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El fármaco que detiene el cáncer de mama

Investigadores salmantinos analizan la eficacia de medicamentos que favorecen la degradación de proteínas implicadas en el tumor

Una investigadora en uno de los laboratorios del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca. ENRIQUE CARRASCAL

Publicado por
Estibaliz Lera

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Es de los más agresivos y difíciles de tratar. El cáncer de mama triple negativo es un verso libre y muy peligroso. Una devastadora enfermedad que no se mata con armas convencionales. Y es que no existen terapias dirigidas, así que los investigadores se centran en encontrar vulnerabilidades, rendijas por las que colarse para atacarlo hasta abatirlo. A día de hoy, las opciones para el tratamiento son muy limitadas. Tal es así que las pacientes reciben una quimioterapia convencional que, al actuar destruyendo el ADN celular, se lleva por delante no solo a las células cancerígenas, sino también a muchas sanas. La gran mayoría no responde a la ‘quimio’ y las que lo hacen acaban por desarrollar resistencias.

Con este contexto, los científicos trabajan a contra reloj. Son conscientes de que los obstáculos están ahí pero hay que avanzar para dar a la enfermedad donde más la duele. Hay que encontrar su talón de Aquiles para desinflar un globo que afectará a una de cada 10 mujeres españolas a lo largo de su vida. Una incidencia muy alta, por lo que es obligatorio luchar contra esta enfermedad, que solo será derrotada mediante el desarrollo de conocimiento y de nuevas terapias. Una tarea que tiene que implicar a todos: desde los profesionales de la medicina y la investigación, hasta el ciudadano que debe «apoyar y empujar a los gobernantes» para que no cesen hasta ver controlada esta dolencia.

Los datos dibujan la realidad. En nuestro país cada año se diagnostican entre 15.000 y 20.000 nuevos casos. La buena noticia es que más del 80% de las personas afectadas sobrevive por encima de cinco años. Eso sí, hay que tener en cuenta que el cáncer de mama no es igual en todas las pacientes, y esto repercute en su tratamiento. Aparte del triple negativo, está el más frecuente que es el hormonal, que representa un 70%, y el HER2 positivo, un 20%. En estas líneas nos centraremos en el más mortal, el que está relacionado con las proteínas BET, es decir, con los componentes celulares que se encargan de regular la producción de otras proteínas.

En este sentido, estudios de laboratorio indican que además de su papel en células normales, estas proteínas forman parte de la maquinaría de las células tumorales, siendo probablemente más relevantes en estas últimas que en células normales. Por esta razón, se considera que atacarlas puede tener valor en el tratamiento del cáncer. No obstante, Atanasio Pandiella, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), recomienda diseñar con cautela estos tratamientos debido al papel que esas proteínas tienen en células normales.

Desde hace años, en el Centro del Cáncer de Salamanca llevan trabajando en la optimización y desarrollo de nuevas terapias para el cáncer de mama, centrándose sobre todo en los tumores HER2 positivos, así como en los triple negativos. En ambos tipos de tumores, algunos de sus estudios han llevado a ensayos clínicos, lo que cual les resulta «altamente gratificante».

El estudio que han publicado sobre las proteínas BET se refiere a la actividad antitumoral de unos componentes que atacan a dichas proteínas. Explica que estos compuestos, que se llaman BET-PROTAC, tienen una manera de acción doble sobre dichas proteínas. En primer lugar, constan de una molécula inhibidora de la actividad de las proteínas BET.

«No las dejan funcionar adecuadamente, digamos que es como si se pinchara la rueda de un coche. Pero además, esa molécula tiene otro componente químico acoplado que hace que la proteína BET se degrade, desaparezca de la célula. Volviendo al símil anterior es como si además le quitáramos la rueda al coche. Con la rueda pinchada es difícil circular, pero si además se le quita, esto claramente es más eficaz para detenerlo», detalla para, más tarde, añadir que con la estrategia que han probado de una molécula química con acción doble, el efecto de freno de la actividad de las proteínas BET es superior al uso de solo un inhibidor.

Por tanto, este estudio define por primera vez la actividad antitumoral de fármacos BET-PROTAC en cáncer de mama triple negativo. Un paso «muy importante», en opinión de Pandiella, ya que, insiste, la quimioterapia convencional puede no resultar todo lo eficaz que se desea. Llegar hasta este punto ha supuesto muchas horas de laboratorio, donde se ha analizado la actividad antitumoral de los BET-PROTAC tanto en células tumorales humanas de triple negativo crecidas en el laboratorio, como en ratones implantados con estas células. «En ambos casos se ha observado que son muy efectivos a la hora de atacar a las células tumorales», subraya el profesor de investigación del CSIC.

En principio, adelanta que existe la posibilidad de probar estos fármacos en otras enfermedades en las que el ataque de las proteínas BET ofrezca un beneficio terapéutico, así que el siguiente paso será evaluar si estos resultados pueden abrir la puerta a un ensayo en humanos. «Esto es algo que los oncólogos deben valorar. Nosotros hemos sentado las bases experimentales, pero ahora habrá que ver si estos fármacos son eficaces en humanos, y sobre todo debe valorarse su potencial tóxico. Esto forma parte del diseño de los estudios clínicos en humanos».

El cáncer de mama es distinto. De hecho, ni los síntomas permiten diferenciar un tipo de otro. Apunta que es posible identificar el tumor mamario por autoexploración, al detectar un bulto en el pecho. También por enrojecimiento de una zona, o incluso por sangrado a través del pezón. «Los tumores de mama pueden ser detectados por exploraciones médicas, o mediante técnicas de imagen, por ejemplo, en campañas de mamografía. Las técnicas de imagen son particularmente útiles cuando los tumores no son superficiales, y por tanto es difícil detectarlos por palpación», señala Atanasio Pandiella.

En general, manifiesta que si es posible, hay que intentar eliminar el tumor operándolo. «Aunque esto depende de las características de la enfermedad en cada paciente». Por ejemplo, si el tumor se ha diseminado más allá de la mama, dice que hay que atacarlo con fármacos para optimizar las posibilidades de control de la patología. «Si la enfermedad está localizada en la mama, y no se ha extendido, la operación quirúrgica cura la enfermedad».

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El tratamiento de los tumores de mama depende del subtipo que sea. Los hormonales se tratan con terapias antihormonales, mientras que los HER2 positivos se tratan con fármacos anti-HER2. En el caso de los triples negativos, incide en que al no conocer bien su origen o proteínas que participan en su generación, se trata con quimioterapia convencional. «Es necesario profundizar en el conocimiento de estos tumores para que podamos atacarlos de manera tan específica», concluye el profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.