Diario de Castilla y León

El láser que borra el colirio del tratamiento

Oftalmólogos del Río Hortega implantan una técnica mínimamente invasiva para el tratamiento del glaucoma

Miguel Diego Alonso y Ramón Bringas en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid. / J. M. LOSTAU

Miguel Diego Alonso y Ramón Bringas en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid. / J. M. LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

Creado:

Actualizado:

No hay cura para un conjunto de enfermedades oculares que se agarra muy fuerte a la detección precoz. La carta de presentación del glaucoma es silente, degenerativa y asociada al envejecimiento. Y se caracteriza por un daño progresivo del nervio óptico, por lo que se manifiesta en una pérdida lenta de la función visual. 

La prevalencia en la población se sitúa en los países europeos y mayores de 40 años en torno al 1,5%, es decir, unas 50.000 personas en Castilla y León. Se calcula que la mitad está sin diagnosticar. No obstante, hay que tener en cuenta que la incidencia aumenta con la edad, por encima de los 85 años se calcula que una de cada seis personas lo padece. Desde que comienza hasta que afecta a la visión, puede tardar, de media, alrededor de 20 años. En todo este tiempo es asintomática, y solo en la fase final el enfermo nota «cierta alteración». 

Por esta razón, son tan importantes las revisiones oftalmológicas periódicas a partir de los 40 años, si sufres diabetes, miopía elevada (superior a cinco dioptrías) e hipertensión, y si existen antecedentes familiares. En ellas no solo será necesario poner el foco en tomar la presión ocular, sino también en realizar una exploración de fondo de ojo. 

El objetivo es el diagnóstico precoz. Es verdad que no existe un tratamiento curativo, pero poner remedio a tiempo ayudará a detener su progresión y evitar la ceguera en el 95% de los casos. En la mayoría de los pacientes el proceso se inicia con colirios –uno o varios, según la gravedad– para bajar la presión ocular, y en aquellos casos donde no se controla o la enfermedad progresa se recurre a técnicas quirúrgicas. La clave está en ser constantes con las pautas prescritas por los oftalmólogos, pero los datos arrojan malas noticias: el 45% no sigue la terapia, lo que se traduce en 230.000 personas que ponen a diario en riesgo su visión. 

Los primeros síntomas del glaucoma pueden consistir en alteraciones del campo visual con pérdida de visión lateral o periférica. Sin embargo, existen formas de la enfermedad menos frecuentes y de presentación brusca, como el glaucoma de ángulo cerrado, en que aparecen otros síntomas como visión de ‘moscas volantes’, visión borrosa, pérdida completa de la visión, visión de ‘arco iris’, así como dolor en el ojo, dolor de cabeza o náuseas y vómitos.

Todo empieza con un examen del nervio óptico y medir la presión ocular a través de una tonometría. Unas pruebas que se complementan con la realización de un campo visual (campimetría), la visualización del ángulo que forman la córnea, el iris y la esclera (gonioscopia) y la medición del grosor corneal (paquimetría). Todas son indoloras y no invasivas. Eso sí, no todos los glaucomas son iguales. 

En la mayoría de los pacientes el problema radica en una alteración en la dinámica del fluido que está dentro del ojo. Se produce un desequilibrio entre lo producido y lo evacuado. El sistema de drenaje comienza a fallar –aumenta la resistencia a la salida– y, por tanto, la presión dentro del ojo se incrementa poco a poco. En este punto, un equipo del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid ha realizado la primera trabeculectomía láser excimer, la técnica más moderna para intervenir los glaucomas con la mínima invasión y sin necesidad de implantes. «Va dirigida a incrementar la salida del líquido del ojo a través del desagüe natural», apunta Miguel Diego Alonso, médico interno residente de Oftalmología.

En esta línea, Ramón Bringas, jefe de sección de la Unidad del Glaucoma, detalla que, en el quirófano, a través de una pequeña incisión en el globo ocular –en muchas ocasiones aprovechando la propia incisión de la cirugía de la catarata– se introduce una sonda que lleva incluida el terminal laser. «Con una lente especial se visualiza la región a tratar. Más tarde, se realizan varios disparos sobre el desagüe del ojo, con el objetivo de reducir la resistencia del tejido y facilitar la salida del líquido intraocular».

Este procedimiento se llevó a cabo por primera vez en los hospitales de Castilla y León el pasado 10 de marzo. Tras la primera revisión, avanza Alonso, tiene «un aspecto similar» al de los pacientes que se han sometido a una cirugía simple de catarata. A esto se suma, subraya Bringas, que se redujo «de forma significativa» la presión ocular. 

No hay que olvidar que no todos los pacientes pueden mejorar con esta técnica. Está indicada para aquellos con hipertensión ocular en tratamiento farmacológico o glaucomas en estadios leves controlados con uno o dos colirios y que van a someterse a una cirugía de catarata. «No está indicada para las personas con glaucomas moderados, avanzados o con máxima medicación. En estos casos es necesario recurrir a otras técnicas clásicas de cirugía», afirma el jefe de sección de la Unidad del Glaucoma del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid. 

La técnica fue descrita en la década de los años 80 del siglo pasado, sin embargo, dice que no se había desarrollado lo suficiente para obtener buenos resultados. Ya en la segunda década del XXI fue cuando, tras mejorar el dispositivo, comenzaron a lograrse avances. Miguel Diego Alonso afirma que se incluye dentro del grupo de cirugías micro incisionales para el glaucoma, ya que, incide, son técnicas realizadas a través de las mínimas incisiones y sin dependencia de manipulación extraocular, lo que redunda en «la rapidez y comodidad para el paciente». En este caso, durante el proceso no es necesario implantar ningún dispositivo intraocular. 

Respecto a las ventajas, Bringas enumera que las principales son mínimo trauma, anestesia en gotas, buen perfil de seguridad y eficacia, recuperación rápida, posibilidad de combinar con cirugía de catarata, no es necesario utilizar implantes dentro del ojo y mejor relación coste y beneficio. «Conocíamos de la existencia de la técnica desde hace varios años, pero, hasta la fecha no ha sido posible desarrollar la tecnología lo suficientemente segura para incorporarla a nuestra cartera de servicios». 

Todo empezó a través del doctor Antonio Moreno, otro castellano y leonés que trabaja en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, el primer centro de España que realizó esta técnica. El equipo vallisoletano se puso en contacto con él y con la empresa distribuidora del material. Juntos han hecho posible que el Río Hortega pueda ofrecer este tratamiento a sus pacientes. Su intención, avanza Miguel Diego Alonso, es seguir empleando esta técnica en pacientes que puedan beneficiarse de ella. 

La puesta en marcha de la trabeculectomía láser excimer arrancó hace unos años a raíz de un capítulo escrito en un libro de la Sociedad Española de Oftalmología. La principal ventaja de esta técnica radica en que acorta de manera sustancial el tiempo quirúrgico y tiene una tasa de complicaciones muy baja, presentando una rápida recuperación visual, ya que no requiere de la colocación de un implante dentro del ojo. Un paso al frente que, en opinión de los oftalmólogos, a largo plazo mejorará el control de la tensión ocular de los pacientes con glaucoma y su calidad de vida, a la vez que disminuirá el gasto farmacológico.

Solo se alarga cinco minutos la operación de catarata y en el 70% de los pacientes se consigue controlar la enfermedad y abandonar el tratamiento farmacológico con colirios. Lo novedoso de la cirugía y los buenos resultados que están obteniendo ha despertado el interés de la comunidad oftalmológica española e internacional, cuyos resultados llevan meses difundiéndose en los más prestigiosos congresos nacionales e internacionales.

tracking