El fútbol hace justicia
El Valladolid reacciona tras adelantar Williams al Athletic en el primer tiempo y empata con un autogol de Íñigo Martínez
El Athletic mandó en el primer tiempo, el Valladolid tras el descanso y el 1-1 hace justicia a lo visto en San Mamés. Pero fue necesaria una intervención antológica de Masip para evitar al triunfo de los locales. En el minuto 87, Muniain aprovechó un fallo de Kiko Olivas, se acercó al área y chutó con fuerza y colocación junto al poste izquierdo de la portería del Valladolid. En las gradas se cantaba el 2-1 pero Masip voló, metió la mano izquierda y envió el balón a córner.
San Mamés no es una plaza prohibida para el Valladolid, que repitió ayer el 1-1 de la pasada temporada. Era obligatorio aguantar el vendaval de fútbol con el que el Athletic comienza los partidos en casa y el Valladolid lo consiguió en un primer cuarto de hora de intenso dominio local. Achuchaba el Athletic y en su mejor ocasión Masip desvió el chut intencionado de Raúl García. Pero curiosamente la primera gran ocasión del partido se produjo en el área del Athletic. Ünal se plantó solo ante Simón, chutó con poca fe y el balón pegó en el brazo del portero. Falló el delantero turco, que tuvo tiempo para culminar la jugada de varias formas, y volvió a hacerlo con un ingenuo cabezazo que blocó Simón poco antes del descanso. En ese momento el Athletic ya ganaba tras el gol de Williams al dejar en evidencia a Olivas y Salisu, incapaces de superarle en su portentoso sprint y con menos sangre fría que el hábil delantero del Athletic en el momento de culminar la jugada.
El 1-0 obligó a un cambio de planes y la verdad es que no fue una tarea complicada porque el Athletic afrontó la segunda parte con la idea clara de mantener la renta. Sólo había encajado cuatro goles en las ocho primeras jornadas y si sus jugadores estaban aplicados a la hora de frenar el ímpetu del Valladolid el triunfo estaba casi asegurado. Hubo ocasiones en las que el Athletic acumuló jugadores entre el centro del campo y la defensa para cerrar las vías de acceso al Valladolid pero Simón no tuvo mucho trabajo porque los intentos de los hombres de Sergio por inquietarle fracasaron de continuo. El Valladolid tocaba bien el balón entre líneas y no tenía mucha dificultad en llevarlo al área pero ni Ünal ni Guardiola dieron trabajo a los defensas. El turco desaprovechó otra buena oportunidad al fallar en el control del balón en una posición idónea para marcar y su compañero en las tareas de ataque apenas intervino en el juego. El de ayer pudo ser el peor partido de Guardiola desde su llegada a Zorrilla y el Valladolid lo acusó.
El Athletic dio un paso atrás pero eso no le impidió buscarle las cosquillas a un Valladolid que tampoco se mostraba firme en defensa. De hecho, Muniain pudo establecer el 2-0 en el minuto 56 pero Masip se lució bajo palos. A renglón seguido Joaquín acudió con rapidez a la línea de fondo para cortar una internada de Williams y pocos minutos más tarde Ünal enviaba el balón al cielo de Bilbao cuando pretendía buscar la portería defendida por Simón.
A pesar de que el portero del Athletic fue un espectador más durante muchos minutos, el Valladolid comenzaba a dominar el juego en el centro del campo y mejoraba sus prestaciones con la entrada al campo de Pedro Porro y del debutante De Frutos. El Athletic pasó ciertos apuros para tapar las internadas del Valladolid por la banda derecha pero el gol del empate llegó en la jugada tonta del partido. Nacho centró desde la banda izquierda, Simón salió para despejar, el balón pegó a continuación en el cuerpo de Íñigo Martínez y finalmente acabó en el fondo de la red. El 1-1 en el minuto 71 daba paso a otro partido con un Athletic muy nervioso y cada vez con menos ideas y un Valladolid más ambicioso que tras el autogol del central vasco se fue con decisión al ataques en busca del 1-2.
Todavía había tiempo para poner el partido patas arriba y los jugadores del Valladolid se mostraron más enteros que los del Athletic, que ya no levantaron cabeza salvo en la reseñada acción aislada de Muniain en el minuto 87 que pudo sentenciar. Antes de que Masip se llevara los aplausos de la grada por su colosal intervención, el Valladolid había llegado con claridad en dos ocasiones al área local pero con la misma ingenuidad de acciones anteriores ya que Simón no necesitó más que desplazar las rodillas al suelo para blocar los lanzamientos de Ünal y Míchel.