Diario de Castilla y León

Lucha ‘agro’ contra el cambio climático

El IRNASA participa en un proyecto europeo que analiza suelos sometidos a distintas prácticas agrícolas para ver cómo influyen en la diversidad de hongos y bacterias / El objetivo es que los suelos retengan carbono para que este disminuya en la atmósfera

IRNASA 1

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Estibaliz Lera

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Entender mejor la naturaleza nos hará avanzar. Y es que las relaciones entre la tierra y el clima desvelan mucha información sobre el cambio climático. El calentamiento global ha llegado, y con él las sequías y las inundaciones. Dos anomalías climatológicas que provocan que la disponibilidad de tierra apta para cultivar y el agua sean recursos cada vez más escasos y de menos calidad. A esto se suma el aumento de enfermedades y plagas en las plantas que pondrán en riesgo la seguridad alimentaria en determinadas zonas. 

Ante este panorama, y todavía con mucho camino por recorrer, la investigación es el mejor camino para mitigar y adaptarse al cambio climático. Un equipo del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA) participa en un nuevo proyecto europeo que se enmarca dentro del programa EJP SOIL, un consorcio que busca mejorar la gestión de los suelos agrícolas, de manera que contribuyan a resolver problemas como el cambio climático y la seguridad alimentaria. 

En concreto, evalúan si la diversificación de cultivos (por ejemplo, reemplazando el barbecho invernal en las tierras de cultivo por cultivos de cobertura de una o incluso varias especies) puede ser una herramienta útil para aumentar el secuestro de carbono en los suelos europeos. Para ello investigaremos el vínculo entre la diversidad de cultivos y el procesamiento del carbono por los microorganismos del suelo, sobre todo hongos y bacterias.

«La hipótesis central es que una mayor diversidad de cultivos hace que la materia orgánica del suelo sea más diversa en su composición. Esto, a su vez, incrementaría la diversidad microbiana del suelo y la eficiencia con la que los microorganismos usan el carbono. El incremento en la eficiencia de uso del carbono haría que la fracción de carbono absorbida por las células microbianas y retenida en la biomasa –en lugar de ser respirada– aumentara, lo cual resultaría un mayor potencial de secuestro de carbono en el suelo», explica Ángel Valverde, científico titular. 

En este sentido, no hay que olvidar que existe un amplio consenso científico sobre la necesidad de disminuir la concentración de CO2 en la atmósfera para poder combatir con éxito el cambio climático. En esa lucha la agricultura puede tener «un papel transcendental», ya que se ha estimado que con una buena gestión de los suelos agrícolas se podría secuestrar el 10% de las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono. 

Los suelos y los cultivos que se van a estudiar se concretarán durante las próximas reuniones del consorcio, aunque adelanta que estarán muy representados los cereales por la importancia que tienen en la producción de alimentos, tanto a nivel europeo como mundial. Prácticas como la rotación, con alternancia entre leguminosas y cereales, son habituales en el campo, pero los investigadores quieren probar también cuál es el efecto de otras propuestas, como la siembra de distintas especies vegetales en un mismo campo de cultivo.

Este trabajo, a su parecer, es innovador porque los mecanismos a través de los cuales la diversidad de cultivos puede aumentar el secuestro de carbono en el suelo no se comprenden de manera clave. En especial, asegura que no se sabe cómo los efectos de la diversidad de cultivos sobre el almacenamiento de carbono en el suelo se modulan por el clima o las propiedades intrínsecas del suelo, como la diversidad de microorganismos, los cuales juegan «un papel muy relevante» en la dinámica del carbono. «El proyecto pretende dilucidar estos mecanismos y comprobar si aumentando la diversidad de cultivos se incrementa la captura de carbono por los suelos».

En el proyecto se utilizarán tecnologías de última generación como la metagenómica, la cual permite el estudio de todos los microorganismos, con independencia de si pueden ser cultivados o no, mediante el análisis de datos genómicos obtenidos directamente de una muestra ambiental, proporcionando conocimiento de las especies presentes y permitiendo la extracción de información sobre la funcionalidad de las comunidades microbianas en su hábitat natural.

El objetivo de la diversificación de cultivos, tal y como detalla Valverde, es aumentar la cartera de cultivos para que los agricultores no dependan de pocas especies para generar sus ingresos. «Cuando los agricultores siembran un solo tipo de cultivo están expuestos a altos riesgos en caso de eventos climáticos imprevistos que podrían afectar gravemente la producción agrícola, como la aparición repentina de heladas o sequías».

Por este motivo, el científico asegura que la introducción de una mayor cantidad de variedades también puede aumentar la biodiversidad natural, fortaleciendo la capacidad del agroecosistema para responder a estas tensiones, reduciendo el riesgo de pérdida total de cosechas y proporcionando también a los productores medios alternativos para generar ingresos. 

Con una parcela diversificada, el agricultor aumenta sus posibilidades de lidiar con la incertidumbre y los cambios creados por el cambio climático. «Esto se debe a que los cultivos responderán a los escenarios climáticos de diferentes maneras. Mientras que un exceso de frío o calor puede afectar negativamente la producción de un determinado cultivo, la de otros puede verse favorecida», apunta Ángel Valverde, quien añade que, además, incrementar la diversidad de los cultivos no requiere cambios drásticos en las prácticas agrícolas, y en ocasiones pueden evitar serias pérdidas económicas, como cuando se presentan enfermedades y plagas, que tienden a propagarse en mucha mayor medida en los monocultivos.

El ahorro de una iniciativa de estas características es, a su juicio, difícil de cuantificar, pero el secuestro de dióxido de carbono atmosférico en la materia orgánica del suelo, mediante cambios en las prácticas agrícolas, requiere mucha menos inversión que otros métodos propuestos para tal fin, como, por ejemplo, la captura del CO2 atmosférico mediante métodos químicos y su inyección en las profundidades de la Tierra.

La idea surgió, según recuerda el científico, porque otros estudios han demostrado que el incremento en la diversidad vegetal da como resultado un aumento en el almacenamiento de carbono en suelos de pastizales y suelos forestales. 

Considera que su trabajo es pionero. En él interviene un gran número de investigadores de diversas disciplinas científicas (microbiólogos, ecólogos, bioquímicos, matemáticos, etcétera). «El trabajo interdisciplinar será la característica principal del proyecto y será esencial para mejorar nuestra comprensión del vínculo existente entre la diversidad de plantas y el almacenamiento de carbono en el suelo, que difícilmente se conseguiría con un espectro menor de disciplinas involucradas», defiende Ángel Valverde. 

En cuanto a los planes de futuro, el científico del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca adelanta que, como microbiólogo, se centra en estudiar la diversidad de microorganismos en diferentes ecosistemas agrícolas (por ejemplo, la dehesa) y cultivos, y profundizar en el conocimiento de cómo los microbios del suelo influyen en el crecimiento de las plantas y el funcionamiento de estos ecosistemas. Su objetivo es contribuir a desarrollar agroecosistemas sostenibles, amigables con el medio ambiente y productivos. El resultado final de este estudio se plasmará en un documento para aconsejar a los agricultores qué prácticas son mejores.

Valverde ha pasado gran parte de su trayectoria investigadora en Sudáfrica, donde ejerció como investigador en varias universidades, por lo que el mayor premio que ha recibido es ser considerado por la National Research Foundation uno de los mejores científicos de ese país. Este reconocimiento, entre otros motivos, ha supuesto que tras muchos años en el extranjero haya podido volver a España y desde aquí intentar contribuir, junto con científicos de distintas partes del mundo, a lograr un mundo mejor, más sostenible y respetuoso con el planeta.

ÁNGEL VALVERDE / CIENTÍFICO TITULAR «La carrera de científicos está llena de obstáculos porque hay poco presupuesto»

El científico Ángel Valverde asegura que en España la investigación y la innovación no son una prioridad para los políticos. «La carrera de científicos e innovadores está llena de obstáculos porque hay poco presupuesto. Con un discreto 1,25% estamos muy lejos del 2,20% del PIB que, de media, se invierte en ciencia en Europa. Invertir en ciencia es esencial para el progreso y la economía. Sólo hay que darse cuenta de que los países europeos que más invierten en investigación, como son Alemania, Suecia o Dinamarca se encuentran entre los más ricos del mundo».

Los científicos Mariano Igual y Ángel Valverde.

En su opinión, la pandemia ha agravado la falta de formación de muchos jóvenes, ya que está muy alejada de las necesidades reales del tejido productivo. «Falta cultura científica y de innovación, y la excesiva proliferación de la contratación temporal lleva a la precariedad laboral. Con suerte, muchos de ellos se verán con 40 años encadenando becas y contratos temporales, que no deja de ser una forma de precarización del trabajo», lamenta. 

Valverde tiene claro que los científicos están muy bien considerados en las encuestas de aprecio social. Sin embargo, agrega que la actividad científica es poco conocida y no importa gran cosa, quizá porque es más difícil valorar lo que no se comprende del todo. «Consecuentemente, el apoyo de la ciudadanía a la ciencia es más retórico que real y, al considerar (erróneamente en mi opinión) que no afecta a su vida diaria, no figura entre sus preocupaciones ni demandas», concluye Valverde

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