PERSONAJES ÚNICOS / CONCHI LILLO
Con la mirada en los ojos
Es neurobióloga, profesora de la USAL e investigadora en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León y el Instituto de Investigaciones Biosanitarias de Salamanca / Sus trabajos están ligados al conocimiento del sistema visual
Es una facultad capaz de sorprendernos en cualquier circunstancia y escenario. La visión reúne ese poderío. Y es que en ocasiones cambia su complejo funcionamiento y da lugar a fenómenos extraños como moscas, luces inexistentes o desenfoques extraordinarios. A esos fallos que entran dentro de la normalidad, pero asustan, se unen otros más graves que requieren una investigación en profundidad para encontrar su origen .
Conchi Lillo , natural de la localidad onubense de Minas de Riotinto, se embarca en esta tarea a diario. Estudió Biología en la Universidad de Salamanca ( USAL ) porque quería «vivir de forma independiente» en una ciudad que le fascinaba. Así que gracias «al sacrificio enorme» de su familia se trasladó a la capital del Tormes donde profundizó en el conocimiento de las células y su funcionamiento.
Cuando cursaba el último curso de la carrera, solicitó una beca de colaboración . La consiguió. Gracias a ella pudo incorporarse al departamento de Biología Celular y Patología , donde aprendió las técnicas básicas de biología celular de la mano de los doctores Almudena Velasco, Juan Lara, José Aijón y el resto de los investigadores del área. Todo el conocimiento lo plasmó en una tesina de licenciatura.
Después la bióloga logró una de las antiguas becas de investigación para hacer la tesis doctoral en el mismo equipo. A lo largo de este periodo predoctoral realizó estancias en varios centros de investigación como la Universidad de Lund (Suecia), en la Universidad de Tübingen (Alemania) y en el Kelloggs Eye Center, de Michigan, USA. Se doctoró en 2001 con Premio Extraordinario.
Al año siguiente, la onubense se fue a hacer las Américas . La contrataron en el Scripps Research Institute, en La Jolla, California. Disfrutó de la investigación y de California durante cinco años. Allí perfeccionó una de las técnicas por las que le contrataron y aprendió en el laboratorio de Salamanca, la microscopía electrónica .
En el laboratorio del doctor David Williams, su supervisor, además de trabajar en su proyecto, especializarse y perfeccionar metodologías relacionadas con la técnica de microscopía electrónica pudo colaborar con distintos grupos de investigación que necesitaban utilizar estas técnicas en sus trabajos. Cuenta que las publicaciones derivadas tanto del proyecto que desarrolló como de estas colaboraciones permitieron que su currículum pudiera ser competitivo para conseguir, en el año 2007, un contrato de reincorporación de personal investigador Ramón y Cajal.
Ese pasaporte le llevó de vuelta a Salamanca, donde inició una nueva línea de investigación y un nuevo grupo . Al finalizar el contrato Ramón y Cajal, y tras conseguir las acreditaciones necesarias, Lillo opositó a Profesora Titular de Universidad y desde 2011 es profesora de la Facultad de Biología en la USAL .
Además, desde hace unos años es la actual directora del Servicio de Microscopía Electrónica de la institución universitaria. «Se trata de un servicio formado por dos técnicos y equipado con dos nuevos microscopios que dan servicio tanto a la comunidad universitaria como a usuarios externos que necesiten de esta tecnología», informa.
Su investigación desde los inicios ha estado ligada al conocimiento del sistema visual. Al principio estudió los procesos de degeneración y regeneración de las neuronas en modelos animales mediante lesión.
«El sistema nervioso, formado por neuronas y otros tipos celulares, es interesante porque cuando las neuronas degeneran (mueren o se pierden) es muy complicado recuperarlas y en organismos como el ser humano, prácticamente imposible repararlas. Por eso, tras una lesión cerebral o una pérdida de neuronas en el sistema visual (que también es parte del sistema nervioso), esta pérdida es irremplazable», explica la bióloga.
Sin embargo, asegura que, en algunos animales como en peces o anfibios , las neuronas son capaces de regenerar, ya que en estos organismos hay un reservorio de células madre que proliferan y generan nuevas neuronas, algo que no ocurre en organismos superiores. «Es algo así como una capacidad plástica que hemos perdido seguramente a lo largo de nuestra evolución, que espero haya sido en beneficio de otras capacidades».
El objetivo de los proyectos en los que trabajó en Estados Unidos era investigar en otros animales de experimentación, en este caso ratones, los procesos celulares y mutaciones por las que suceden algunas cegueras, como la retinosis pigmentaria que ocurre en un síndrome de sordoceguera , el síndrome de Usher .
«Esta patología se produce por mutaciones en diferentes tipos de proteínas presentes en los fotorreceptores de la retina, las células gracias a las cuales podemos ver porque responden a la luz, y en el epitelio pigmentario de la retina, que están involucradas en el correcto mantenimiento de las funciones de nuestros ojos», detalla.
Una vez que la onubense regresó a España, continuó investigando otras proteínas cuyas mutaciones ocasionan cegueras. Ahora mismo, la meta de su equipo es avanzar en el conocimiento de estos mecanismos que provocan degeneración en las células de la retina.
«Las proteínas que estudiamos en condiciones normales son importantes para que las células se desarrollen correctamente y cuando se producen defectos en sus funciones, debido a mutaciones, hemos comprobado que hay alteraciones importantes en las células donde se encuentran», desvela para, más tarde, agregar que ya se ha comprobado tanto en animales de experimentación, ratones, como en neuronas en cultivo.
En la actualidad están centrados en conocer los mecanismos que hacen que las células del epitelio pigmentario dejen de funcionar correctamente en patologías como la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), que constituye la p rincipal causa de ceguera legal en la población adulta en mayores de 60 años . Dice que su prevalencia en España es aproximadamente del 1,5% de la población, lo que implica que más de 700.000 personas la padecen.
En esta patología , la bióloga comenta que, además del factor edad como agente fundamental, también hay algunos genes responsables de que una persona pueda llegar a expresar o no esta patología. No obstante, asegura que los factores ambientales, como la exposición del ojo al sol sin protección adecuada, o los malos hábitos de salud que derivan en la acumulación de toxinas en el organismo son los más determinantes. En este sentido, la ingesta de ácidos grasos, el colesterol y el consumo de tabaco y alcohol acumulados en sangre produce «una toxicidad excesiva» en todas las células, inclusive en las del epitelio pigmentario, afectando a su correcto funcionamiento, apunta.
Ahora mismo, el grupo salmantino está centrado en establecer un cultivo de epitelio pigmentario de retina de células humanas en las que se pueda controlar los factores externos y poder generar un modelo patológico in vitro, de forma que se parezca todo lo posible a cómo se encuentran estas células en un paciente con degeneración macular para, en primer lugar, estudiar cómo se desarrolla la enfermedad y, más tarde, poder llevar a cabo diferentes tipos de ensayos, bien farmacológicos o mediante terapias personalizadas.
«En todos estos proyectos han participado varios investigadores jóvenes que se unieron al grupo de investigación y durante estos años han realizado y están realizando su tesis doctoral en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León», celebra Conchi Lillo.
En su opinión, en la Comunidad se realiza investigación de calidad porque existen grupos con proyectos competitivos e investigadores con mucho talento , si bien admite que no es suficiente para ser tan competitivos como en Madrid, Barcelona o País Vasco.
«Nos falta inversión importante y con criterio, pero sobre todo nos faltan los investigadores jóvenes que ven mejores oportunidades en otros centros de investigación. Necesitamos invertir en ellos, que podamos ofrecerles los contratos que se merecen los proyectos que se están realizando en Castilla y León y poder progresar y crear masa crítica en este sector», subraya para, a renglón seguido, lamentar que es triste comprobar cada año que la mayoría de los estudiantes de grado se marchan a otras comunidades o incluso fuera de España a cursar máster o doctorado porque no existen programas de retención interesantes como para que les compense terminar su formación en la región.
La bióloga afirma que las administraciones públicas no trabajan lo suficiente para que Castilla y León sea puntera . A su juicio, los programas de incentivación de la investigación deberían ser más competitivos para ser capaces de retener el talento tanto el que se forma en las universidades como el que se pueda atraer de otras comunidades o de fuera de España. «Se debería apostar más por la ciencia de lo que se hace» .
En este sentido, reclama más información para la sociedad . Considera que debería estar informada de qué papel juega la ciencia en su día a día porque así podrá valorar la innovación y el talento.
«La divulgación científica se hace muy necesaria, sobre todo, hoy en día que estamos inmersos en un confinamiento por una pandemia y del cual solo nos puede salvar la ciencia. Sin embargo, lo que comprobamos es que la mayoría de la gente se deja llevar por bulos que escucha de sus vecinos o que recibe por WhatsApp. Y esto sucede porque no hemos sido capaces de acercar la ciencia a la sociedad de una forma amena y entendible», subraya la bióloga, que sostiene que la sociedad sabe que la ciencia es importante, prueba de ello es que los científicos son de los profesionales más valorados.
No obstante, precisa que aún queda mucho por hacer para que la gente de a pie valore lo que la ciencia está haciendo por todos. Por ello, lanza una propuesta: una sección de ciencia de 15 minutos en el telediario con rigor y cercanía .