Diario de Castilla y León

Polémica en el San Pablo Burgos de baloncesto: el presidente obliga a arrodillarse a los jugadores tras descender de categoría

El gesto de Félix Sancho ha causado el rechazo de los aficionados del club

Félix Sancho pide a gritos a los jugadores del San Pablo Burgos que se arrodillen tras la derrota.- TWITTER / @FULLMUNTION

Félix Sancho pide a gritos a los jugadores del San Pablo Burgos que se arrodillen tras la derrota.- TWITTER / @FULLMUNTION

Publicado por
Ricardo García
Valladolid

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Hay ocasiones en las que el deporte deja imágenes muy llamativas, entre ellas la que se produjo este pasado sábado cuando el Hereda San Pablo Burgos, el equipo de baloncesto de la capital burgalesa, perdió su partido contra el Fuenlabrada y certificaba su descenso de ACB a LEB Oro . Una amarga derrota, en casa y en la última jornada de la competición, que desató la furia del presidente y propietario del 99% del equipo, Félix Sancho.

Tras caer en la cancha, Sancho bajó a la pista y gritando exigió a sus jugadores que se arrodillaran para pedir perdón a los aficionados por ese descenso de categoría. No en vano, durante la temporada que concluyó ayer el San Pablo Burgos era el único equipo de Castilla y León que jugaba en la máxima categoría del basket español.

Ante tan inusual episodio, las redes sociales se incendiaron y no precisamente para agradecer el noble gesto del presidente . Muchas de las críticas de los usuarios de Twitter y en muchos casos aficionados del equipo no se centran en el gesto de arrodillarse, que incluso podría entenderse como una muestra de respeto a los seguidores, si no más bien por la forma de pedírselo a los jugadores y en cuyas caras se podía ver claramente la decepción y el desánimo tras la derrota.

Lo vivido ayer por la tarde en el Coliseum de Burgos no ha pasado desapercibido, e incluso ha llegado a eclipsar la derrota del equipo por 66 a 83 contra la escuadra madrileña . Ahora será el presidente quien, si lo cree oportuno, deberá explicar una actitud que los aficionados han visto más como una pataleta que como un gesto de disculpa.

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