La cuidadora de la gran olvidada
Esta especialista en salud mental con casi 40 años de experiencia profesional ha sido reconocida como la Enfermera del Año por sus compañeros del Colegio Profesional de Enfermería / Compatibiliza su trabajo en el hospital con las clases en la Escuela Universitaria de Enfermería de Ávila
Es la cuidadora de la gran olvidada. La salud mental está ahí, pero en ocasiones pasa de puntillas. Patologías como la ansiedad o la depresión esconden muchas caras que no siempre son entendidas; por este motivo, son tan importantes los profesionales que se encargan del bienestar general de la manera en que piensas, regulas tus sentimientos y te comportas. Mª Lourdes Sánchez Pacho es esa mano amiga que lleva cerca de 40 años trabajando para mimar a los pacientes que llegan a su consulta.
Esta abulense reconoce que apostó por la enfermería gracias a su padre. «Trabajaba en una clínica de la ciudad y en el Hospital Nuestra Señora de Sonsoles desde que se inauguró. Era celador, pero en aquella época tenía muchas funciones, por eso todo lo sanitario me llamaba la atención», cuenta para, a continuación, añadir que cuando se cerró la Escuela de Enfermería de Ávila, pensó en trasladarse a Salamanca para cumplir su sueño, sin embargo, pudo matricularse en la diplomatura en su ciudad natal.
Tras finalizar la carrera, Sánchez Pacho estuvo realizando trabajos en atención primaria. A partir de 1984 compatibilizó este trabajo con turnos en el entonces llamado Hospital Neuropsiquiátrico Provincial, dependiente de la Diputación. Dos años después sacó la plaza como funcionaria de la institución provincial, la puerta para entrar en la salud mental. Primero, tal y como expone, en la Unidad de Enfermería y Desintoxicación durante la época en la que llegó el sida; más tarde como supervisora en el hospital psiquiátrico.
En 1990 empezó a trabajar en los distritos de salud mental, lo que ahora se conoce como consultas externas. «Era la época de la desinstitucionalización de los pacientes psiquiátricos y se comenzaba a trabajar en la psiquiatría comunitaria». Es más, comenta que ha vivido el desarrollo de la nueva psiquiatría desde que se publicó la Ley General de Sanidad de 1986. Por todo ello , acaba de ser reconocida como la Enfermera del Año por sus compañeros del Colegio Profesional de Enfermería.
A su día a día en el hospital suma sus clases en la Escuela Universitaria de Enfermería de Ávila, donde desde hace cuatro años es profesora de los alumnos de tercero de la rama de Salud Mental. Además, la abulense indica que ha realizado cursos de formación continuada en los distintos puestos o empresas por las que ha pasado. No obstante, su espina clavada es que nunca salió al extranjero. «En aquellos años no existían las facilidades de ahora de realizar intercambios. Eran otros tiempos; de hecho, las enfermeras eran grado medio no como ahora que ya son profesionales de grado como cualquier otra titulación».
Mª Lourdes Sánchez Pacho trabaja de mañana en el hospital y tiene nueve horas de clases semanales en la Escuela de Enfermería. A pesar de ello saca tiempo para preparar unas clases online para una editorial médica, dirigidas por Joana Fornés Vives, una doctora en enfermería, referencia para todos los profesionales que trabajan en salud mental. «Tuve el honor de elaborar dos capítulos del libro Enfermería de Salud Mental y Psiquiatría, que se publicó en 2022», sostiene la abulense, quien agrega que también está terminando una comunicación oral para presentar en el Congreso Nacional de Enfermería de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental, que se celebrará a finales de marzo en Torremolinos.
De igual forma, va a colaborar con un programa que quieren poner en marcha sobre los primeros episodios de brotes psicóticos y va a revisar protocolos para su actualización de trastorno mental grave, control metabólico, prevención del suicidio, entre otros. Sin olvidar, según señala, retomar el programa de entrenamiento en técnicas de relajación y autocontrol, que elaboraron los profesionales de las consultas de salud mental, pero que se frenó con la pandemia.
«Los pacientes tienen subvencionado el abono de los gastos de viaje mientras dure la terapia». En esta línea, admite que este programa es una de las cosas de las que más orgullosa se siente por todo el trabajo que tiene detrás y por la aceptación y los resultados posteriores.
En su opinión, la inversión en investigación en Castilla y León es irrelevante; por tanto, asegura que no se puede pretender un progreso sin fondos y, sobre todo, por el modo de emplearlos. «Son personas que dan mucho, dedican tiempo a un precio ridículo después de haber hecho una carrera y sin ninguna seguridad laboral. Si entran en un proyecto no saben si al año siguiente llegará el dinero para continuar o si se les corta la subvención», lamenta Sánchez Pacho, antes de apuntar que entiende que a nivel universitario se intenta, si bien «no es suficiente».
En este sentido, pone como ejemplo Portugal, donde valoran más a los profesionales y tienen otra organización. «Los profesionales que realizan proyectos de investigación en las universidades españolas con empresas francesas están mejor pagados», subraya la enfermera abulense.
Preguntada por el trabajo que llevan a cabo las administraciones para colocar a la Comunidad a la vanguardia, afirma que prefiere pensar que sí, sin embargo, en su caso estas instituciones no la han ayudado. « Los cursos y la formación te los tienes que pagar tú , pero la enfermería de salud mental según la Ley de Especialidades de 2005 debería estar representada y en plantilla orgánica desde 2016, y eso no ha sucedido aún. Hay comunidades como Andalucía y Extremadura que sí que han reconocido a los especialistas en plantilla del mismo modo que a las matronas».
A su juicio, el talento se desperdicia, ya que se forma en Castilla y León y luego se marcha a otras comunidades o al extranjero ante la falta de oportunidades en las que se facilite su continuidad y se cumpla con las expectativas económicas y laborales que se merecen los profesionales sanitarios. «Hay mucho talento desaprovechado, se realiza la inversión en formarlos para después no ver sus frutos», concluye Mª Lourdes Sánchez Pacho.