El veterinario de los algoritmos

Cuando una persona decide estudiar Veterinaria lo hace por «ese cariño especial hacia los animales». Ese fue el caso de Héctor Marina García. Este burgalés se matriculó en esta carrera en la Universidad de León (ULE), donde aprendió todo lo necesario para convertirse en un gran profesional. Durante este tiempo comenta que realizó algunas estancias de investigación con los grupos de Genética y Anatomía Patológica. De hecho, apunta que en el último año le concedieron una beca de colaboración con el departamento de Genética, lo que, según admite, le dio la oportunidad de acercarse más a este campo.

Tras terminar sus estudios trabajó como veterinario interno en el Hospital Veterinario de la Universidad de León. Su siguiente paso se dio gracias a una beca de doctorado. Héctor Marina García comenzó sus estudios de doctorado con el grupo de Mejora Genética Animal. Después de doctorarse en el departamento de Producción Animal colaboró como investigador en un proyecto europeo concedido a este equipo. En la actualidad ocupa un puesto de investigador postdoctoral en la Sveriges Lantbruksuniversitet en Suecia. 

Una meta a la que ha llegado tras ir superando etapas duras. En estas etapas ha colaborado con varios proyectos de investigación, todos, reconoce el burgalés, igual de interesantes. En este sentido, sostiene que los trabajos van desde la secuenciación del genoma completo de varios individuos de ganado de las razas Assaf y Churra a análisis de la epigenética y la transcriptómica de diferentes tejidos, pasando por el estudio de distintas moléculas en sangre y leche y su relación con la eficiencia alimentaria. También pone el foco en la implementación del conocimiento generado con estas tecnologías en los programas actuales de mejora genética del ganado ovino. 

Por todo ello, ha recibido el premio de investigación Enrique Coris Gruart, que tiene como objetivo distinguir los mejores proyectos relacionados con las ciencias veterinarias. En este estudio, tal y como explica Héctor Marina García, trabajaron para poder desarrollar un método computacional preciso y fiable que permitiera inferir determinadas regiones del genoma con la información de otras. Es más, el veterinario asegura que este trabajo ofrece la posibilidad de comenzar la selección con las otras tecnologías de genotipado que ofrecen más ventajas que las utilizadas en la actualidad. 

«Describimos una metodología in silico que permite predecir de manera precisa los genotipos de marcadores microsatélites a partir de la información de marcadores tipo SNP (polimorfismos de nucleótido único) y que, por tanto, resuelve el problema de la verificación del parentesco cuando se han utilizado diferentes plataformas de genotipado a lo largo de las generaciones. Este procedimiento computacional reducirá drásticamente los costes de genotipado y permitirá la implantación, sin coste adicional, de los métodos de selección genómica, aumentando la precisión de los resultados de los programas de cría y mejora de las razas ovinas de España en general, y en concreto de la raza Assaf», subraya. 

No hay que olvidar, indica, que en España se sitúa el 1,25% del total mundial de ganado ovino y el 12% del total europeo, siendo esta una de las mayores cabañas de Europa. «La leche ovina se caracteriza por tener propiedades que permiten a los quesos de oveja poseer mejores características sensoriales que los de cabra y vaca. La relevancia económica de la producción de queso ha impulsado el desarrollo de programas de selección enfocados en aumentar su producción, la eficiencia y la resistencia a enfermedades».

En este punto, el veterinario deja claro que los sistemas basados en los métodos de selección tradicional contemplan el uso de marcadores genéticos para el diagnóstico de resistencia y susceptibilidad de enfermedades y para el control de parentesco que se realiza a través de marcadores tipo microsatélites. «Las pruebas de parentesco mediante marcadores moleculares son cruciales para garantizar el éxito de los programas de selección». Sin embargo, avanza que estos marcadores están siendo sustituidos gradualmente por los marcadores tipo SNP, ya que ofrecen mayor automatización en el genotipado, menores ratios de error y una distribución más uniforme a lo largo del genoma. 

En su cargo actual colabora en un proyecto de geoposicionamiento del ganado vacuno lechero y sus posibles aplicaciones sobre la predicción de transmisión de enfermedades.

Su rutina diaria arranca muy temprano escuchando las noticias, algún podcast… antes de irse a trabajar, donde repasa los proyectos de investigación que están llevando a cabo, piensa en cómo abordar diferentes escenarios e interpreta los distintos resultados. Después de la jornada regresa a casa en bicicleta o corriendo. En ese momento toca desconectar yendo al gimnasio, practicando escalada o tocando el piano o la batería. Sus días terminan con lecciones de sueco.

Héctor Marina García afirma que no hay diferencia entre la calidad de la investigación y la innovación que se desarrolla en Castilla y León en comparación con el resto del país. En este punto, dice que le vienen a la cabeza varios grupos de investigación de Castilla y León punteros en sus campos a nivel mundial. «En España tenemos una gran cantidad de excelentes investigadores con una dedicación abrumadora que nada tiene que envidiar a cualquier otro país», expone para, a renglón seguido, puntualizar que sobre esto poco se habla. 

A su parecer, todos somos los grandes perjudicados de la crisis económica. Sin embargo, añade que la falta de buenas oportunidades laborales al inicio de la vida laboral puede provocar un gran impacto sobre la proyección de las carreras profesionales, no obstante, manifiesta que se merecen una mención especial. Eso sí, el veterinario burgalés comenta que las administraciones públicas sí que trabajan para que Castilla y León sea puntera. 

Preguntado por si la sociedad premia la innovación y el talento, responde que sí. En esta línea, pone encima de la mesa tanto las convocatorias de proyectos de la Comunidad como las convocatorias nacionales y europeas. «Me gustaría destacar que eso es posible gracias a oportunidades como el premio Coris Gruart y a muchos profesionales que se dedican a divulgar los resultados científicos y a hacerse eco de los trabajos de la región, como es el caso del suplemento Innovadores del periódico El Mundo de Castilla y León», zanja.