La Biblioteca Nacional rendirá al fin en septiembre su homenaje a Delibes

La Biblioteca Nacional de España inaugurará a finales de verano, finalmente, la exposición dedicada a Miguel Delibes por el centenario de su nacimiento.

Comisariada por Jesús Marchamalo , la institución tenía previsto rendir homenaje al escritor vallisoletano con esta muestra, que iba a reunir en su sede más de 250 piezas –entre libros, manuscritos, dibujos, lienzos y fotografías–, del 20 de marzo al 21 de junio. El cierre de la BNE por la crisis sanitaria y la declaración del Estado de Alarma impidió que se llegase, siquiera, a celebrar la inauguración, a la que tenían previsto acudir los Reyes, que ahora tendrá lugar el 17 de septiembre.

Aunque inicialmente estaba previsto que la exposición permaneciese tres meses en Madrid  –su siguiente destino era la sala municipal de La Pasión, en Valladolid, precisamente en septiembre–, la BNE ahora recupera el proyecto acortando su tiempo: según anuncia la institución en su página web, se clausurará el 15 de noviembre. El pasado lunes ya volvía a abrir sus puertas para la visita de las muestras Achille in Sciro , Sueño e ingenio y Una vuelta al mundo.

Organizada en colaboración con Acción Cultural Española y la Fundación Miguel Delibes , también se adentrará en su obra, mostrando su manera minuciosa de trabajar. Se hablará también de Castilla, territorio literario, casi legendario, de su obra, y de sus gentes.

Nuevo libro

Aunque la pandemia ha echado tierra para siempre sobre muchos de los actos programados para rendir tributo al novelista vallisoletano, como reconocía ayer su hijo Juan Delibes, otros van materializándose, poco a poco. Es el caso de la publicación del libro de entrevistas Castilla sigue hablando (100 años de Miguel Delibes), realizado por el estudioso Jorge Urdiales y publicado por Ediciones Cinca.

El volumen fue presentado ayer en un encuentro virtual con su editor Joaquín Sastrón, su autor, el escritor y biógrafo Ramón García y el citado hijo de Delibes, que remarcó la «analogía muy estrecha» con Castilla habla, incluso «en el formato y en el estilo», publicada por el escritor en 1986 y celebró que Urdiales haya sido capaz de reencontrarse con algunos de los personajes que dejaron su testimonio, más de 30 años atrás, en aquel libro y en otros, como Alfredo Rodríguez, dueño de un palomar en Tierra de Campos, o Paulino, el guarda del río Omaña al que le dedica unas páginas de Mis amigas las truchas.

« A Castilla le dio voz Delibes , pero es que también la escuchó. Escribía prestando oído a las voces que le llegaban desde el campo y la ciudad. Y Castilla nunca ha dejado de hablar. Desde que comenzó a escribir siempre quiso que su literatura y su tierra estuviesen imbricadas», apuntó Ramón García, que firma el prólogo del libro.

Por su parte, Urdiales, responsable del diseño de las rutas turísticas por la provincia inspiradas en el escritor, y autor de otros volúmenes dedicados a él, como Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes y Diccionario de expresiones en Miguel Delibes, explicó que había tratado de «evidenciar cuál fue la Castilla que se pateó Miguel Delibes» y qué es lo que él ha podido «patear» de aquella». «Hay  cosas que han ido cambiando, como la caza y la pesca, por ejemplo. Hay costumbres que van desapareciendo, como el tener el santoral como referencia temporal. Los arroyos llevan hoy menos agua que en tiempos de Delibes, y hay menos cangrejos. También el lenguaje rural se ha ido perdiendo, ese que nombra el paisaje o los fenómenos meteorológicos, que ya sólo usan los más mayores», advirtió el autor de Castilla sigue hablando.

En su libro, Urdiales recoge los testimonios de Juan y Adolfo Delibes, quienes más acompañaron al escritor en su jornadas de pesca y caza. También habla con Herminio, el bichero de Vadillo de la Sierra, donde Delibes había estrenado coto en 1976. Y con Álvaro Monje, el niño que encarnara a El Nini en la adaptación de Las ratas que hiciera Antonio Giménez Rico para la gran pantalla –Urdiales Yuste también habla con el cineasta–. Y con Marceliano, un chaval que en los años 40 le espantaba las perdices al escritor en Villafuerte de Esgueva. Y con Rafael, un almendrero de Quintanilla de Onésimo hoy centenario, como lo hubiera sido Miguel Delibes. Y con Ángel Teijeira, un marinero que compartió vivencias con el escritor durante la Guerra Civil, en el buque Canarias. No faltan hombres y mujeres de  Medina de Rioseco, Villavaquerín, Esguevillas o Renedo, protagonistas aún de la Castilla delibesiana.