LEÓN
La armadura leonesa que protege a la vid
Investigadores de la ULE descubren una nueva especie de hongo capaz de blindar a la viticultura de las enfermedades de madera / Buscan mejorar la microbiota, a la vez que se aseguran su adaptación a las condiciones del clima
Estos hongos se encuentran en los restos de poda o en la madera infectada muerta. Si se dan las condiciones adecuadas de humedad y temperatura, sus esporas se transmiten por lluvia, viento o insectos hasta alcanzar una herida de poda fresca. Allí germinan e infectan al viñedo. Una ‘pescadilla que se muerde la cola’ que solo se puede detener realizando una buena poda. Por esta razón, el grupo de investigación GUIIAS de la Universidad de León (ULE) trabaja en el control sostenible de las enfermedades de madera de vid, más conocidas como yesca, que se posicionan como el principal problema de la viticultura a nivel mundial, ya que provocan necrosis y pudrición.
¿Cómo? Este equipo busca hongos beneficiosos presentes en la microbiota de la vid cultivada en el contexto de una agricultura sostenible. «Recogemos muestras en parcelas de vid, manejadas de acuerdo con principios ecológicos y sostenibles, y estudiamos en laboratorio las características de estos hongos beneficiosos y su capacidad para controlar hongos patógenos. Una vez identificados los mejores hongos beneficiosos se llevan de nuevo al campo para la aplicación en plantaciones de vid», detalla Pedro Antonio Casquero, catedrático de producción vegetal.
No hay que olvidar, dice, que las enfermedades fúngicas de la madera de la vid son un problema muy grave que compromete la sostenibilidad de este cultivo en todo el mundo. Causan importantes pérdidas de producción y suponen costes económicos adicionales debido a la necesidad de replantación de las plantas muy afectadas o muertas. El coste anual de la replantación de viñedos por enfermedades de la madera se ha calculado que supera los 1.000 millones de euros a nivel mundial. En este sentido, diversos autores se han referido a las enfermedades de la madera de la vid como la ‘Filoxera del siglo XXI’.
A su parecer, es un proyecto innovador porque para el control de este tipo de enfermedades emplean estrategias basadas en la naturaleza como, por ejemplo, el hongo Trichoderma, que vive en simbiosis con la vid y le ayuda a protegerse. «Mejoramos la microbiota de la vid, como lo hacemos con nuestro cuerpo al comer un yogur, incorporando microorganismos beneficiosos aislados en el mismo ambiente donde se desarrolla la vid, con lo cual aseguramos su adaptación a las condiciones del clima y del ambiente», sostiene.
Preguntado por las ventajas, Casquero tiene claro que la fundamental es que proyectan un control sostenible con microorganismos autóctonos que han coevolucionado de un modo natural con el cultivo de la vid, por lo tanto, vivos y adaptados al clima y al ambiente. A esto se suma otro valor añadido, según expone, como es la eliminación de la influencia negativa de los fungicidas de síntesis en la salud del trabajador agrícola, del consumidor y en el medio ambiente.
En este sentido, recuerda que todo esto ha dado lugar al desarrollo de una normativa que antepone la defensa de la salud humana y la protección medioambiental sobre las necesidades de la producción agrícola. En concreto, detalla que la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea propone la promoción de una agricultura sostenible y orientada al mercado; el fortalecimiento de la seguridad e inocuidad alimentaria, y la potenciación del desarrollo rural con una notable preocupación por la conservación del medio ambiente. «La aparición de residuos fitosanitarios en alimentos y ciertos incidentes medioambientales que han tenido lugar en los últimos años ha fomentado la sensibilidad de los consumidores», apostilla.
El trabajo es fruto de la colaboración Universidad-Empresa que el grupo GUIIAS mantiene desde hace más de 12 años con la bodega Pago de Carraovejas. La investigación ha sido cofinanciada por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) a través del Programa Estratégico de Consorcios de Investigación Empresarial Nacional, reuniendo a los principales grupos vitivinícolas españoles en dos proyectos cuatrianuales consecutivos: ‘Solución global para mejorar la producción vitivinícola frente al cambio climático basada en robótica, en tecnología IT y en estrategias biotecnológicas y del manejo del viñedo’ y ‘Estudio de nuevos factores relacionados con el suelo, la planta y la microbiota enológica que influyen en el equilibrio de la acidez de los vinos y en su garantía de calidad y estabilidad en climas cálidos’.
Su último paso ha sido identificar una nueva especie de hongo capaz de proteger la vid de las enfermedades de madera. Esta nueva especie de ‘hongo beneficioso’ surge de la coevolución natural del hongo en viñas con un manejo sostenible, adaptada a las condiciones ambientales de la denominación de origen Ribera del Duero. La investigación demuestra cómo Trichoderma carraovejensis –así se llama– cierra el camino a los hongos patógenos iniciadores de las enfermedades de madera de vid. De este modo pueden proteger las heridas de poda de la vid de los hongos causantes de este tipo de patologías.
En este camino, Pedro Antonio Casquero adelanta que quieren seguir desarrollando patentes y nuevos retos para el control de plagas basados en microorganismos autóctonos, por lo tanto, adaptados al clima en el que se van a aplicar. De igual forma, asegura que están abiertos a las necesidades de los agricultores que pueden contactar con este equipo de investigación o visitar su página web: http://grupos.unileon.es/ingenieria-y-agricultura-sostenible/ para ayudar a solucionar sus dudas o plantear nuevos proyectos.