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DIPUTACIÓN DE ZAMORA

La ciudad del románico y el modernismo

A la mayor concentración de románico del mundo, se une la presencia de una veintena de edificios modernistas de primerísima calidad, muchos de ellos, firmados por el arquitecto Francisco Ferriol

Edificios modernistas en la plaza de Sagasta de Zamora

Publicado por
Redacción
Valladolid

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De sobra es conocido que o Zamora es la ciudad con la mayor concentración de arte románico urbano del mundo . En los últimos años, sin embargo, la capital ha logrado también relevancia por el que siempre ha sido uno de sus patrimonios histórico artísticos más desconocidos, su arquitectura modernista.

La capital zamorana logró en el año 1999 su inclusión en la Ruta Europea del Modernismo , una distinción que sólo está reservada para ciudades capaces de demostrar fehacientemente la pertenencia de parte de su patrimonio arquitectónico a esta corriente artística.

La inclusión de la capital en esta selecta ruta, de la que forman parte ciudades como Barcelona, Comillas, Moscú, París y Budapest,  no es precisamente gratuita y se explica por la presencia en la capital de diecinueve inmuebles modernistas de primerísima calidad. Algunos de los edificios, en concreto catorce, están firmados por el que fuera de uno de los precursores del modernismo, el gran arquitecto catalán Francisco Ferriol, que residió en la capital entre 1907 y 1917, etapa de su vida durante la cual desempeñó su labor como arquitecto municipal del Ayuntamiento de Zamora.

Además de su número, los expertos valoran sobre todo la calidad de los inmuebles y la extraña circunstancia de que en un mismo casco urbano haya ejemplos de dos corrientes diferentes del estilo modernista: el genuinamente catalán y el llamado por los técnicos modernismo secesionista, por apartarse en algunas de sus características del estilo inicial.

La mayor parte de los edificios modernistas de Zamora tienen su origen en la existencia de una burguesía extraordinariamente poderosa desde el punto de vista económico  y la presencia en la ciudad de una serie de arquitectos de gran calidad mentalizados de la necesidad de modernizar el aspecto de la ciudad.

Entre 1875 y 1930 se construyeron numerosos edificios modernistas, la mayor parte de ellos caracterizados por muchas líneas curvas, con grandes contrastes de color, con una decoración animal y vegetal y  muy alejada de la proporcionalidad y la simetría.

Iglesia de San Cipriano, en Zamora. JL. LEAL / ICAL

Otra de las peculiaridades del modernismo zamorano es que las casas que han sobrevivido al paso del tiempo y a la especulación urbanística no están situadas en los ensanches sino en el corazón mismo de la ciudad, conviviendo con inmuebles románicos con ochocientos años de historia, una mezcla única en su género que hace de la ciudad zamorana un enclave especialmente atractivo para los amantes de la arquitectura.

Entre los edificios más relevantes de este estilo modernista en Zamora hay que destacar, en primer lugar, los pertenecientes a Ferriol, como la Casa Valentín Matilla, la casa Crisanto Aguilar o la Casa Juan Gato. De obligada visita son las edificaciones situadas en la plaza Sagasta y el conocido como el edificio del Casino, un espectacular inmueble ubicado en la calle Santa Clara, el eje central por el que discurre la mayor parte de la vida social, económica y turística de la ciudad, firmado por el arquitecto Miguel Mathet Coloma.

Pero si de primerísima calidad son los edificios modernistas que salpican las calles del centro urbano de la ciudad, lo cierto es que Zamora tiene otro tesoro arquitectónico repartido por las cuatro esquinas de la capital. Una veintena de iglesias y destacados ejemplos de arquitectura civil del más puro estilo románico siguen siendo uno de los principales reclamos de la capital para atraer a los turistas ávidos de disfrutar del patrimonio histórico artístico de la ciudad.

Nada más fácil que descubrir el románico en Zamora , los templos se van sucediendo a lo largo de las calles de la ciudad, sorprendiendo en cada esquina y en cada plaza. En perfecto estado de conservación, la mayor parte de ellos se encuentran abiertos al público durante todo el año.

Las iglesias de Santiago el Burgo, la Magdalena, San Cipriano, San Antolín, Santa María la Nueva, San Juan de Puerta Nueva, Santiago de los Caballeros, San Claudio de Olivares, San Isidoro, San Ildefonso, Santa María de la Horta, Santo Tomé, San Vicente, San Andrés, Espíritu Santo, Santo Sepulcro, San Esteban, San Frontis, la catedral y la ermita de Los Remedios forman el catálogo de edificios religiosos románicos que se pueden ver en la capital zamorana. En muchos de ellos a su valor artístico y arquitectónico se unen también las historias y leyendas que se han ido alimentando a lo largo de los siglos. Entre las más destacadas, la que asegura que el Cid veló sus armas y fue nombrado caballero en la iglesia de Santiago de los Caballeros, un pequeño templo situado fuera del recinto amurallado.

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Pero, además de los templos románicos, este estilo constructivo ha dejado en Zamora otros valiosos ejemplos como el Puente de Piedra, el palacio de doña Urraca y algunas de las puertas que se mantienen integradas en el primer recinto amurallado de la ciudad como accesos habituales, es el caso del Portillo de la Lealtad o la Puerta del Obispo.