Diario de Castilla y León

LEÓN

Los entrenadores de la cuarentena

Investigadores de la ULE diseñan un protocolo para valorar cómo influye el confinamiento en la condición física / Buscan conocer si el ejercicio interviene en la cantidad y calidad de sueño o en la percepción del estado de estrés.  Por E. Lera

Miembros del grupo de investigación en la última Expociencia celebrada en el Palacio de Congresos y Exposiciones de León. EL MUNDO

Miembros del grupo de investigación en la última Expociencia celebrada en el Palacio de Congresos y Exposiciones de León. EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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El estado de alarma ha provocado un cambio en la práctica de actividad física y deportiva , además de posibles modificaciones en hábitos alimentarios, nutricionales y psicosociales, lo que en conjunto puede afectar al nivel de aptitud y condición física, al peso y composición corporal y a la percepción del estado de salud y bienestar. 

Para comprobar la influencia de diferentes tipos de entrenamiento y periodos cortos de inactividad, el grupo de investigación en Valoración de la Condición Física en relación con la Salud, el Entrenamiento y el Rendimiento Deportivo y la Nutrición de la Universidad de León (ULE) ha diseñado un protocolo adaptado a la situación sobrevenida mediante la elección de unas pruebas físicas que sirven para autoevaluar cómo el confinamiento puede influir en la evolución del nivel de condición física. 

«Existe evidencia científica de que la actividad física regular es beneficiosa para la prevención primaria y secundaria de más de 25 afecciones médicas crónicas», expone el catedrático José Gerardo Villa-Vicente , antes de añadir que también juega «un papel esencial» en la mejora del sistema inmunitario frente a las infecciones, como la que está ocasionando esta pandemia. 

La idea de plantear el estudio es conocer qué herramientas, medios y ejercicios son los que se hacen en casa para mantener la condición física. «No solo queríamos evaluar la condición física mediante test o pruebas, sino también conocer cuáles son los efectos de este periodo en su percepción del estado de bienestar y calidad de vida, al contestar un cuestionario validado que valora aspectos como la calidad y cantidad de sueño, su percepción del estado de estrés y fatiga o el tiempo que los participantes permanecen diariamente sentados».

Para ello diseñaron tres formularios. Explica que el primero consiste en una batería de seis pruebas de condición física, que los participantes pueden realizar en su casa de forma segura y sencilla permitiendo a los investigadores estimar su capacidad aeróbica o consumo máximo de oxígeno, los niveles de fuerza-resistencia de la musculatura del core, de las extremidades superiores y de las extremidades inferiores. «Estos test están explicados mediante precisas indicaciones y acompañados de fotografías para su correcta ejecución. Los participantes realizan estos test cada 15 días para analizar la evolución de su condición física», indica. 

Cumplimentan, además, otros dos formularios, uno de ellos tras la realización de cualquier tipo de actividad física o entrenamiento, en el cual indican el tiempo, tipo e intensidad del ejercicio realizado con el objetivo de poder cuantificar la carga de entrenamiento que le ha supuesto. Y un tercer formulario que han de rellenar a diario, al levantarse por las mañanas, en el cual se valoran aspectos subjetivos relativos al bienestar percibido, como el tiempo y calidad de sueño, la percepción de fatiga y estrés; y otros objetivos como el peso corporal y la frecuencia cardíaca en reposo.

«La recopilación de todos estos datos nos permite hacer un análisis de los cambios en la condición física y hábitos de actividad durante este periodo», informa José Gerardo Villa-Vicente. 

Participan de forma continua 376 personas enmarcadas en diferentes niveles de actividad física semanal. El 49% de la muestra realiza diferentes actividades físicas tres o más días a la semana, el 8% las lleva a cabo dos o menos días semanales; mientras que el 32% ha logrado adaptarse a practicar de forma rutinaria crossfit y hasta un 8,2% escalada y modalidades especiales a las más habituales: bicicleta, yoga, pilates, entre otras. 

Aún no tienen conclusiones, pero en un análisis de los resultados obtenidos hasta ahora, con tres evaluaciones, la tendencia en aquellas personas que partían de un mejor nivel de condición física es una reducción en la misma como consecuencia del confinamiento, mientras que los sujetos que partían de un nivel inferior, sujetos inactivos, han mantenido, incluso han mejorado la misma, ya que durante este periodo han incrementado sus niveles de práctica de actividad física. 

Un dato interesante, declara el catedrático de la ULE, que confirma esta inclinación es que en un análisis adelantado de los datos y a falta del tratamiento estadístico de los mismos, la capacidad aeróbica o condición cardiorrespiratoria de los participantes, determinada mediante la estimación del consumo máximo de oxígeno con el Queen College test (recomendado por el American College of Sport Medicine), se ha visto incrementado en 4.2 ml·kg-1·min-1 en los varones, alcanzando un promedio de 51.07 ml·kg-1·min-1 en la primera de las valoraciones, hasta un valor de 55.26 ml·kg-1·min-1 en la última valoración realizada. 

También reconoce que están observando que los mayores incrementos acontecen en los valores de fuerza. «Esto es muy importante porque está descrito la asociación tanto del consumo máximo de oxígeno con la cuantía de masa muscular activa, como que ambas se reducen a las dos semanas de desentrenamiento o de inactividad, y que también su mejora se relaciona con una mejora de la salud de la población en cuanto supone una reducción del riesgo de determinadas afecciones médicas», señala. 

Estos datos son relevantes, a su parecer, porque hay evidencia científica de que el desentrenamiento afecta al sistema músculo esquelético y cardiorrespiratorio, conllevando en pocas semanas a reducciones significativas en la cualidad aeróbica y en la fuerza. Las pruebas físicas empleadas en el estudio valoran de forma global estos aspectos o efectos fisiológicos y bioquímicos, y, por tanto, pueden analizar en qué medida se produce un desentrenamiento en la población con el confinamiento instaurado.

La principal ventaja de este estudio, tal y como afirma, es que aportará información de un periodo particular como es la cuarentena, pudiendo utilizar esos datos en posteriores situaciones de similares características. De igual forma, se podrá conocer cuáles son los componentes de la condición física y el bienestar más afectados pudiendo establecer criterios o estrategias que minimicen los mismos.

Y, sobre todo, va a ofrecer la posibilidad, manifiesta, de confirmar y verificar que aquellas personas en las que su actividad física ha sido programada por licenciados y graduados en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte han mostrado una mayor adherencia y por ello un mantenimiento de la condición física, lo que pone de manifiesto otra vez la relevancia e importancia de requerir y encomendar la programación, dirección, difusión y supervisión de estas competencias profesionales a ellos, al igual que acontece en otros ámbitos como el médico, fisioterapéutico, nutricional, psicológico, etcétera.

Otro aspecto novedoso y que pretenden analizar es ver si este cambio es la tónica general de la muestra o si está enmascarado por mejoras de las personas de menor nivel de condición física.

Este equipo de la ULE va a seguir ahondando en los efectos de periodos de desentrenamiento en el rendimiento en deportistas y la condición física orientada hacia la salud en la población en general, pero también quiere valorar la relación entre la condición física con la salud y el estrés térmico en el personal especialista en extinción de incendios forestales. No descarta, adelanta Villa-Vicente, ampliar la valoración de la condición física a personal de emergencias y rescate que portan durante horas equipos de protección individual que conllevan una fatiga añadida. 

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