Mirar el cáncer desde la humanización

No es un diagnóstico fácil. Cáncer. Llega y rompe los esquemas. Por este motivo, es clave hacer el proceso médico más amable para los pacientes. Cuidar además de curar. El ánimo juega un papel clave en la recuperación. Detrás de esta humanización se esconde Ana López González, una médica leonesa que mira a la enfermedad desde la amabilidad. Conocer y atender las necesidades y demandas de los enfermos es su especialidad. No entiende la medicina sin mejorar la asistencia hospitalaria.

Todo empezó gracias a su padre, médico internista y un «enamorado» de su profesión. «Sentía pasión por la medicina y así me lo supo transmitir. Me dejaba acompañarle muchos fines de semana al hospital cuando subía a terminar cosas pendientes o a visitar a un enfermo que le tenía preocupado», rememora. Por aquel entonces la planta de Medicina Interna era compartida con Oncología Médica, entonces, cuando llegaba, veía ese lado de la planta con poca luz, en silencio, lo que desprendía un halo misterioso.

Ese fue su despertar en oncología. Unos años más tarde, según cuenta, a su progenitor le diagnosticaron un cáncer de estómago. «Me tocó estar al otro lado de la planta, esta vez como hija de un paciente». Un paciente, añade, muy especial porque le trataron los que a día de hoy son sus compañeros. «Mi padre formó parte de la primera promoción de la Facultad de Medicina de Oviedo y a mí me hacía ilusión seguir sus pasos. Finalmente, Madrid se cruzó en mi camino y fue en la Autónoma donde cursé mis estudios».

En la facultad descubrió la investigación. En concreto, señala que realizó varias asignaturas voluntarias de verano en los departamentos de Fisiología y de Anatomía Patológica con la doctora Balfagón y el doctor Gamallo, director de su tesis doctoral. Cuando terminó la carrera, hizo la especialidad de Oncología Médica en el Hospital Puerta de Hierro. «Recuerdo aquellos años mágicos, maravillosos. Años para vivir tus primeras alegrías y también frustraciones como médico, para enfrentarte a tus miedos, muchas guardias, horas sin dormir, mucho estudio, pero también para enamorarse, para salir, para hacer un montón de amigos, muchos de los cuales perdurarán toda la vida».

En el tercer año de residencia tuvo la oportunidad de hacer una rotación externa de dos meses en el Centro Oncológico de la Svizzera Italiana, en Bellinzona, Suiza. «Es uno de los hospitales de referencia en el desarrollo de fármacos y ensayos clínicos oncológicos. Allí pude aprender mucho de lo que hago hoy en día en cuanto a investigación se refiere», indica la leonesa.

Tras terminar la residencia continuó trabajando unos meses en el Hospital Puerta de Hierro, hasta que le ofrecieron un puesto en el Hospital de León. Decidió volver a su tierra, con su familia y el que entonces era su novio y hoy su marido y padre de sus dos hijas. Volvió, tal y como comenta, para poder poner en práctica en el Hospital de León todo lo que había aprendido fuera, y continuar formándose y estudiando para ofrecerle a sus pacientes la mayor calidad posible tanto en la asistencia sanitaria como en el trato humano.

Trabaja en dos tipos de proyectos, la investigación clínica contra el cáncer de mama y en la humanización de la asistencia sanitaria. En cuanto a la investigación clínica contra el cáncer de mama, dice que han tenido la suerte de poder colaborar desde hace unos años con grupos importantes tanto a nivel nacional como internacional. «Estos grupos nos permiten trabajar en red con otros hospitales y que las pacientes de nuestra área sanitaria se puedan beneficiar de ensayos clínicos interesantes. Hasta hace unos años, los grandes ensayos se realizaban en los hospitales de las grandes ciudades de España, pero poco a poco con mucho esfuerzo estamos consiguiendo descentralizar la investigación y que hospitales como el nuestro sean capaces de participar en proyectos innovadores y con la tecnología más avanzada».

En esta línea, destaca que han participado en el desarrollo de fármacos que ahora están incluidos en la cartera de servicios dentro de la práctica habitual, como son los inhibidores de ciclinas o el trastuzumab deruxtecan. En los últimos dos años, han participado de manera muy activa en dos ensayos clínicos que intentan responder a la pregunta de si hay pacientes con cáncer de mama que pueden evitar la quimioterapia y tratarse con fármacos menos tóxicos. Además, en verano, empezaron a trabajar dentro del ensayo clínico OPERA-01 para buscar otros fármacos del grupo de la hormonoterapia para pacientes con cáncer de mama que expresa receptores hormonales, como el palazestrant.

También este año han empezado a trabajar en dos proyectos académicos muy interesantes; uno en colaboración con el Hospital 12 de Octubre y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas buscando cambios en los genes de las pacientes que las puedan hacer más susceptibles a efectos secundarios de determinados fármacos. Y el otro con el Hospital de Santiago de Compostela sobre la biopsia líquida en el cáncer de mama metastásico luminal, con el fin de detectar células tumorales en la sangre en lugar de tener que hacerles a las pacientes biopsias en otros órganos.

«Nuestra unidad de investigación en cáncer de mama ha ido creciendo de manera paulatina, hasta contar en la actualidad con doce ensayos clínicos abiertos, dos estudios académicos y un estudio observacional. A lo largo de los próximos meses iniciaremos otros cinco ensayos clínicos más», expone la oncóloga médica en el Complejo Asistencial Universitario de León.

Aparte de la investigación, Ana López González trabaja para que sus pacientes se sientan a gusto, cómodos y satisfechos con la asistencia sanitaria que reciben. En este sentido, participan en dos iniciativas. Por un lado, consiguieron una beca de la Alianza Daiichi Sankyo AstraZeneca para colocar un gran acuario de mil litros en la sala de espera del Hospital de Día Onco-Hematológico, ya que «está demostrado que los peces vivos y el agua pueden ayudar a relajar a las personas que tienen que esperar, controlan la tensión arterial, disminuyen el estrés y aumentan el apetito». Es más, resalta que hicieron un estudio antes y después de colocar el acuario y las conclusiones las presentarán en el Congreso Nacional de Oncología Médica. De momento, solo puede adelantar que sus pacientes están «satisfechos y contentos» con sus nuevos compañeros de sala de espera.

Por otro lado, gracias a la ayuda del laboratorio Novartis, han organizado un taller sobre sexualidad en el que participaron unas cien enfermas con cáncer de mama. La ginecóloga Lola Ruiz y la psicóloga sexóloga Ana Sierra les ayudaron a resolver dudas y a cómo mejorar su salud sexual. «A día de hoy continúa siendo un tema tabú en las consultas y tanto los profesionales como las pacientes necesitamos romper esas barreras para poder ayudarlas también en ese ámbito de su vida».

Han empezado a trabajar en un estudio sobre ejercicio físico en pacientes con cáncer de mama y colon metastásico. Este proyecto está liderado por una enfermera, Paula Zuazua, y los enfermos que han comenzado a participar están «muy motivados y concienciados» sobre el beneficio que el ejercicio físico puede aportar a su enfermedad y calidad de vida en general.

En su opinión, los médicos que hacen investigación tienen un hándicap muy grande: se les pide hacer la misma asistencia que al resto, es decir, además de ver el mismo número de enfermos, dedican parte de su jornada laboral a sus proyectos de investigación, y por supuesto, mucho tiempo fuera de ella. «Sería de gran ayuda poder tener algo de tiempo dedicado a la investigación en exclusiva», apostilla.

No obstante, admite que la Junta de Castilla y León está haciendo «un gran esfuerzo» para potenciar la investigación y la innovación en nuestra Comunidad Autónoma. «Están aumentando las partidas económicas para proyectos financiados por la Gerencia Regional de Salud y mejorando las instalaciones». En este punto, pone como ejemplo la inauguración del nuevo Instituto de Investigación Sanitaria en León con el doctor Fernando Escalante al frente, o el apoyo que siempre ha recibido por parte del Instituto de Ciencias de la Salud de Castilla y León, dirigido por Alberto Caballero.