DESTINO | CASTROVIEJO
Así en el cielo como en la tierra
Las gigantescas rocas con formas caprichosas marcan el camino hacia uno de los mejores miradores sobre el mar de pinos entre Soria y Burgos
Urbión es mucho más que la Laguna Negra. La sierra pinariega está trufada de parajes y recursos muchas veces desconocidos pero que atesoran una naturaleza todavía virginal junto a algunas de las estampas más espectaculares de Castilla y León.
Uno de esos puntos es Castroviejo, en el término municipal de Duruelo de la Sierra. Entre hermosos pinos albares se abre este claro donde las rocas de formas caprichosas conducen a uno de los mejores miradores sobre Pinares. También hay un pequeño salto de agua con una cueva de visita más que agradable en verano; posibilidades para subir tanto en bicicleta como practicando el senderismo o en vehículo; e incluso una recientísima vía ferrata para disfrutar a vista de pájaro de un lugar donde el cielo y la tierra se dan la mano.
Más allá del romanticismo, llegar hasta este paraje desde Duruelo es muy sencillo. De hecho, además de senderos señalizados la carretera finaliza en un amplio aparcamiento que hace de este un paraje bastante accesible incluso para quienes se ven limitados en la naturaleza. Allí recibe una fuente de agua fresca de la sierra y unos merenderos para reponer fuerzas, si es que se ha subido a pie. Pero es difícil percatarse de su existencia de primeras. Las gigantescas formaciones rocosas, esculpidas durante miles de años, dejan sin aliento al más pintado.
Los más cinéfilos seguramente ya lo conociesen aun sin saberlo. El Zorro anduvo brincando entre estas rocas allá por 1962 por decisión de Hollywood. No obstante el gran referente con el que se suele comparar a este paraje es bastante más cercano. La singulares formas pétreas recuerdan a la Ciudad Encantada de Cuenca si bien Castroviejo tiene algo menos de extensión.
Con pinos creciendo hasta en la piedra, se erigen decenas de detalles de postal. Un bloque de roca que se levanta como una antorcha a más de 20 metros de altura, un pequeñísimo desfiladero en el que se puede trepar sin apenas esfuerzo, sombras imposibles, pinos centenarios, alguna cabra entretenida con el trasiego de humanos... En definitiva, un paraje a caballo entre lo que se espera de un espacio natural conservado con mimo y formas que parecen sacadas de un cómic fantasioso.
Después de recorrer las paredes de roca y de subir, si apetece, a los bloques, se llega al mirador. Otrora pequeñito y muy humilde, se remozó hace unos años para crear una amplia plataforma de madera, el material que da identidad, alimento e historia a la localidad. Más cómoda y segura, mantiene al 100% su principal valor: posiblemente, unas de las mejores vistas sobre la comarca de Pinares.
Desde allí el monte, aún salpicado de picachos imposibles, se suaviza hasta formar un pequeño valle en el que se enmarca Duruelo de la Sierra. El pueblo aparece casi como un pequeño Belén entre los pinos, abrazado por el monte. A su derecha, bosques verdes; a su izquierda, lo mismo; y hacia el fondo, continúa. No en vano los vecinos de esta comarca soriana y burgalesa hablan del ‘mar de pinos’. En pocos puntos es más fácil comprender de forma literal a qué se refieren.
CUEVA CON MAGIA
No muy lejos del mirador –aunque requiere un paseo– está otra de las postales más apreciadas de Castroviejo, la de la Cueva Serena. Se trata de un pequeño salto de agua en medio del bosque que parece sacado de un cuento. Como bien se sabe, detrás de las cascadas por pequeñas que sean suele haber cuevas, especialmente en los relatos de fantasía. Aquí, de hecho, la oquedad es más impresionante que la cascada y se puede visitar.
Tras la humilde cortina de agua, dentro de la tierra, la temperatura cae varios grados y la vista es espectacular filtrada por la cascada. En verano es habitual que las vacas que pastan por los alrededores busquen refresco en la zona, dando un toque más bucólico, mientras que en invierno no es extraño verse sumergido en un blanco paisaje onírico y relajante. Y frío, que la altitud ya se deja notar.
Para los que no busque relax sino adrenalina, Castroviejo también ha dado un paso más para sumar atractivos. El pasado mes de julio inauguró su vía ferrata, una ruta en la que se suceden tramos de escalada, puentes colgantes y nuevos ángulos para disfrutar de este espacio.
Obviamente para realizar esta actividad a medio camino entre el senderismo y la escalada es conveniente tener una cierta preparación física y material, así como seguir los consejos de la empresa gestora, Aventura Urbión. No obstante hay dos vías propiamente dichas para que cada cual realice la que mejor se adapte a su estado. En el propio Castroviejo está la de dificultad moderada mientras que la más difícil se ubica en el paraje de Cuerda de la Graja. Con dos horas y media de intenso ejercicio en pleno contacto con la naturaleza, es todo un reto para descubrirlo. El alquiler del equipo individual (para mayores de 18 años federados o asegurados) tiene un coste de 15 euros. La utilización de la vía ferrata pequeña para la tirolina con monitor y equipo individual (mínimo 8 años ó 130 centímetros de altura) cuesta 25 euros. Por último, la vía ferrata grande más tirolina, el monitor y el equipo individual (mínimo 12 años ó 140 centímetros de altura) cuesta 35 euros.
La belleza de este paraje y los usos tradicionales del monte, como la madera, la micología o la ganadería, han hecho que los durolenses lo sienten como una parte de sí mismos. Por eso, además de los valores visibles de este enclave y de las nuevas ofertas que se suman también alberga uno de los actos más bellos del verano pinariego.
Duruelo de la Sierra es, seguramente, una de las localidades más musicales de Castilla y León atendiendo a su tamaño. Tiene Banda Municipal de Música, participa en la Coral de Pinares, celebra la ronda y ha dado numerosas vocalistas y grupos, varios de ellos en activo. Pues bien, cada verano desde hace unos cuantos años celebra su particular Músicos en la Naturaleza en Castroviejo, aprovechando lo sobrecogedor del paisaje y haciendo que la música clásica resuene entre los monolíticos muros.
Se trata de un acto humilde y que poco tiene que ver con el homónimo de Hoyos del Espino, en la sierra de Gredos. Sin embargo, durante una tarde de agosto los pinos centenarios se mecen con voces afinadas o acordes de violín con la sierra de Urbión por escenario. Una cita muy recomendable para quienes pasen unos días por tierras de Burgos y Soria en pos de tranquilidad.
DURUELO EN EL ORIGEN
La propia localidad de Duruelo de la Sierra ofrece algo más que un gran punto de partida para subir a Castroviejo a pie, en bicicleta o en coche. Ubicada en el corazón de Pinares y a escasa distancia del Parque Natural de la Sierra de la Demanda en La Rioja, sus calles e incluso su polígono industrial cuentan su historia.
Uno de los puntos de obligada visita es la necrópolis de tumbas antropomorfas que rodea la iglesia de San Miguel Arcángel. Alrededor del imponente templo se encuentran oquedades excavadas en la roca y sarcófagos pétreos de entre el siglo IX y el siglo XIII. Esto demuestra que ya en pleno medievo la zona estaba poblada y el enclave tenía su importancia. En algunos casos permiten ver cómo las tumbas se agrupaban por familias; o cómo, al igual que los musulmanes aún rezan mirando a La Meca, entonces se enterraba a los cristianos mirando hacia Jerusalén, la Tierra Santa.
El propio templo también tiene mucho que ver y que interpretar. Como en tantas otras ocasiones, el paso del tiempo ha ido mezclando estilos artísticos en un resultado ecléctico. Los elementos más antiguos datan del primer milenio y se consideran prerrománicos, mozárabes para más señas. Los más modernos se van hasta el paso del siglo XVII al XVIII, con la torre como ejemplo más impresionante.
Y de la piedra a la madera, que es presente, pasado y futuro de la localidad. Aserraderos y empresas transformadoras han formado parte de su paisaje y aún hoy es posible disfrutar del turismo medioambiental... y volver con muebles nuevos encargados. La feria Durufema es pionera en la zona y desde hace unos años fija un evento que contempla desde las nuevas tendencias en biomasa al diseño de interiores.
También es destacable la apuesta por el turismo de naturaleza y de aventura realizada por la localidad desde hace unos años. Valga como ejemplo que fue el primer pueblo soriano en poner en marcha un área de autocaravanas, o la cantidad de casas rurales dan buena medida. El senderismo y las rutas señalizadas abundan, con etapas muy interesantes de iconos como el GR–86 (Sendero Ibérico Soriano) o el GR –14 (Senda del Duero). A eso hay que añadir otros tres Pequeños Recorridos (PR).
Y es que en este mismo término municipal, no muy lejos de Castroviejo, nace apenas un arroyo llamado Duero. La fuente, la columna vertebral y un símbolo identitario de Castilla y León que aquí aún salta entre los riscos. Si se quiere disfrutar de las primeras tierras que baña, nada como hacerlo entre gigantes de piedra en Castroviejo.