TURISMO
50 años de algo más que un hotel
HOTEL CUATRO POSTES (ÁVILA). El emblemático hotel cumple sus bodas de plata. Por él han pasado miles de visitantes para disfrutar de todo tipo de celebraciones
ávila está indisolublemente unida al emblemático Hotel Cuatro Postes desde que el 3 de julio de 1969 fue inaugurado en uno de los emplazamientos más icónicos de esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Se trata de una unión que, como la de las parejas de hecho, no necesita de un anillo que selle su ‘enlace’, porque en este caso ese vínculo resulta más emocional y sentimental, después de medio siglo formando parte de la vida de mucha gente que sí ha pasado por sus dependencias para vivir momentos únicos y especiales de sus vidas. A ello ha contribuido el trato cercano de los responsables de un hotel situado en uno de los emplazamientos más emblemáticos de la ciudad: el mirador de los Cuatro Postes.
Desde esta atalaya que permite disfrutar de una de las perspectivas más conocidas de Ávila, quienes deciden alojarse o detenerse a comer o tomarse o café en este hotel, pueden deleitarse con una postal ya famosa en todo el mundo, con los lienzos oeste y norte de la muralla de fondo.
Es una perspectiva imposible de confundir con cualquier otra, de ahí que cientos de visitantes se detengan a diario en este punto de Ávila en el que, según cuenta la leyenda, Santa Teresa de Jesús y su hermano fueron encontrados cuando trataban de huir hacia tierras de infieles para sufrir martirio.
Junto a este lugar fue erigido un hotel que lleva el nombre del humilladero, de la mano de los hermanos Arturo, Félix y Manuel Sánchez Sáez, que el 3 de julio de 1969 pusieron en marcha un establecimiento que ya forma parte de la historia de Ávila.
Su origen familiar forma parte de su propia impronta, ya que el trato cercano con el cliente es una marca de la casa, tal y como destaca su actual directora, Piedad Sánchez, hija de Manuel, que junto a su hermano Marcos, responsable de la restauración, los eventos y la cocina, y su primo David, hijo de Félix y responsable de administración, lleva las riendas de este establecimiento de cuatro estrellas.
Todo ello, sin olvidar el peso y la opinión de uno de sus fundadores, Manuel Sánchez, que el 3 de julio de este año tuvo la oportunidad de celebrar junto a su familia de sangre y la del hotel, los 50 años de este establecimiento, descubriendo una placa conmemorativa en el único paño original que se mantiene intacto desde su inauguración.
Con un acto sencillo y emotivo se celebraron las bodas de plata de un hotel que tiene su origen hace mucho más tiempo, cuando en 1885 los tatarabuelos de Pilar Sánchez llegaron a la ciudad desde la localidad de Hernansancho, según apunta la actual directora del hotel.
No obstante, los antecedentes más concretos vinculados al hotel se remontan al año 1924, cuando Bernabé Sáez y Su mujer Marcela llegaron a la posada de El Rastro, un lugar para arrieros y caballerías. Lo hicieron acompañados por sus hijos David, Gregorio, Ángela e Isidra, esta última madre de Arturo, Félix y Manuel, que posteriormente pusieron en marcha el Hotel Cuatro Postes.
La temprana muerte de Isidra, hizo que su hermana Ángela se hiciera cargo de sus tres hijos, convirtiéndose en una especie de segunda madre para ellos, haciéndose cargo de la dirección de La Posada de El Rastro , inculcándoles los valores de la unión familiar y la forma de llegar un establecimiento, que posteriormente pondrían en práctica con la puesta en marcha del Hotel Cuatro Postes.
Esos mismos valores son los que perduran hoy en día, no sólo con quienes ostentan la responsabilidad de dirigir un negocio que sigue siendo familiar, sino también con las cuarenta personas que forman parte de una plantilla que se a convertido en una especie de segunda familia para todos ellos.
Ese establecimiento que nació hace cincuenta años con 36 habitaciones, cafetería y restaurante, ha pasado a contar hoy en día, tras varias ampliaciones con 140 habitaciones, cafetería, dos terrazas con unas vistas impresionantes de la ciudad y varios salones con capacidad para más de 1.000 personas.
Una de esas actuaciones sirvió en 2008 para poner en marcha los Jardines de la Canaleja, un espacio exterior ideal para celebraciones al aire libre. Dos años más tarde se puso en marcha igualmente una discoteca para completar la atención, fundamentalmente para las bodas.
Pero este hotel también resulta un buen lugar para otro tipo de celebraciones o simplemente para disfrutar de la buena mesa, gracias a una cocina que mezcla la cocina tradicional abulense con toques de innovación. En su amplio menú figuran desde las clásicas patatas revolconas, hasta las judías de El Barco de Ávila o las carnes de avileño y el tostón asado.
El Hotel Cuatro Postes no sólo es un lugar de importantes celebraciones o reuniones de empresa, también es un punto estacado para excursiones o turistas que se detienen en esta zona a las afueras de la ciudad para disfrutar de una de las mejores vistas de Ávila, sentados en la terraza de la cafetería en los agradables días de sol o desde el interior.
Piedad Sánchez es la muestra perfecta de lo que es este establecimiento que ahora dirige con el peso de la responsabilidad, no sólo empresarial, sino también familiar, ya que los Cuatro Postes es algo más que un hotel para su familia y para Ávila. El objetivo: «Seguir con ilusión otros cincuenta años más».