PERSONAJES ÚNICOS
Diagnósticos desde la deducción
Es vocal del Área Internacional de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Neurología y neurólogo de la Unidad de Cefaleas del Servicio de Neurología del Clínico Universitario de Valladolid / Evalúa el impacto que tiene la cefalea en los pacientes que la padecen.
No heredó su vocación. De hecho, tenía miedo a los que ejercían su profesión. Natural de Yecla, en Murcia, David García Azorín no se planteó estudiar Medicina hasta Bachillerato. Y lo hizo, reconoce, para poder ayudar a la gente y entender el cuerpo humano. Se matriculó en la Universidad Complutense de Madrid, donde las únicas asignaturas que se le atragantaron fueron las ‘neuros’: neurohistología, neuroanatomía general, neuropatología general, neurología médica, etc.; con lo cual la neurología no era en absoluto su prioridad.
Además, desde tercero de carrera empezó a realizar viajes en verano a países en vías de desarrollo y el papel de un neurólogo en estos entornos era testimonial, apunta. Hacia el final de la carrera le tocó una rotación en neurología en la que todo cambió. Descubrió que el estudio del cerebro y las enfermedades neurológicas eran mundos apasionantes, y que el neurólogo es de los pocos clínicos que hoy día todavía sigue haciendo diagnósticos complejos desde la deducción y el razonamiento.
Su primer contacto con pacientes fue con 20 años. El murciano puso rumbo a Calcuta (India) durante 40 días con una ONG médica. «Fue una experiencia inolvidable que me sirvió para cambiar mi manera de pensar y mi árbol de prioridades», cuenta. Al año siguiente repitió en Honduras; un año más tarde en Camerún. Tras ello ha regresado a Camerún cuatro veces más y ha estado en Costa de Marfil y Ghana, todas ellas en proyectos de cooperación o educativos.
Esto le sirvió para iniciar un proyecto de Neurocooperación . «Nos dimos cuenta de que en África el número de enfermos neurológicos es incluso superior a nuestro medio, pero que el número de neurólogos es ridículamente bajo. Esto hace que la atención de los pacientes con enfermedades neurológicas dependa de los médicos generales y del personal de enfermería, que con frecuencia ejerce labor de consultor. Puesto que atender a pacientes neurológicos no tenía mucho impacto una vez partíamos de vuelta, decidimos cambiar de chip y priorizar la formación de los profesionales sanitarios tanto presencial como a distancia mediante telemedicina », explica García Azorín.
Realizó la residencia en el mismo hospital en el que hizo la carrera, en el Clínico San Carlos de Madrid . «Fui muy afortunado de poder formarme allí, porque todos mis compañeros de residencia de neurología son gente brillante de la cual aprendí mucho y con la que compartí grandes momentos; así como de los médicos ya especialistas de dicho servicio y otros que fueron capaces de crear una escuela neurológica de primer nivel. Tuve la suerte de que me transmitieran su pasión y se preocuparan de potenciar mis virtudes y corregir mis defectos».
Casi un año después de concluir su formación como neurólogo surgió una oportunidad para dedicarse al campo de la neurología que más le apasiona, las cefaleas, en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, donde el doctor Guerrero ha montado una unidad pionera en asistencia, docencia e investigación.
«Apoyar a los neurólogos jóvenes no siempre es fácil y yo he tenido la fortuna de que la mayoría de mis compañeros y superiores lo han hecho», declara. En estos últimos años ha podido completar su formación en el ámbito de investigación, en la Harvard Medical School y en la Universidad Internacional de Dresden; en el ámbito de la neurología tropical y en el campo de las cefaleas, en la Universidad de Copenhague y el Danish Headache Center.
Comenta que les gusta ‘la marcha’ y tienen varios proyectos entre manos, cada uno de ellos aborda el ámbito de las cefaleas desde un punto de vista diferente. En Valladolid existe un registro de las distintas cefaleas que son evaluadas en la consulta para analizar mejor los posibles factores que las causan y para intentar mejorar el acceso de los pacientes a diagnósticos y tratamientos apropiados. También tratan de evaluar el impacto que tiene la cefalea en los pacientes que la padecen y el coste que tiene en sus vidas. «Colaboramos en la descripción de nuevas causas de cefalea, donde España es un país puntero, ‘padre’ de varias entidades que figuran en la Clasificación Internacional de Cefaleas », señala García Azorín.
Otro asunto en el que ponen el foco es en tratar de mejorar el diagnóstico de las cefaleas, tanto evaluando qué factores pueden predecir que un paciente tenga una causa ‘mala’ de cefalea como intentando buscar indicadores que predigan que el paciente tiene una causa ‘buena’, desde marcadores analíticos, clínicos, neurofisiológicos, de imagen cerebral o de electroencefalografía .
Para esto, dice que tienen la gran suerte de poder contar con un equipo muy completo que abarca ingenieros, expertos de laboratorio, psiquiatras y personal de enfermería. El broche a los proyectos lo pone la evaluación de nuevos tratamientos para la migraña y otras cefaleas, procurando que los pacientes tengan acceso a tratamientos que mejoren su calidad de vida.
A nivel internacional pretenden fomentar la docencia y la presencia de los jóvenes en congresos y reuniones internacionales, favoreciendo la movilidad y el intercambio, descubriendo otras formas de trabajar y de resolver problemas. «La presencia de jóvenes en eventos internacionales aumenta progresivamente y nuestra generación debe dominar el inglés y no tener miedo a mezclarse con colegas de otros rincones», subraya el neurólogo.
En su opinión, la investigación y la innovación son una apuesta y una inversión; pese a que puedan suponer un cierto consumo de recursos, a la larga resultan provechosas por el conocimiento generado, por la mejora en la eficiencia y por todos los recursos que se pueden obtener en el seno de proyectos y estudios.
«Castilla y León debería hacer de la excelencia en investigación e innovación su bandera. España intenta ponerse en el mapa, compartiendo la experiencia que tenemos en el tratamiento de muchas patologías, pero queda trabajo por hacer para ponernos al nivel de nuestros socios europeos», sostiene para, más tarde, añadir que el mapa de la ciencia no se corresponde con el mapa geográfico y el tamaño y peso de cada país y cada región depende de su contribución y conocimiento generado, habiendo países relativamente pequeños cuya presencia global es notoria.
El también vocal del Área Internacional de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Neurología es consciente de que las administraciones priman las iniciativas para asegurar la asistencia en determinadas áreas geográficas o que se pueda evaluar al mayor número de pacientes posible, si bien admite esperanzado que existe «una cierta transformación» y parece que se empieza a valorar el beneficio que aportará la creación de centros de referencia en los que puedan evaluarse casos más complejos y en los que exista capacidad para compaginar la asistencia con la investigación y la docencia de futuros profesionales.
Lamenta que en el ámbito sanitario no se premie la innovación y el talento . Y lo argumenta: «Buscando la justicia y la equidad, el sistema actual que organiza la contratación de los médicos jóvenes es a través de una ‘bolsa de empleo’, en la cual se valora el currículum, el tiempo trabajado previamente y el haber superado oposiciones previas. Existe un efecto techo, de modo que una vez se alcanza la máxima puntuación en la categoría de currículum, lo cual no es demasiado complejo, lo único que diferencia a los profesionales es la experiencia previa, es decir, la edad. Esto dificulta la atracción de talento de otras regiones o el atraer perfiles que reúnan unas cualidades determinadas, como pueda ser una subespecialización».