Diario de Castilla y León

Esp. Sostenibilidad: IBERDROLA

Turismo rural para dinamizar la España Vaciada

La compañía acondiciona medio centenar de viviendas en enclaves naturales para ofrecer una experiencia turística única en las provincias de Zamora y Salamanca.

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Daniel M. Arranz

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Iberdrola ha llevado a cabo la rehabilitación de cerca de 50 viviendas en algunos de sus poblados más emblemáticos junto a los ríos Duero, Tormes o Tajo para que sus empleados y personal prejubilado y jubilado disfruten de la posibilidad de alojarse en sus casas rurales - 15 en Aldedávila, 15 en Villarino, 10 en Ricobayo y 8 en Alcántara- en sus vacaciones o fines de semana.  Como ya viene haciendo la compañía a lo largo de los años con los apartamentos de costa para las vacaciones de verano, en esta ocasión ha lanzado la posibilidad de que los interesados puedan alojarse durante todo el año en estos bellos enclaves rurales, por periodos semanales. Se han realizado una serie de actuaciones para la adecuación y mejora de las viviendas, para transformarlas en cómodos apartamentos vacacionales y convertir estos poblados en un verdadero resort vacacional sostenible. 

Las primeras familias de trabajadores de Iberdrola han estrenado durante la Semana Santa estas nuevas aldeas vacacionales, que la empresa ofrece con todos los protocolos de seguridad necesarios para hacer la estancia lo más agradable y segura posible. 

Esta experiencia vacacional en los poblados de Ricobayo, Aldeadávila y Villarino supone un importante impacto socioeconómico, gracias a la activación de una oferta turística que atraerá población a las provincias de Zamora y Salamanca, ayudará a promocionar un espacio con indudables atractivos medioambientales y dinamizará un territorio afectado por la despoblación. Por estas viviendas puedan pasar cerca de 3.000 personas al año. Trabajadores de España, pero también del resto del mundo, ya que Iberdrola opera en multitud de países de todo el globo, cuyos trabajadores también pueden tener acceso a estas viviendas vacacionales.  

Las instalaciones hidroeléctricas son hoy puntos de observación de interés cultural en los que se pueden practicar numerosas actividades deportivas relacionadas con el agua y el baño. Su entorno facilita las rutas a pie, en bicicleta y el turismo de aventura y son un lugar ideal para la observación de la naturaleza durante todo el año. 

EL MIRADOR DEL FRAILE

El Mirador del Fraile de Aldeadávila de la Ribera, sobre la presa del mismo nombre y con fallas de granito verticales que caen al río, tiene desde hace unas semanas una nueva perspectiva. Se trata de una nueva infraestructura turística impulsada por la Junta de Castilla y León, a través de la Fundación Patrimonio Natural, que permitirá disfrutar de unas vistas privilegiadas del río Duero. Iberdrola, propietaria de los terrenos, los ha cedido gratuitamente para este desarrollo turístico y cuenta con la colaboración del ayuntamiento de la localidad. Se ha levantado una estructura en la que destaca sobre las demás un voladizo de 12 metros que sobrevuela el río Duero y que permitirá a los visitantes gozar de una vista hasta ahora inédita de Las Arribes. Además del voladizo, se ha dado forma a un pequeño observatorio para disfrutar del paisaje y de las aves que lo sobrevuelan. 

Esta instalación hidroeléctrica de Iberdrola sigue sorprendiendo por su grandeza y por el lugar, en una zona escarpada de rocas de granito cuya belleza atrae a centenares de visitantes cada año y que ya ha servido también de escenario en producciones cinematográficas tan reconocidas como la última saga de ‘Terminator’, ‘Doctor Zhivago’, ganadora de cinco Oscar y otros tantos Globos de Oro, y la española ‘La Cabina’, de Antonio Mercero.        

UN ESPACIO LLENO DE HISTORIA

Durante la primera mitad del siglo XX, los proyectos de construcción de presas en España desbordaban los aspectos estrictamente técnicos o empresariales. Su magnitud y complejidad requerían de una ingente cantidad de mano de obra, lo que unido al hecho de que estas obras se llevaban a cabo a menudo lejos de los grandes núcleos de población, hacía necesario construir en el entorno directo de la obra lo que se conoció como los ‘poblados’,  donde se desplazaban los trabajadores de la presa con sus familiares.  No es aventurado decir que fueron aquellos poblados, lugares de trabajo donde muchos españoles encontraron un buen medio de vida y donde hallarían algunas de las comodidades de la ‘vida moderna’, tales como el agua corriente, la luz eléctrica —cómo no—, la asistencia médica, la formación escolar de calidad para los niños o la instrucción profesional para jóvenes mujeres que entonces no se incorporaban todavía a las labores manuales de las obras.

La construcción de los Saltos del Duero se inició prácticamente con el nacimiento del siglo XX, con la estela de la euforia despertada por los descubrimientos técnicos en el transporte de la electricidad. Fue entonces cuando muchos industriales españoles se lanzaron a recorrer las vertientes de los ríos ibéricos. El caudaloso río Duero, a pesar de ser vehículo de transporte durante largas épocas, ocultaba en su tramo inferior un tesoro inimaginable en forma de energía.

Vista aérea del poblado de Aldeadávila. / IBERDROLA

Vista aérea del poblado de Aldeadávila. / IBERDROLA

Fue el ingeniero José Orbegozo quien se dio cuenta de las enormes posibilidades del tramo internacional y de la magnitud del proyecto, lo que exigía un tratamiento global del mismo, acorde con la importancia del aprovechamiento. Con el objetivo de desarrollar todas las concesiones bajo una única dirección, se creó la Sociedad Hispanoportuguesa de Transportes Eléctricos que, en 1928, pasó a denominarse Saltos del Duero, germen de la actual Iberdrola. El proyecto consistía en construir saltos poderosos que aprovecharan la fantástica caída del agua y crear grandes embalses en los ríos Esla y Tormes. Estos embalses regularían el caudal y garantizarían la producción de las centrales que se instalan en aguas abajo, bien en el tramo nacional o internacional del Duero, que, en la misma frontera entre España y Portugal y a lo largo de 160 kilómetros  ofrecía un desnivel de 400 metros.

Con el aprovechamiento de los saltos del Duero se inició la construcción de los grandes embalses reguladores, con centrales a pie de presa, que hasta ese momento no habían sido construidos ni en España ni en Europa. El compromiso de Iberdrola con Castilla y León se enmarca en la profunda vinculación de la compañía con esta tierra, en la que nació hace más de 115 años y desde la que viene impulsando la transición energética hacia energías renovables, limpias y competitivas que promueven el desarrollo de una sociedad sostenible y responsable con el entorno medioambiental.

La apuesta por las energías limpias comenzó con la promoción de los Saltos del Duero y este compromiso, más de un siglo después, se ha materializado convirtiéndose en un líder energético global, el primer productor eólico y una de las mayores compañías eléctricas por capitalización bursátil del mundo. En Castilla y León, Iberdrola es líder en el desarrollo de estas energías, con la gestión de más de 5.200 MW renovables -3.500 MW hidroeléctricos- que consolida la región como la que tiene más megavatios verdes instalados por la compañía en España.

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