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Un almacenamiento de agua de lluvia ‘muy deportivo’

SOLUCIONES BASADAS EN LA NATURALEZA El Ayuntamiento de Valladolid instalará en el campo de fútbol del estadio Zorrilla y los anexos un biofiltro para la gestión de las aguas pluviales / Se trata de un sistema basado en medios naturales, que cubre el 20% de las necesidades de riego del campo y funciona con éxito en el estadio Sparta de Róterdam

AYTO

Publicado por
Redacción
Valladolid

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La escasez de agua se ha convertido en un mal en muchos puntos del planeta. Avanzar de la mano de soluciones innovadoras es lo que hace la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Valladolid, Aquavall, las empresas holandesas Field Factors, y KWR Watercycle Institute, y la empresa española I-CATALIST. Su último proyecto relacionado con soluciones sostenibles y circulares es Urban Waterbuffer, una iniciativa que consiste en «recuperar las aguas de lluvia del aparcamiento y del estadio Zorrilla para su almacenamiento y filtrado a través de métodos naturales. Un nuevo proyecto que busca aportar soluciones basadas en la naturaleza desde la innovación», expone Charo Chavez, Concejala de Innovación, Desarrollo Económico, Empleo y Comercio del Ayuntamiento de Valladolid. 

Este proyecto recogerá, tratará y almacenará aguas pluviales de este emblemático centro deportivo; es una zona muy pavimentada y sin alcantarillado de drenaje de pluviales, un aspecto que puede provocar «problemas de inundaciones», y a la vez con «una gran demanda de agua para el riego» de los campos deportivos. «Las aguas pluviales procedentes del estadio y del aparcamiento serán recogidas en el terreno y tratadas mediante un biofiltro. El agua depurada se gestionará de tal modo que se almacena en el subsuelo, mediante métodos de recarga de acuíferos. Una vez infiltrada al acuífero será recuperada en los meses de verano para el riego de los campos deportivos», detalla Karina Peña, CEO de Field Factors. 

Karina Peña incide en que Valladolid, al igual que muchas otras ciudades de España, es vulnerable a los impactos de las sequías y las lluvias intensas. Ambos fenómenos generan «consecuencias negativas, como son un mayor riesgo de daños por inundación, mayores costes de mantenimiento de las infraestructuras urbanas e impacto negativo en los ecosistemas». A esto se suma, subraya la técnica Alicia Villazán, que la Confederación Hidrográfica del Duero, que es la que gestiona el agua del río Pisuerga, puede efectuar cortes si considera que la falta de agua supone una amenaza, lo que condiciona el riego diario de los campos deportivos. 

Con este proyecto innovador, el Ayuntamiento quiere «aprovechar un recurso que no se está utilizando», en un lugar que consideran «ideal» porque tiene exceso de agua derivada de las lluvias torrenciales y puede sufrir cortes por un uso limitado del agua. «El Urban Waterbuffer es un nuevo concepto para la gestión integral del ciclo del agua urbana que consiste en métodos de recarga gestionada de acuíferos en espacio urbano, conectando el subsuelo y la capa superior del suelo urbano en tiempos de excedentes y escasez de agua. Las aguas pluviales son recogidas y almacenadas, evitando inundaciones. El agua se almacena en el subsuelo, desde donde está disponible para uso en tiempos de sequía; se genera, así, una fuente de agua alternativa para usos no potables», indica Peña, quien agrega que se implementó por primera vez en el estadio Sparta de Róterdam. 

«Es un proyecto funcional y cofinanciado con el gobierno holandés, a través del programa ‘Socios por el Agua’ (Partners for Water) 2016-2021 de la Agencia de Empresas, que sirve como proyecto demostrador de esta innovación holandesa en Valladolid», comenta Charo Chávez, Concejala de Innovación, para, a renglón seguido, incidir en que la ciudad es un ejemplo del potencial de replicabilidad que tiene esta tecnología que va a cubrir «aproximadamente el 20% de las necesidades de riego del campo de fútbol», a la vez que resuelve la necesidad de recoger el agua de lluvia para evitar inundaciones y poder aprovecharla. 

Alicia Villazán concreta que en el estadio Zorrilla se va a validar la replicabilidad de la tecnología en las condiciones físicas y climáticas de Valladolid. En la actualidad el proyecto se encuentra en fase de redacción, donde se trabaja para resolver «limitantes» como que es una zona con muchos servicios enterrados: luz, aguas residuales…. Esto provoca, según reconoce, dificultades a la hora de captar el agua de lluvia. 

Otro punto interesante que esta iniciativa debe tener en cuenta es que el acceso al agua de lluvia recogida del estadio se encuentra a nueve metros de profundidad, con lo cual habrá que controlar este desnivel a la hora de diseñar cada detalle. «Va a estar todo enterrado, excepto el biofiltro». Ya han realizado varias perforaciones de 25 metros para estudiar las características del terreno, su permeabilidad y su resistencia. 

Karina Peña celebra que Valladolid apueste por esta solución sostenible ante dos problemas crecientes ante el cambio climático: inundación durante lluvias intensas y los impactos de las sequías. «El estadio de Valladolid pronto podrá usar el agua de lluvia para regar sus campos deportivos, al mismo tiempo que ofrecerá una solución para las inundaciones en esta zona de la ciudad. Gracias al proyecto se recogerá el agua de lluvia de la zona pavimentada alrededor del estadio, la cual será tratada por un filtro natural, almacenada en el acuífero y utilizada para riego. De esta manera se reducirá la vulnerabilidad a las sequías y se aumentará la resiliencia del sistema hídrico, a la vez que se consigue una mejora del entorno urbano alrededor del estadio Zorrilla», resume.

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En épocas de sequía, cuando no se puede suministrar el agua de riego extraída del río Pisuerga, los campos deportivos deben ser regados con agua potable. «Esto se traduce en altos costes operativos para el Club de Fútbol Real Valladolid. Además, el uso de agua potable para riego durante períodos de sequía provoca un estrés adicional en la red de abastecimiento municipal, reduciendo la garantía del suministro», concluye la CEO de Field Factors.