INVESTIGACIÓN
Células madre para regenerar vértebras
Citospin y la UVA participan en un proyecto europeo que ensaya una terapia para tratar la enfermedad degenerativa de disco
Los huesos se constipan. Con el cambio de tiempo las articulaciones estornudan, incluso se despiertan con ronquera matutina. Un pinchazo en las lumbares, un chasquido en la rodilla, una mano adormilada o una molestia recurrente. Síntomas que, en ocasiones, son un indicador importante que se debe a algo más que a una mala postura. Todo debe revisarse; estar alerta para que un especialista valore si solo es un hormigueo o, por el contrario, es fruto de una ciática, una hernia o una enfermedad degenerativa de disco.
Esta última dolencia, por ejemplo, se origina en el disco intervertebral, una «especie de cojinete» que está colocado entre vértebra y vértebra evitando rozamientos entre ellas durante los movimientos, a la vez que amortigua la transmisión de presiones y tensiones a lo largo de la columna vertebral.
Formado por un anillo fibroso en el centro del cual está colocado el núcleo pulposo, «de composición muy similar al cartílago que recubre las articulaciones». La insuficiencia discal molesta y produce dolor e impotencia funcional. Una enfermedad frecuente : un 75% de la población lo ha sufrido alguna vez; un 90% se cura en tres meses, mientras que un 10% se cronifica. Esto supone entre cinco y seis millones de personas en España y 67 millones en Europa.
Otro dato nada halagüeño alrededor de esta dolencia es que es la segunda causa de baja laboral , causante de la pérdida de 700.000 jornadas al año. Es responsable del 1-3% del gasto sanitario, y culpable del sobreuso de los rayos X. Una vez que se cronifica, los tratamientos más sencillos son «poco eficaces». Hasta ahora, la mejor diana para combatirla es una fusión vertebral que consigue la inmovilización de la articulación afectada, lo que de manera general alivia el dolor. Se realizan unas 1.000 intervenciones al año en España «con buenos resultados», sin embargo, la técnica es «controvertida» porque es «cruenta, reduce la movilidad de la columna vertebral y facilita la degeneración de otros segmentos vertebrales».
Por todos estos contras, investigadores de la Universidad de Valladolid (UVA) y de la empresa de base tecnológica Citospin participan en un proyecto europeo que ensaya una «novedosa terapia celular» para tratar la enfermedad degenerativa de disco . Busca, según explica Javier García-Sancho, miembro del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), recuperar la función del núcleo pulposo por inyección de células precursoras del cartílago en el interior del disco intervertebral.
«Las células mesenquimales son precursoras normales de músculo, hueso y cartílago, y pueden obtenerse fácilmente a partir de diferentes tejidos, los más frecuentes grasa o médula ósea», detalla para, más tarde, añadir que en esta última fuente existe «una amplia experiencia de manejo» derivada de su uso en los trasplantes de médula ósea para el tratamiento de enfermedades hematológicas, «la terapia celular más antigua y más eficaz hasta el momento».
En el caso de los tratamientos osteoarticulares no se usan células hematopoyéticas, que generan células sanguíneas, sino células ‘estromales’ que contienen la población de células mesenquimales. «Son escasas, sin bien pueden proliferar in vitro, y así obtener grandes cantidades de células mesenquimales purificadas aptas para el uso clínico».
Existen diferentes técnicas para prepararlas. Este equipo multidisciplinar cuenta con un procedimiento original para preparar ‘células mesenquimales de Valladolid’. «Las células para uso clínico deben reunir propiedades muy exigentes y deben estar autorizadas y controladas por la Agencia Española del Medicamento, que solo concede el permiso una vez que la ausencia de efectos adversos se ha estudiado con detalle y se ha demostrado que la relación entre el riesgo y beneficio es favorable», informa García-Sancho.
Su propuesta es un tratamiento basado en un ‘medicamento vivo’ para corregir la dolencia y, sin requerir cirugía , tiene «una eficacia comparable o mejor». ¿Cómo se aplica? Explica que las células mesenquimales made in Valladolid se usan en suspensión en un medio líquido de composición controlada y, tras pruebas exhaustivas de control de calidad que demuestran su perfecto estado, se aplican por inyección a través de una aguja muy fina en el núcleo pulposo. La inyección se hace bajo control radiológico para asegurar la posición correcta de la aguja. «Se inyectan 20 millones de células suspendidas en dos mililitros de excipiente», apostilla el también fundador de Citospin.
Sus ventajas son «varias» . En primer lugar, apunta que la intervención –«que no requiere cirugía», recalca– es «menos cruenta» que la fusión vertebral. En segundo, agrega que no evita tratamientos posteriores, si fueran necesarios. A esto se suma que es «tan eficaz o más» que el paso por la mesa de operaciones. En este sentido, Javier García-Sancho comenta que en un primer ensayo clínico, realizado en colaboración con los doctores Orozco y Soler, del Centro Médico Teknon de Barcelona, compararon su eficacia en el alivio del dolor con otros procedimientos. «El tratamiento físico produjo una mejora del 7-26%, el tratamiento quirúrgico entre el 30 y el 53% y el tratamiento celular con estas células del 71%. La eficacia de nuestro procedimiento fue comparable o incluso superior al tratamiento quirúrgico», celebra.
Más adelante se llevó a cabo un segundo ensayo clínico en colaboración con el doctor David Noriega, del servicio de Traumatología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, utilizando las células mesenquimales de Valladolid alogénicas –de otro individuo–. Resultó también «satisfactorio». Es más, sostiene, el uso de estas «abarata» el procedimiento de preparación, facilita la logística y amplia el horizonte de aplicación.
La siguiente prueba de confirmación de que terapia funciona fue un tercer ensayo clínico, financiado por la Unión Europea, que incluye a 112 personas y diez hospitales de cinco países distintos. El estudio RESPINE –así se llama– está todavía en curso.
No es la primera vez que optan por usar células madre. Este grupo de investigadores ha trabajado en campos muy variados. En el osteoarticular, se han centrado en artrosis e ingeniería tisular de hueso con profesionales de los hospitales Clínico y Río Hortega de Valladolid, respectivamente. En corazón han llevado a cabo proyectos en el tratamiento celular de la isquemia crónica con células mesenquimales en colaboración con el Instituto de Ciencias del Corazón, dirigido por el doctor José Alberto San Román. Además, García-Sancho ha colaborado con el Instituto Oftalmobiologia Aplicada en el tratamiento de lesiones corneales con células madre del limbo esclero-corneal y con células mesenquimales. Otro campo en el que han participado es en el de la fabricación de equivalentes cutáneos para células de diversos tipos en una colaboración con el servicio de Cirugía Vascular del Clínico.
De momento, reconoce que esta terapia celular es «cara» , no obstante, «según se vayan implantando se irán abaratando». Así, será más fácil incluirse en la cartera de servicios de la Consejería de Sanidad. «Sería una estupenda noticia porque llevaría estos tratamientos a la calle. También se podría calibrar su utilidad de forma realista. Por nuestra parte, desde la Sala de Producción Celular, estamos listos para llevar a cabo la fabricación de células para este tipo de iniciativas».
Un procedimiento que, tal y como deja claro, no se podría utilizar en pacientes con hernia discal en el disco afectado. En este caso, celebra que esta terapia ni preocupa por problemas de incompatibilidad inmunológica ni por una posible transformación tumoral .
El ensayo RESPINE acaba este año y espera que se prolongue otro más para «completar flecos». De igual forma, avanza que tienen compromisos acumulados para otros ensayos clínicos y aplicaciones compasivas. «Nos gustaría iniciar un nuevo ensayo en el tratamiento del lupus eritematoso para el que se autorizó una avanzada de tres casos piloto que han dado excelentes resultados», concluye.