Cigales, una ruta del vino digna de reyes

En el corazón de Castilla y León, el Pisuerga atraviesa campos que embellece a su paso y crean fotografías con un colorido y preciosismo que, sólo viéndolo en persona, se puede certificar que aquello es real. Cerca de todo, de Valladolid y de Palencia, nuestros pasos nos llevan a una Ruta del Vino ligada a grandes nombres de la historia, como los Reyes Católicos, Felipe II o el mismísimo Napoleón Bonaparte. En Cigales, el vino está tan arraigado como cualquiera otra de las costumbres más básicas de sus gentes. Desde el siglo X, más de mil años, en esta tierra se produce un vino apreciado por notables y nobles, clérigos y realeza, pues el propio Felipe III, quien estableció su Corte en Valladolid, gustaba de tomar vino de Cigales, dándole así su merecida popularidad.

Son vinos de viñedos fuertes, viñedos que soportaron la terrible plaga de filoxera que arrasó la cosecha del país durante el siglo XIX. Es esa fuerza y resistencia la que le imprime un carácter y una personalidad a sus caldos que los hacen fácilmente reconocibles por aquellos que van adentrándose en el fascinante mundo del enoturismo. Recorrer la Ruta es dejarte embelesar por los deliciosos aromas y sabores que reflejan las distintas variedades utilizadas en la elaboración de sus vinos. Desde notas frutales hasta la dulzura de la fruta madura y los matices del bosque, cada sorbo ofrece una experiencia sensorial única. Su frescura en boca, gracias a una acidez perfectamente equilibrada, los convierte en vinos suaves y armoniosos, con una notable presencia fenólica y unos taninos sedosos que los hacen simplemente irresistibles.

Hay que encontrar esas bodegas subterráneas escondidas a lo largo de la comarca. Es un reto apasionante que nos llevará a un viaje en el tiempo irrepetible a través de 1200 bodegas tradicionales… Una excusa para regresar una y otra vez. Y por si fuera poco, la visita nos ‘obliga’ a parar en los Castillos del Vino: el de Fuensaldaña, con su museo del vino; y el Castillo Encantado de Trigueros del Valle, se suman a un conjunto patrimonial espectacular, coronado con los monasterios de Santa María de Palazuelos y San Isidro de Dueñas, la «catedral del vino» (Iglesia de Santiago) en Cigales o el Conjunto Histórico de Dueñas.

El amplio lienzo paisajístico actúa de complemento perfecto de la riqueza patrimonial de la Ruta. Los viñedos se ‘arropan’ con mantos de bosques de encinas y robles, dibujando diversos tonos de color que estación tras estación, y siempre que la luz del sol baña la tierra, ofrecen cuadros de auténtico museo.

Y aunque no están en museo, pero deberían, los productos típicos de la zona aportan un maridaje de impresión al rico vino D.O. Cigales. Quien se sienta a la mesa para deleitarse con Lechazo asado castellano, una buena morcilla de Cigales, miel de Valoria la Buena o queso de Mucientes… ¡acertó!

Cigales siempre espera a esos viajeros que buscan perderse dejándose maravillar por los detalles más pequeños a priori, como notar el empedrado de las calles de los pueblos mientras caminan, oír el eco de las campanas del reloj de la iglesia muriendo entre las paredes de las callejuelas según se alejan de la plaza, o arquear levemente las cejas en un deje indisimulado de sorpresa al ver como los vecinos del pueblo de toda la vida dan los buenos días con una franca sonrisa a todos lo que quieran visitar esta Ruta.

RUTA DEL VINO CIGALES