Diario de Castilla y León

Ciencia a pie de campo

Investigadores de la Universidad de Burgos trabajan en el proyecto europeo ‘Novaterra’ para la reducción del uso del impacto de los fitosanitarios en cultivos mediterráneos como el olivo o el viñedo

Sacristán es microbiólogo y profesor del departamento de Biotecnología y Ciencia de los Alimentos de la UBU. ECB

Sacristán es microbiólogo y profesor del departamento de Biotecnología y Ciencia de los Alimentos de la UBU. ECB

Publicado por
DAVINIA ANDRÉS | BURGOS
Valladolid

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Buscar nuevas estrategias para optimizar el uso de los fitosanitarios en cultivos de gran interés como el olivo o el viñedo es el principal objetivo del proyecto ‘Novaterra’ en el que participan integrantes del Grupo de Investigación en Compostaje de la Universidad de Burgos, UBUCOMP, aportando su experiencia en diferentes campos como la microbiología agroalimentaria, la edafología o la química agrícola.

Como explica el microbiólogo y profesor del departamento de Biotecnología y Ciencia de los Alimentos de la UBU, Gonzalo Sacristán, coordinador del proyecto ‘Novaterra’ en la universidad burgalesa, este proyecto se basa fundamentalmente en tres aspectos: la búsqueda y desarrollo de bioproductos enfocados al control de plagas y enfermedades en estos cultivos, la optimización de las prácticas que están ya implementadas a través de un Smart Farming o agricultura de precisión y el establecimiento de estrategias de control del manejo suelos. De esta manera lo que se pretende es hacer también un estudio de las diferentes técnicas y manejos que se llevan a cabo en el olivar y el viñedo, que se han ido perdiendo en algunas zonas y con ello ponerlas en valor.

Gonzalo Sacristán hace hincapié en el carácter del proyecto que busca principalmente reducir y optimizar el uso de fitosanitarios prestando especial atención al momento y la dosis más adecuada dependiendo de las características propias del lugar donde se encuentre cada cultivo. Asimismo, el papel de las nuevas tecnologías es fundamental en este proyecto, ya que a las técnicas más tradicionales compatibles con el agrosistema edáfico de plantas, el suelo y el ambiente se unirán las herramientas más punteras en agrobiotecnología basadas, entre otros, en sensores edáficos. «Mediante tecnologías satelitales, GPS, robótica, etc. combinadas con el manejo integrado de control de plagas y enfermedades podemos sacar un rendimiento mucho más sostenible en el aspecto medioambiental, social y económico». 

Este proyecto además presta especial atención a tres pilares fundamentales que son la protección de la salud del consumidor y del medio ambiente, así como la potenciación del sector económico de estos cultivos en el marco del arco mediterráneo. Para ello, como apunta Gonzalo Sacristán, la presencia de cooperativas y bodegas es fundamental ya que «va a haber ciencia en el campo y van a ver que ahorran dinero, que protegen el medio ambiente y tienen un rendimiento mejor. Son tres aspectos que deben ir de la mano donde nosotros podamos hacer un monitoreo de la calidad de ese cultivo ».

En este consorcio integrado por institutos de investigación, empresas de los sectores agroalimentario y tecnológico, cooperativas, etc. la Universidad de Burgos es una de las pocas instituciones académicas que participa y portará la experiencia del Grupo de Investigación UBUComp en el análisis y seguimiento de esos cultivos. Para ello se utilizarán técnicas de teledetección, un mapeo de suelos centrado en la calidad del viñedo y del olivar. 

También va a trabajar con microorganismos beneficiosos que se emplean y están autorizados en la agricultura ecológica, como bioinsecticidas, biofertilizantes, extractos vegetales, así como diferentes técnicas como la luz ultravioleta o el ozono. Este último se está utilizando ya en Galicia y en diferentes áreas de Francia para el control de algunas enfermedades fúngicas como el mildiu. De hecho, como señala el profesor de la UBU, en el área de microbiología ya se conocen bacterias que se podrían emplear como biocontroladores o bioestimuladores en diferentes cultivos. Esto supone un salto muy grande en la aplicación de esos conocimientos en los que la Universidad de Burgos es puntera, ya que algunos de los bioproductos desarrollados en sus laboratorios cuentan con premios por su innovación.

Como destaca Gonzalo Sacristán, la colaboración entre los diferentes socios es fundamental, ya que cada uno aporta un conocimiento decisivo al trabajo de campo. Aunque es numerosa y muy variada la bibliografía sobre la utilización de fitosanitarios y están en marcha diferentes estudios sobre este mismo tema, con el proyecto Novaterra se quiere desarrollar a una escala mucho mayor e integrar a todos los agentes implicados, «de ahí la participación de cooperativas, de bodegas, de olivares, de empresas del sector que tienen un contacto mucho más directo que una universidad. Nos mandan las muestras, las analizamos y damos resultados, pero en ese sentido hay mucho trabajo ya desarrollado. Lo que pretendemos es optimizarlo». 

El objetivo final del proyecto es poder redactar manuales con los datos recogidos y las conclusiones del trabajo para implementar esas estrategias y que tenga una aplicación práctica más generalizada. Con ello se podrá ofrecer una herramienta más para mejorar los resultados de este tipo de cultivos. 

Este proyecto que se desarrollará en cuatro años, está enmarcado en el programa Horizon2020 y cuenta con una dotación económica cercana a los 5,5 millones de euros. En él participan 20 instituciones públicas y privadas de España, Francia, Bélgica, Grecia, Portugal e Italia coordinadas por el Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias de Cataluña (IRTA). Además de Gonzalo Sacristán, con el soporte y ayuda de la OTRI-Transferencia de la UBU, por parte de la Universidad burgalesa también participarán en el proyecto Novaterra los profesores Carlos Rad y Javier López, ambos expertos en Ciencias del Suelo que pertenecen al área de Edafología y Química Agrícola. 

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