Diario de Castilla y León

SALAMANCA

Fabricantes de terapias celulares

Investigadores salmantinos participan en un proyecto que abre la posibilidad de explorar una nueva estrategia de modificación celular. Aseguran que representa «un avance significativo»

Equipo salmantino participante en el proyecto.

Equipo salmantino participante en el proyecto.ENRIQUE CARRASCAL

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Valladolid

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Están ganando terreno en el ámbito médico. Una revolución en la que se trabaja para que más pacientes puedan beneficiarse. Las terapias celulares han dejado de ser «un prometedor abordaje» para convertirse en «un avance significativo» en el tratamiento del cáncer y otras enfermedades. Un medicamento ‘vivo’ que se infunde al paciente para que pueda seguir escribiendo páginas en su libro vital, ya que sus células van a luchar contra los tumores malignos.

Pero, ¿en qué consisten estas nuevas aliadas de los profesionales de la salud? Desde el punto de vista global, se trata de cualquier empleo de células para el tratamiento de diferentes dolencias. Así, la primera terapia celular consolidada, si se excluye la transfusión sanguínea, fue el trasplante de médula ósea. De hecho, sigue empleándose y contribuye desde hace más de medio siglo a la curación de muchísimos pacientes con leucemias, linfomas y otras patologías.

Cuando las células que se emplean como terapia se usan para fines distintos a los que tenían en el donante o han sido sometidas a una ‘manipulación sustancial’, o bien cuando se utiliza terapia génica o células con biomateriales –lo que se conoce como ingeniería de tejidos–, son consideradas medicamentos de terapia avanzada y están regulados por la legislación farmacéutica. Aquí se incluyen muchos nuevos productos de terapia celular que están ya comercializados, como son las células CAR-T que se emplean en hematología para el tratamiento de algunas leucemias, linfomas y mieloma múltiple.

Recorrer este camino es sinónimo de sumar años a la vida. Por este motivo, un equipo de investigadores salmantinos ha decidido subirse a un tren europeo que busca promover la fabricación de terapias celulares. En concreto, el proyecto Penphomet pretende avanzar en el desarrollo de un nuevo sistema de modificación genética de los linfocitos T y de las células mesenquimales, que son dos de los tipos celulares más usados en terapia celular.

La ayuda de los fondos de Horizonte Europa que ha recibido el consorcio compuesto por la empresa biotecnológica belga Trince, la compañía NecstGen (que es una organización para la fabricación por contrato-CMO- de la Universidad de Leiden en Holanda) y el IBSAL, que asciende a 2,5 millones de euros, se encuadra en lo que se denominan proyectos de transición, que tiene como objetivo validar una tecnología innovadora para preparar su lanzamiento al mercado.

La idea, tal y como explica el profesor Fermín Sánchez-Guijo Martín, es validar una nueva estrategia de modificación genética celular denominada ‘fotoporación mediante nanofibras fototérmicas, tanto para la modificación de linfocitos T como de células mesenquimales, con una tecnología desarrollada por la compañía Trince.

Un paso al frente, en su opinión, muy innovador, ya que en la actualidad la herramienta mayoritaria en la modificación genética de estas células es el empleo de vectores virales basados en retrovirus, lentivirus o adenovirus. «El empleo de estos vectores virales es una estrategia costosa y que hace difícil la sostenibilidad y escalabilidad de estos tratamientos. Además, usando vectores virales hay riesgos potenciales que pueden afectar a la seguridad a largo plazo de estas terapias celulares, y obligan a numerosos controles para garantizar esta bioseguridad. Una alternativa al empleo de virus es la utilización de otras estrategias como la electroporación, que consiste en abrir unos poros en las células mediante descargas eléctricas, sin embargo, tampoco es perfecta, puesto que puede inducir cambios en la funcionalidad celular y acortar su supervivencia», detalla el también jefe del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca.

A diferencia de la electroporación, la fotoporación mediante nanofibras fototérmicas es una tecnología nueva que consigue incorporar modificaciones genéticas en las células, pero sin afectar apenas a la función celular ni a su supervivencia. «Al incubar las células junto a unas nanofibras de policaprolactona que contienen nanopartículas de óxido de hierro y aplicar irradiación con láser pulsado, se crean pequeños poros en la membrana celular que permiten el paso de forma transitoria del material genético que se quiere introducir», apunta antes de añadir que esta estrategia, en los estudios preliminares que han realizado, es «más eficiente y menos estresante» para la célula que las tecnologías actuales.

Para Sánchez-Guijo Martín supone «un potencial ahorro» en costes, no obstante, el principal valor añadido es la disminución del tiempo de fabricación de la terapia CAR-T, lo que es «clave» en el tratamiento de los pacientes con enfermedades oncohematológicas. De acuerdo con las estimaciones que han llevado a cabo, avanza que se espera que las células CAR-T de alta calidad y rápida proliferación que se obtengan reduzcan el tiempo de fabricación de 15 a 7 días, lo que se traducirá en «una disminución significativa» de los costes de fabricación.

Llevan colaborando con Trince durante el último año, si bien el proyecto Penphomet comenzó el 1 de marzo tras la firma de los contratos de la ayuda entre las entidades participantes y la Unión Europea. En este punto, el coordinador del Área de Terapia Génica, Terapia Celular y Trasplantes del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) recuerda que la idea inicial de este trabajo parte de las investigaciones del grupo del profesor Kevin Braeckmans, de la Universidad de Gante (Bélgica), que se han llevado a cabo también con financiación europea. En el año 2021, se fundó Trince como una spin-off de este centro. A lo largo del pasado año, fruto de las colaboraciones, surgió el diseño de esta iniciativa.

La ayuda contempla un plan de desarrollo comercial a medio plazo para los equipos de fotoporación, pero tanto en Leiden como en Salamanca tendrán la oportunidad de evaluar y desarrollar la tecnología en los laboratorios y las Unidades de Producción Celular. Una vez evaluada en estas condiciones reales de manufactura a escala clínica, el plan pasa, según avanza, por plantear su comercialización.

Preguntado por la situación de la investigación y la innovación en Castilla y León en el área biomédica, asegura que está por encima de la media nacional. «No es una sorpresa que la inversión pública en I+D+I en España está por debajo de la Unión Europea y no conseguimos equipararla en términos de PIB, porque desgraciadamente hemos de ser conscientes de que no es una demanda social. Ya se ha pasado el ‘susto’ de la pandemia, donde se demostró la importancia de la investigación biomédica y la necesidad de invertir masivamente en su financiación, sin embargo, ahora estamos de nuevo en España más pendientes de otras cosas», lamenta.

Es verdad, admite el profesor Fermín Sánchez-Guijo Martín, que desde la Consejería se están dando pasos en la dirección correcta, y el Plan Estratégico de Investigación e Innovación en Salud 2023-2027 es «una buena prueba» de ello. «La investigación biomédica debe estar centrada en las necesidades de los pacientes y, por tanto, debe implicar a los hospitales y a los centros de atención primaria. Además, es importante contar con la fuerza de los institutos biosanitarios, las universidades y los centros asociados que en la Comunidad los hay excelentes, como el Centro de Investigación del Cáncer, el Instituto de Neurociencias de Castilla y León, el Instituto de Biomedicina y Genética Molecular de Valladolid, el Instituto de Biología Funcional y Genómica, el Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada, entre otros».

El jefe del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca afirma que siempre que hay una crisis son las personas con una mayor inestabilidad laboral las que sufren más las circunstancias desfavorables. «No cabe duda de que los jóvenes son el grupo de población con mayor fragilidad, si bien no es el único».

En esta línea, sostiene que es muy importante desarrollar la carrera investigadora para las personas que se inician en la investigación. A esto se suma, tal y como indica, la necesidad de integrar de manera estable a los investigadores en el entorno de los hospitales y los centros de atención primaria como personal estatutario y equiparable a los profesionales sanitarios. «Necesitamos crear este ecosistema multidisciplinar para mejorar la investigación biomédica en nuestro entorno y acercar lo que hacemos en investigación a los pacientes en el periodo más corto posible», concluye Fermín Sánchez-Guijo Martín.

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