega cooperativa con raíces ribereñas claras. Y subraya lo de ‘cooperativa’ con fuerza.

Pues desde la añada del 56 esta empresa colectiva que dirige José María, cuyos abuelos fueron fundadores de la cooperativa de la que él es hoy el presidente, garantiza al consumidor que sus viticultores, sus viñas, sus vinos, todos los procesos de recepción, fermentación, crianza y embotellado se realizan dentro de un mismo término municipal. Es decir, las 400 hectáreas de viñedo desarrollan sus ciclos vegetativos en un 95% dentro del término municipal burgalés de Castrillo de la Vega . Viñas con una media de 35-40 años de vida y un 30% del total, con más de 40 años. Cuenta, por tanto, con materia vegetal fresca, sana, viva y vigorosa. Y esta es la única clave que garantiza producción, rotación y una uva tempranillo que está en manos de sus dueños, que se encargan de arar, tratar, podar, sulfatar y vendimiar. Luciana sabe que esta es la piedra angular de la personalidad de sus vinos, ya que puede elegir partidas, pagos y zonas diferentes en base a los índices, parámetros y matices que solo concede el suelo y en Castrillo hay donde elegir. Cerro Piñel, Monte Pinadillo, Los Llanillos o La Mora son algunos de sus pagos que han pasado a la etiqueta. Más actual, imposible. Ahora toca seguir luchando por pasar del 10% en exportación en las 350.000 botellas que comercializa, aunque produzca más de un millón y medio de kilos de uva. Sin duda, un sólido futuro por delante para Luciana y sus compañeros de encierro. 

tracking