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PERSONAJES ÚNICOS / ISIDORO J. ALANÍS MARCOS

El ‘Willy Fog’ de las divisas

Este salmantino está al frente del Grupo Global Exchange, experto en cambio de monedas y presente en 25 países de los cinco continentes / Trabaja cada día para demostrar el liderazgo y competitividad de esta empresa, así como la excelencia de sus productos y el modelo de atención al público

Isidoro J. Alanís Marcos, presidente y CEO del Grupo Global Exchange.EL MUNDO

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Salamanca

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Llegan las vacaciones y, con ellas, los viajes: Nueva York, Vietnam, París, Roma, Berlín, Riviera Maya, Marruecos, Londres, Cuba, Bucarest, Punta Cana, Costa Rica… La oferta de destinos es enorme. A la hora de viajar, salvo que lo hagamos a la eurozona, hay que cambiar nuestros euros por otras monedas. ¿Qué hacemos? ¿Acudimos a nuestro banco? Aunque sea la primera opción, lo más probable es que erremos. ¿Por qué? No es la más favorable para nuestros bolsillos.

Para esquivar comisiones indeseadas y sacar el máximo partido a nuestro dinero es fundamental acudir a expertos en cambio de divisas. La compañía que más sabe sobre este mundo es Grupo Global Exchange. Al frente de esta empresa salmantina está Isidoro J. Alanís Marcos. Natural de Fuentes de Oñoro, localidad de la que hace gala siempre que puede, ya que está muy orgulloso de ella, aprendió a ser empresario desde la cuna. Y lo hizo de la mano de los mejores maestros: sus padres, abuelos y bisabuelos. Fueron comerciantes. Por esta razón, reconoce que estudió Gestión y Administración de Empresas en la Universidad Antonio Nebrija de Madrid; carrera que puso en práctica poco después de finalizar.

Cursó Bachillerato entre España y Estados Unidos. No fue su única experiencia en el extranjero; también disfrutó de una estancia en Bruselas donde perfeccionó sus conocimientos de idiomas. Con la mochila repleta de sabiduría, decidió regresar a su tierra natal para ayudar a sus padres en el negocio familiar. Ahí, a partir de una idea de su madre y contando sólo con un espacio de cinco metros cuadrados en el centro comercial que regentaban, fundó Global Exchange en 1996, con la misión de «proporcionar un servicio de cambio de divisas a quienes salían o entraban de España por el punto fronterizo más importante de nuestro país con Portugal, y por el que pasaban 12 millones de personas cada año».

De esta manera, recuerda, es como empezó una empresa que en pocos años abrió 16 oficinas en España. Un proyecto que, desde entonces, ha afrontado varias crisis que han marcado su evolución. «En 2001, la llegada del euro nos impulsó a la internacionalización». El primer país en el que se implantaron fue Argentina, de donde se vieron obligados a irse más de una década después porque el Gobierno, a la par que expropiaba a otras empresas, a Global Exchange le impidió trabajar donde lo hacía, en los aeropuertos. «Un revés que conseguimos superar gracias a nuestra entrada en otros mercados latinoamericanos y posterior expansión por todos los continentes», apunta.

Otro momento crítico, tal y como expone, fue la pandemia. Como empresa que opera sobre todo en aeropuertos internacionales y cuyos clientes son mayoritariamente turistas, se vieron muy afectados por las restricciones a la movilidad. «Afortunadamente nuestras cuentas saneadas y la agilidad en las decisiones que tomamos nos permitieron no sólo resistir, sino salir fortalecidos tras la recuperación del turismo en todos los mercados internacionales».

Isidoro J. Alanís Marcos, que acaba de ser nombrado presidente de Empresa Familiar, hace balance: «Cerramos 2023 habiendo atendido a 12 millones de clientes y en el momento presente superamos las 385 oficinas, principalmente en 68 grandes aeropuertos internacionales, en 25 países de los cinco continentes. El objetivo que nos marcamos en nuestro plan estratégico 2022-2026 es llegar al final de este periodo con 16 millones de clientes y 500 oficinas, sobre todo en 84 grandes aeropuertos».

Un objetivo, en su opinión, ambicioso que implica un esfuerzo comercial, ser el operador de cambio de divisas elegido por los gestores aeroportuarios de localizaciones y países donde aún operan, además de seguir en los lugares que sí que están. Esto exige, añade, demostrar cada día su liderazgo y competitividad, así como la excelencia de sus productos y servicios, y del modelo de atención al público, que ofrecen a sus clientes.

Un esfuerzo también tecnológico. Su operativa diaria se basa en desarrollos propios, tanto a nivel B2B como B2C, diseñados, programados, implantados y continuamente actualizados por el equipo de más de 100 personas que trabajan en el centro de innovación de GETD – Global Exchange Tecnologías Digitales, recientemente inaugurado en Salamanca. En esta sede han invertido más de tres millones de euros y trabajan en desarrollos basados en tecnologías como inteligencia artificial, big data o cloud para innovar y consolidarse como empresa líder en la prestación de servicios en un entorno exigente como son los aeropuertos.

A esto se suma, dice, el esfuerzo organizativo, puesto que son alrededor de 2.500 personas en todo el mundo, trabajando los 365 días, las 24 horas, de culturas diversas, idiomas diferentes y respondiendo ante marcos normativos heterogéneos. «Algo posible gracias al nivel de autoexigencia que nos marcan nuestras políticas y procedimientos internos, así como nuestros sistemas de coordinación y control».

Para el presidente y CEO del Grupo Global Exchange, en Castilla y León hay grandes empresas que están realizando un importante esfuerzo en recursos financieros, contratación de personal, equipamiento técnico... Una labor que, según explica, podría ser aún más exitosa si contáramos con una colaboración más proactiva por parte de las administraciones públicas. En este punto, indica que sería un importante paso eliminar la carga burocrática y administrativa que exige la comunicación con las administraciones. Lo mismo pasa, en su opinión, con las universidades, en concreto con sus planes de formación, que deberían ser más prácticos y tuvieran en cuenta la realidad económica y laboral.

«Las administraciones públicas trabajan, en buena medida, para justificar su existencia a costa de quienes sostenemos el estado de bienestar, que somos las empresas y los trabajadores. Es necesario una completa redefinición del sistema público para que se centre en crear un entorno que fomente las oportunidades, apoye al que arriesga y ayude a quien pone de su parte. Algo que, a día de hoy, no sucede tal y como necesitamos», sostiene Alanís Marcos.

A su parecer, la sociedad no reconoce que quien está detrás de la innovación y el fomento del talento son las empresas. Esto se debe, añade, a que un sector de la clase política transmite una imagen distorsionada de las compañías y de los empresarios, algo que «no es beneficioso para nadie: ni para las empresas, ni para los trabajadores, ni para la sociedad que conformamos entre todos».

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Al margen de esta circunstancia, tiene claro que es necesario poner más empeño en dar a conocer el papel que, como impulsoras de innovación y de oportunidades para el desarrollo del talento, tienen las compañías en el sostenimiento del estado del bienestar –pagan impuestos, generan empleo, crean comunidad allí donde se implantan, en especial en el ámbito rural– y en el progreso de la sociedad.