MEDIOAMBIENTE
Ecologistas denuncia que Castilla y León estuvo expuesta a aire perjudicial para la salud
La asociación detecta una mejoría de la calidad del aire por la menor duración de las altas temperaturas y la radiación solar este verano
La población castellana y leonesa volvió a respirar en 2024 un aire perjudicial para la salud en relación al ozono, puesto que casi todas las estaciones de medición registraron numerosas superaciones del valor octohorario recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así lo recoge el informe anual sobre la contaminación por ozono de Ecologistas en Acción con los datos recogidos entre el 1 de enero y el 30 de septiembre en 30 puntos de medición de la Comunidad.
En ese sentido, el estudio señala que los niveles de ozono han sido en Castilla y León “significativamente más bajos” que en 2022 y años anteriores a la pandemia de la COVID-19, en buena medida por la menor duración de las altas temperaturas y radiación solar durante este verano. Así, se han reducido las superaciones de la recomendación de la OMS en un estando en conjunto las registradas en 2024 entre las más bajas desde el año 2012.
La mejora de la situación fue en especial significativa en las aglomeraciones de Burgos, León y Salamanca y en la montaña norte de Castilla y León, con un descenso del número de días con mala calidad del aire de respectivamente el 61%, 17%, 42% y 43%, sobre la media de 2012-2019, tras el cierre entre 2018 y 2020 de las cuatro grandes centrales termoeléctricas de carbón del norte de la Comunidad. De manera puntual, el ozono aumentó en las estaciones de Miranda de Ebro (Burgos) y Soria, informa Ical.
En todo caso, casi todas las estaciones que miden este contaminante han seguido registrando durante 2024 por encima de 25 días de superación de la guía OMS, que son la referencia anual (en el promedio de tres años) establecida por la normativa para evaluarlo. Los peores registros se han dado en las estaciones San Martín de Valdeiglesias (Valle del Tiétar y Alberche), Segovia (montaña sur) y Medina del Campo (Duero sur), alcanzando respectivamente 87, 74 y 71 días de superación, hasta el 30 de septiembre.
No obstante, Ecologistas reconoce que los niveles de ozono han sido en Castilla y León “significativamente más bajos” que en 2022 y años anteriores a la pandemia de la COVID-19, en buena medida por la menor duración de las altas temperaturas y radiación solar durante este verano. Así, se redujeron las superaciones de la recomendación de la OMS en un estando en conjunto las registradas en 2024 entre las más bajas desde el año 2012.
Además, recordó que según el Instituto de Salud Global de Barcelona, la contaminación atmosférica ocasionó en Castilla y León un total de 644 muertes atribuibles al ozono entre los años 2015 y 2017, por exposición a niveles en conjunto superiores a los registrados en 2024. Durante el verano de 2024, el Instituto de Salud Carlos III estimó en Castilla y León un exceso de 215 muertes por el calor y el ozono.
Ecologistas en Acción cuestionó la información ofrecida a la ciudadanía. “No es ni adecuada ni ajustada a la gravedad del problema”, señaló para añadir que las estaciones del Ayuntamiento de Valladolid y de la Junta no están optimizadas para la medición del ozono, según el CSIC, lo que para la organización conservacionista restringe su representatividad. Por ello, ha solicitado su reubicación parcial ante el Tribunal Supremo.
También consideró “inaceptable” que tras casi tres años de vigencia, la Junta no haya ejecutado “ni un solo euro ni una sola de las 17 acciones” del Plan de Calidad del Aire por Ozono aprobado por el Gobierno autonómico en diciembre de 2021, y que fue anulado por el Tribunal Superior de Justicia en otra sentencia no firme en 2023, por su falta de concreción.
Finalmente, recordó que venció hace casi dos años el plazo el plazo para que los municipios de más de 50.000 habitantes establecieran zonas de bajas emisiones, para mejorar la calidad del aire y mitigar el cambio climático, sin que las ciudades de Castilla y León las hayan implantado. En su opinión, las previstas en Burgos, Salamanca o Valladolid serán “ineficaces por su mínimo tamaño o demora de aplicación”. Además, apuntó que Junta de Castilla y León y ayuntamientos (salvo el de Valladolid) tampoco se han dotado de protocolos de actuación frente a los episodios de mala calidad del aire por ozono.